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Resultados de la Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento

Viernes, 13 de Febrero de 2004
Segunda Asamblea Mundial

La Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento adoptó en Madrid el Plan de Acción Sobre el Envejecimiento y una Declaración Política.

12 de Abril de 2002

(Publicado por la RLG el 30-04-2002)

Los textos del Plan de Acción y la Declaración Política definen los planes para dar una respuesta internacional que afronte las oportunidades y desafíos del envejecimiento de la población en el siglo XXI y promueva el desarrollo de una sociedad para todas las edades.

La Segunda Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento - que se ha celebrado en Madrid entre el 8 y 12 de abril - fue convocada para proporcionar un foro de cooperación entre los Gobiernos y sociedades para diseñar políticas que ayuden a asegurar que las personas mayores continuarán contribuyendo a la sociedad de una forma significativa y al máximo de sus habilidades. Trabajando en paralelo con el plenario de la Asamblea, la Comisión tuvo la responsabilidad de finalizar el trabajo sobre el Plan de Acción y la Declaración Política. Para hacer el mejor empleo del tiempo posible, la Comisión decidió trabajar en ambos textos simultáneamente en dos grupos de trabajo.

Ambos documentos expresan el compromiso de los Gobiernos mundiales de tomar iniciativas a todos los niveles, tanto nacionales como internacionales, en tres direcciones prioritarias: personas mayores y desarrollo, mejoras en la salud y el bienestar de la población mayor y garantías de un ambiente favorable y propicio. Los dos documento reconocen que, a la vista de un profundo envejecimiento de la población, nuestras sociedades necesitarán estrategias prácticas y concretas centradas en las realidades sociales, culturales , económicas y demográficas del nuevo siglo.

La Comisión Principal ha adoptado el informe en dos partes (documento A/CONF/MC/L.1 y addenda 1 a 8). Este informe contiene la organización de los trabajos y una serie de enmiendas acordadas tanto para el Plan de Acción Internacional como para la Declaración Política.

Plan de Acción Internacional

El Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento, 2002, (documento/A/CONF.197/3/Add.2, como se enmendó en el adendum 3,5 y 8) requiere un cambio de actitud, de la política y de la práctica de todos los sectores para aprovechar el enorme potencial que el envejecimiento supone en el siglo XXI. Según el texto, todas las personas mayores deberían poder envejecer con seguridad y dignidad, y continuar formando parte de la sociedad como ciudadanos de pleno derecho.

El Plan tiene como objetivo que las personas mayores puedan disfrutar plenamente de sus derechos humanos, envejezcan de forma segura y fuera del alcance de la pobreza, participen plenamente en la vida económica, política y social, y tengan la posibilidad de realizarse en su edad más avanzada. También se centra en la eliminación de la violencia y la discriminación de las personas mayores, la igualdad de género, la importancia vital de la familia, la asistencia sanitaria y la protección social de las personas mayores.

Los Gobiernos son ante todo los responsables de la aplicación del Plan de Acción, pero las asociaciones intergubernamentales, las sociedades civiles, el sector privado y las personas mayores está también implicadas.

Las acciones concretas para hacer efectivo el Plan fueron propuestas de acuerdo a tres prioridades:

- las personas mayores y el desarrollo,

- la promoción de la salud y el bienestar en edades avanzadas,

- y un entorno que favorezca el desarrollo integral.

La primera prioridad : Los mayores y el desarrollo

Se centra en ocho cuestiones que requieren una acción: Los mayores, y de este modo permitir su participación activa en la sociedad. Los Gobierno deberían fomentar la participación de las personas mayores en la toma de decisiones, creando oportunidades de empleo para aquellos que deseen trabajar, y fomentando las condiciones de vida y las infraestructuras en las zonas rurales. Igualmente deberían mitigar la pobreza en las zonas rurales y entre las personas mayores en general favoreciendo la integración de las personas mayores que emigran en las nuevas comunidades y promoviendo la igualdad de oportunidades para su acceso a la educación y al aprendizaje.

