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La Situación de los Ancianos en Argentina

Viernes, 13 de Febrero de 2004
Envejecimiento y vejez

Autor: Lic. David Zolotow, corresponsal de la RLG en Argentina. (Publicado por la RLG el 9-5-2002)

Como es sabido la situación socio económica política en Argentina es sumamente inestable y de una gravedad sin precedentes. Con casi 15 millones de habitantes sumidos en la pobreza, (el 40% de la población), y el aumento progresivo del desempleo y de la precariedad ; la evolución del precio del dólar con la consiguiente devaluación, estampida de precios y el aumento de la inequidad en los ingresos de los habitantes, es fácil presuponer que la situación de los mayores viene empeorando aceleradamente.

Desde 1991 se han congelado los montos jubilatorios. Más de la mitad de los cuatro millones de jubilados no superaba el haber mínimo de 150 a 200 pesos o dólares, un peso igual a un dólar, producto de la paridad imperante hasta diciembre del 2001 , ingreso insuficiente para vivir con el mínimo de dignidad y decoro previsto en la Constitución Nacional. Las organizaciones de Jubilados y Pensionados reclamaban un mínimo de 450 dólares o pesos para todos los mayores.

A partir de diciembre, con la renuncia del último presidente elegido en elecciones, ingresamos en una seguidilla de presidentes ( cinco en dos semanas ) el actual, que lleva casi tres meses en el cargo, manifestó al comienzo de su mandato que venia a lograr una Argentina distinta, que se iba a ocupar de los amplios sectores marginados, que iba a redistribuir los ingresos en forma más equitativa y que avanzaríamos en el camino de una sociedad más justa.

Loables intenciones en un país que arrastra una recesión de casi cuatro años, donde a pesar de realizar las reformas del Estado según el consenso de Washington,(1990) y estar asesorados y monitoreados por el FMI, la situación vino agravándose en forma constante.

A tres meses la devaluación de la moneda, que pasa de un peso un dólar a casi tres pesos por dólar, lo que constituye un triste récord internacional en países que liberan su mercado cambiario, llevan a que el haber mínimo haya pasado a 50 a 70 dólares, es decir los mismos 150 a 200 pesos, fijos de monto jubilatorio, cuando los productos de la canasta familiar han aumentado y lo continúan haciendo diariamente.

El país ha pasado de estar tercero a undécimo en el orden latinoamericano de acuerdo a su ingreso anual por habitante en dólares - periódico Pagina 12 del 31-3-02 - y el diario Clarín de la misma fecha refiere que el 10 % más rico del país recibe el 37.5% del PBI. Y el 10% más pobre el 1.7% , aumentando la brecha de inequidad existente.

Las medidas económicas tomadas en más de dos meses de gestión, vuelven a beneficiar a los grupos más poderosos económicamente que vieron pesificadas uno a uno sus deudas , luego de enviar remesas de dinero al exterior del país en el 2001 por valor superior a los 20.000 millones de la divisa americana.

Es que no existe límite a la voracidad de los grupos económicamente más poderosos? Y la solución pasa por volver a cumplir los preceptos y dictados del FMI ?

Una de las medidas para solucionar la crisis fue el llamado a concertación de todos los sectores sociales, tarea liderada entre otros por las más altas autoridades de la iglesia. Los comentarios de dichas autoridades dan cuenta que si no están todos dispuestos a ceder en sus pretensiones va a ser muy difícil resolver la dramática situación en que vivimos. En las homilías de Semana Santa, se realizó un enérgico llamada a comenzar las acciones concretas a favor de los desamparados, ya que las declaraciones no bastan.

El primer trimestre del 2002 marca un retroceso notable en la situación del país y, dentro de ésta, de los ancianos, no solo por el evidente deterioro de sus magros ingresos sino también por que prácticamente la obra social, que nuclea a los casi 4 millones de beneficiarios, Plan de Asistencia Médica Integral, Pami, ha dejado de prestar servicios y solo se atienden los casos más urgentes, debiendo recurrir muchas veces a los medios de comunicación para pedir ayuda y colaboración. No son solo los servicios médicos que interrumpieron su labor por atrasos en los pagos, sino que a esto hay que sumarle la falta de medicamentos en las farmacias, a pesar de los aumentos en los mismos.

En estos días el titular del Pami, anunció que este año se va a aplicar la vacuna antigripal solo a la mitad de los afiliados al sistema, ya que no hay presupuesto para cubrir a todos. Si no estamos en condiciones de realizar una prevención adecuada no será difícil imaginar el desenlace de esta situación.

La emergencia sanitaria y la reformulación en la ley de medicamentos, aceptando y promoviendo el uso de genéricos, todavía no han mostrado su eficacia a pesar de lo alentador de estas medidas.

