El creciente aumento de la longevidad y el  envejecimiento poblacional, exige poner nuestros mayores esfuerzos en promover  un cambio cultural que libere nuestras formas de pensar la vejez,  resignificándola como un momento vital y extenso que requiere de una  preparación temprana y adecuada.
Se trata de una tarea compleja y ardua que  requiere de polÃticas públicas que posibiliten la puesta en marcha de procesos  sistemáticos de constitución de un nuevo mapa micro y macro relacional, que  haga emerger capacidades para aprender a conciliar tanto en el espacio familiar  como social, los intereses diversos devenidos de las caracterÃsticas y  necesidades propias del momento de la vida por el cual se atraviesa.  La educación –formal e informal-, unida a una  convicción profunda de respeto a los derechos humanos y económico  sociales,  debe y puede convertirse en  una herramienta poderosa que contribuya a  encauzar este urgente cambio cultural que reclama la constitución de una  sociedad para todas las edades. 
Sabemos que las imágenes negativas de la  vejez, inducen a temerla.  De ahà que  para avanzar hacia una adecuada preparación para la vejez, sea  imperioso trabajar por disolver estereotipos  existentes sobre la vejez.  La forma como  llevemos adelante esta tarea, reviste suma importancia para no contentarnos en  el facilismo de visibilizar únicamente al segmento de adultos mayores más  jóvenes, sin hacernos cargo de fomentar la inclusión y resguardo de los derechos  de los adultos mayores más frágiles y de más avanzada edad.  Es precisamente en la generación de espacios  sociales plurales e irrestrictos, donde se puede anidar la posibilidad de  hallar las claves para una adecuada y oportuna preparación para la vejez. 
Hasta ahora se ha dado más énfasis en la  preparación para una vejez saludable, el reto actual pasa por hacer florecer  una nueva cultura de la vejez.
Ximena Romero – Coordinadora RLG
Christel Wasiek – Asesora de 
1 de  Septiembre de 2006.