También se anima a los Gobiernos a aplicar políticas que fomenten el acceso a la enseñanza de los trabajadores de edad avanzada. Se fija el 2015 como objetivo para mejorar en un 50% la alfabetización de los adultos, especialmente las mujeres, así como un acceso igualitario a una formación básica y continuada de todos los adultos. Otras recomendaciones sobre las prioridades de desarrollo incluyen fortalecer la solidaridad intergeneracional y asegurar los ingresos mínimos suficientes para todas las personas mayores. En situaciones de emergencia, las personas mayores deberían tener un acceso en términos de igualdad a los alimentos, a un lugar de acogida, a la sanidad y a otros servicios. También se insta a adoptar medidas para proteger y asistir a las personas mayores en conflictos armados y durante ocupaciones extranjeras, incluyéndose servicios de rehabilitación física y psicológica para los incapacitados en esas situaciones.

En cuanto a la segunda prioridad:

fomentar la salud y el bienestar de las personas mayores.

Los Gobiernos deberían reducir los efectos de factores que incrementan la enfermedad y la dependencia de las personas mayores, desarrollar políticas de prevención de enfermedades y proporcionarles acceso a los alimentos y a una nutrición adecuada. Las necesidades y los puntos de vista de las personas mayores deberían ser tomados en cuenta en la formulación de la política sanitaria. Los Gobiernos tendrían también que trabajar para eliminar las desigualdades económicas y sociales en función de la edad, género u otros aspectos, desarrollando y reforzando la asistencia sanitaria primaria y fortaleciendo los servicios sociales primarios y a largo plazo.

La prioridad sanitaria también anima a los Gobiernos a que promuevan un cuidado continuo, desde la prevención de enfermedades hasta el acceso a la asistencia primaria y el tratamiento de enfermedades graves de las personas mayores. También se pide a los Gobiernos su respaldo para la mejora de los servicios sanitarios y sociales, incluyendo la asistencia paliativa para las personas mayores que sufren enfermedades dolorosas o incurables. Los Gobiernos tendrán que trabajar para asegurar la integración de la asistencia paliativa dentro de la asistencia sanitaria general y desarrollar estándares de formación en asistencia paliativa, así como promover visiones multidisciplinares de todos los servicios que presten este tipo de asistencia.

Dentro de las prioridades sanitarias se incluye la recomendación de mejorar la evaluación del impacto del SIDA-VIH en la salud de las personas mayores, particularmente en los países en desarrollo,   facilitar información adecuada y formación a las personas mayores que conviven con el SIDA-VIH y a quienes les cuidan. Habría que desarrollar los servicios de salud mental, facilitar el tratamiento y se debería permitir a las personas mayores con discapacidades físicas participar activamente en la sociedad.

La tercera prioridad:

crear un entorno favorable y propicio.

 Incluye recomendaciones para mejorar las condiciones de vida y de vivienda de las personas mayores, para promover una visión positiva del envejecimiento y para fomentar la concienciación pública sobre la importante contribución de las personas mayores. También se refiere a la necesidad de que las personas mayores tengan acceso pleno a medios de transporte accesibles y de que se respalde el papel que cumplen como cuidadores. También se recomienda crear servicios de apoyo para luchar contra el abuso de los más mayores.

La sección final del Plan de Acción describe medidas nacionales e internacionales orientadas a su aplicación adecuada y su seguimiento.

Señala que un primer paso crucial hacia su aplicación sería encauzar el envejecimiento y las preocupaciones de las personas mayores en el marco del desarrollo nacional y de las estrategias para erradicar la pobreza. Subraya que las organizaciones no gubernamentales (ONG) son fundamentales para respaldar los esfuerzos de los Gobiernos a la hora de aplicar, evaluar y revisar el Plan. Se debería dedicar investigación y tecnología a estudiar las implicaciones individuales, sociales y sanitarias del envejecimiento, particularmente en los países en desarrollo.

A nivel global, se necesita urgentemente una mayor coherencia, un buen gobierno y mayor consistencia en el sistema internacional monetario, financiero y de comercio. El Plan insta a una acción rápida y concertada para afrontar los problemas de deuda de los países en desarrollo. Se requiere un incremento sustancial en la ayuda oficial al desarrollo si se quiere que esas naciones alcancen los objetivos de desarrollo acordados. Se insta a los países desarrollados a realizar esfuerzos concretos para alcanzar la meta del 0,7 por ciento de su PIB como ayuda oficial al desarrollo a los  países menos desarrollados.