Hay otras situaciones que gravitan sobre la situación de los ancianos, y en este caso abarcan a la población mayor que podemos ubicarla en una franja socio económica baja, media baja y media. Se trata de lo que se conoce como el famoso "corralito". Desde principios de diciembre con el fin de proteger a los bancos de la fuga masiva de depósitos, (los grandes depositantes y empresas ya habían remitido divisas al exterior) se pone un tope al retiro semanal de dinero de las cajas de ahorro en dólares, en pesos, cuentas corrientes etc. Mil pesos por mes o dólares es el tope. Cabe destacar que la mayoría de los bancos en Argentina, son extranjeros, producto de las reformas de la década del 90; han podido remitir a sus casas matrices divisas, pero no pueden hacer el camino inverso, lo que llevó al Ministro de Economía del gobierno delarruista a tomar esta medida que todavía persiste.

A quien afecta esta situación? A muchos pequeños ahorristas y mayores que confiaron al sistema bancario sus ahorros de toda una vida con el fin de afrontar los últimos años en mejores condiciones.

Ya ni en los bancos podemos confiar!!!, que nos devuelvan nuestro dinero!!! Son frecuentes estas expresiones por parte de ancianos en manifestaciones y actos de protesta que afortunadamente también aparecen en los últimos tiempos. Pero lo que está detrás de esta situación es la incertidumbre que generan estas medidas, la falta de un estado activo que proteja a sus ciudadanos. Este fracaso de la previsibilidad, de la confianza en las instituciones, también golpea a los mayores que ven desaparecer los esfuerzos de una vida de trabajo en aras de la protección de determinados grupos que son siempre los mismos beneficiarios de las políticas de los últimos años.

No nos enfrentamos en este caso con población carente de recursos, como en el caso de jubilados con haberes mínimos, pero si consideramos que esta situación es injusta para toda la población atrapada en el "corralito", en el caso de los mayores reviste mayor gravedad y es probable que repercuta negativamente en su diario vivir y su sistema de salud.

En Argentina sobre 36 millones de habitantes, casi el 10% tiene más de 65 años, y si tomamos la cifra de 60 años, nos encontramos con un 13.7%, casi cinco millones de mayores. Sobre este total, se estima que existen alrededor de 400.000 ancianos sin ningún tipo de ingreso ni cobertura previsional. Han sido atendidos por el Ministerio de Bienestar Social, a partir de planes alimentarios y subsidios especiales. Actualmente la situación de los mismos es mucho más grave y delicada. Hay atrasos y discontinuidad en los planes alimentarios y muchos no cuentan con familiares que los asistan. Son las o­nGs, las organizaciones religiosas, los que brindan un mínimo de atención.

Argentina no es solo la capital y alrededores donde se concentra la mayor parte de la población mayor. El mayor deterioro se observa en las provincias del norte del país que coinciden con ser las mas empobrecidas, con los índices de mortalidad infantil más elevados y donde la pobreza estructural afecta a casi el cincuenta por ciento de la población. Múltiples rostros del envejecer en un solo país, o muchas argentinas en una sola Argentina. Algunas provincias han emitido su propia moneda, que pierde valor frente al peso, y con estos bonos se pagan jubilaciones y pensiones, también se producen atrasos en los pagos.

Si bien el modelo económico alienta el individualismo y la competencia, en las actuales condiciones de crisis, se observan salidas creativas y solidarias. Muchos de los centros de jubilados que nacieron para brindar actividades recreativas y turismo, han adecuado su organización para constituirse en sedes de comedores comunitarios, algunos destinados a gente mayor, otros con comidas para toda la comunidad.

También organizaciones de mayores promueven la entrega de medicamentos, e incluso realizan tareas de voluntariado social a favor de sus pares y algunos a favor de toda la población.

Es evidente también la mayor participación e involucramiento en las nuevas formas organizativas que han aparecido en los últimos meses, asambleas barriales, movilizaciones y protestas callejeras, cacerolazos, etc.

Tradicionalmente los votos de los mayores han sido para los partidos políticos a quienes votaron habitualmente. Recién en los últimos años han aparecido agrupaciones que llaman a votar en defensa de sus pares, y defienden los intereses de los mayores. El defender intereses sectoriales y unirse de esta forma puede constituir una importante forma de presión social, ya que dos millones y medio de votos deciden las elecciones.

Para finalizar debe destacarse que la legislación nacional y provincial, prevé ingresos adecuados y dignos para todos los ciudadanos mayores, como asimismo adecuada atención socio sanitaria. Que se pase de los papeles a los hechos es la lucha de los mayores, acompañados por la sociedad toda, que el día de mañana también será anciana.