 

La Declaración Política

(Documento A/CONF.197/3/add.1, tal y como fue enmendada por el Add. 4 y por A/CON.197/MC/L.1/add.1, 4, 6 y 7)

Enfatiza que para complementar los esfuerzos nacionales para ejecutar en su totalidad el Plan de Acción Internacional, es esencial una cooperación reforzada. La Declaración anima a la comunidad internacional a llevar más allá la cooperación entre todos los actores involucrados. Reconoce que el mundo está experimentando una transformación demográfica sin precedentes, que desafía a todas las sociedades a dotar de más oportunidades a las personas mayores. Los Gobiernos expresaron su determinación a realzar el reconocimiento de la dignidad de las personas mayores y a eliminar todas las formas de negligencia, abuso y violencia.

Los Gobiernos también se han comprometido a no escatimar esfuerzos para la promoción de la democracia; reforzar el estado de derecho; promover la igualdad de género, los Derechos Humanos y las libertades fundamentales y eliminar todas las formas de discriminación, incluyendo la discriminación por edad, reconociendo que las personas a medida que envejecen, deben disfrutar de una vida plena, sana, segura y con una participación activa en la vida cultural, social, económica y política de sus sociedades.

Los Gobiernos también se comprometieron a ayudar y asistir a las personas mayores en situaciones de conflictos armados y ocupación. Se requirió una acción concertada para permitir a los hombres y a las mujeres que aprovechen todas las oportunidades, alcancen una calidad de vida a medida que envejecen y tengan garantizados los sistemas de apoyo, construyendo de esta forma el fundamento de una sociedad para todas las edades.

La Declaración toma nota de los considerables obstáculos que tienen los países en desarrollo para conseguir una mayor integración y participación en el mundo económico, en particular los países menos desarrollados, así como los países con economías en transición. A menos que los beneficios sociales y las economías en desarrollo se   extiendan a todos los países, un número creciente de personas,   particularmente las personas mayores, quedarán marginadas de la economía mundial.

Con esto en mente, los Gobiernos reconocieron la importancia de incluir el envejecimiento en las agendas de desarrollo, así como en las estrategias para erradicar la pobreza y para alcanzar una participación plena de los países en desarrollo en  la economía global.

Enfatizando la necesidad de incorporar el envejecimiento a las estrategias sociales, económicas y políticas, los Gobiernos  reconocieron que las políticas específicas dependerán de las condiciones de cada país. También reconocieron la necesidad de   incorporar una perspectiva de género en todas las políticas y  programas para que tomen en cuenta las necesidades y experiencias de las mujeres y de los hombres.

Para abordar los retos asociados al envejecimiento, la Declaración  también subraya la importancia de la investigación internacional en  asuntos relacionados con el envejecimiento, el acceso a la educación y los programas formativos, a que las personas mayores tengan un papel más relevante y a la necesidad de crear oportunidades para las personas mayores, de modo que puedan continuar trabajando tanto como  deseen. Los Gobiernos también reconocen la necesidad de reforzar la solidaridad entre generaciones y fomentar las relaciones de interés mutuo entre generaciones.

La Declaración también destaca la responsabilidad de los Gobiernos a la hora de asumir el liderazgo en asuntos de envejecimiento y de aplicar el Plan de Acción, pero señala que es esencial la colaboración efectiva entre las administraciones nacionales y locales, los organismos internacionales, las personas mayores mismas   sus organizaciones, otros miembros de la sociedad civil y el sector privado. La aplicación del Plan requerirá por lo tanto la asociación y la implicación de muchos elementos, incluidas las organizaciones profesionales, corporaciones, trabajadores, instituciones de investigación, académicas, educativas y religiosas, así como los medios de comunicación.

Los Gobiernos también subrayaron el importante papel de las Naciones Unidas a la hora de ayudar en la aplicación, el seguimiento y el control del Plan a nivel nacional.

"El potencial de las personas mayores es un fundamento importante para el desarrollo futuro, que permite a la sociedad confiar cada vez más en la destreza, experiencia y sabiduría de las personas mayores,  no sólo para asumir el liderazgo de su propia mejora, sino también para participar activamente en el conjunto de la sociedad", afirmaron los representantes de los Gobiernos. Para mayor información y noticias sobre la Asamblea visita el sitio de web:http://www.un.org/spanish/envejecimiento/cobertura/