(Publicado por la RLG el 3-4-2002)MADRID, 5/9 de abril de 2002
DOCUMENTO BÁSICO PARA LAS ÁREAS TEMÁTICAS:
- DEUDA EXTERNA Y SITUACION DE LAS PERSONAS MAYORES EN LOS PAISES POBRES DEUDORES
- EL ENVEJECIMIENTO EN LOS PAÍSES EN FASE DE DESARROLLO: POR LA IGUALDAD DE TRATO Y DE DERECHOS
- LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS MAYORES EN RELACION CON LA SALUD
DEUDA EXTERNA Y SITUACION DE LAS PERSONAS MAYORES EN LOS PAISES POBRES DEUDORES
La deuda externa de los países pobres se ha convertido en un mayor obstáculo para el desarrollo emprendido en estos territorios. Al dedicar importantes recursos financieros generados por sus economías ya de por sí muy debilitadas al pago del servicio de la deuda, los países pobres realizan que el desarrollo al que aspiran no es posible sin una solución eficaz y satisfactoria tanto para ellos como para los países acreedores. Muchas han sido las propuestas sugeridas para alcanzar esta solución. Entre otras, podemos citar el Plan Baker en 1985, y posteriormente el Plan Brady anunciado en 1989. Ambos no tuvieron el efecto positivo esperado sobre las economías de los países pobres endeudados. Las medidas de ajuste estructural propuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial llegaron a agravar una situación ya difícil, caracterizada por una inflación y la pérdida del poder adquisitivo de diferentes capas de las poblaciones. La congelación de los gastos públicos (subvenciones a los hospitales y a las escuelas) y de los sueldos de funcionarios, así como la devaluación de la moneda local como condición impuesta por las instituciones arriba mencionadas para ayudar a estabilizar la economía con la aportación de nuevos capitales, contribuyeron al deterioro de las condiciones de vida en la mayoría de los países deudores. Muchos servicios sociales y del sector de la salud dejaron de funcionar al no recibir las subvenciones necesarias. Se asistió al nacimiento de la economía informal como medio para sobrevivir. En este triste ambiente de pobreza y crisis, las personas mayores han sido las primeras víctimas.
IMPACTO DE LA DEUDA EN LOS PAISES POBRES ENDEUDADOS Y SU PESO SOBRE LA SITUACION DE PERSONAS MAYORES
Reducción de las inversiones tanto locales como extranjeras
El deterioro de la situación económica en los países pobres a causa de una carga exagerada de la deuda externa, ha propiciado en la mayoría de los casos, un ambiente de desconfianza que ha contribuido a la fuga de los capitales locales y a la reducción de las inversiones extranjeras. Si estos capitales ayudaban a sostener la economía gracias a los efectos inducidos que aportaban un cierto equilibrio necesario para el funcionamiento de algunos servicios sociales, su reducción ha provocado el desequilibrio hasta debilitar la economía que ya no soporta la carga no sólo de la deuda, sino también de las propias demandas sociales. La consecuencia de esta nueva realidad es la falta de inversiones en nuevas infraestructuras sociales como la construcción de nuevos centros sanitarios, de escuelas y centros de ocio. Y las personas mayores han sido los parientes pobres de toda esta situación. Si el Estado no ha sabido invertir en la construcción de escuelas para la juventud que se supone ser el futuro de la nación, tampoco lo ha podido en la construcción de centros de ocio para las personas mayores que, en la mayoría de estos países, son consideradas como una carga inútil para el gobierno.
Reducción de esperanza de vida
El deterioro de las condiciones de vida, el resurgimiento de enfermedades y la falta de cuidados médicos adecuados en un ambiente de hambre y pobreza ha disminuido la esperanza de vida, hipotecando a veces el futuro de muchos de estos países. La tasa de mortalidad alcanzado por el SIDA en algunos países que no saben hacer frente a esta enfermedad por falta de recursos financieros necesarios, es elocuente. En este ambiente, las personas mayores son las que pagan caro al encargarse, a veces, de los miembros de familia enfermos de SIDA y abandonados a su suerte.
Caída del nivel y deterioro de la calidad de vida de la población en general y de las personas mayores en particular
La pérdida del poder adquisitivo por el carácter vertiginoso de la inflación ante la congelación de los sueldos y la devaluación de la propia moneda local, no ha hecho más que contribuir a la caída del nivel de vida y al deterioro de la calidad de vida en los países deudores. Por su edad, las personas mayores han sido las primeras afectadas por estos cambios negativos.
Aumento de la pobreza absoluta con mayores como primeras víctimas
Según el Informe sobre el Desarrollo Humano del PNUD, la pobreza en los países deudores ha aumentado ganando nuevos sectores poblacionales. En estos países, muchas personas viven con un dólar diario, es decir, por debajo de lo que se considera como el umbral de la pobreza. En otros términos, es una vida llevada en un ambiente invadido por una pobreza indescriptible en el que las personas mayores llevan la peor parte de esta triste experiencia.
PROPUESTAS RECIENTES PARA LA MEJORA DE LA SITUACION
Iniciativa PPME y la parte correspondiente a los mayores
En septiembre de 1996, el Comité Interino del FMI y el Comité de Desarrollo del Banco Mundial lanzaron la denominada "Iniciativa HIPC (Heavily Indebted Poor Countries" o en castellano "Iniciativa PPME (Países Pobres Muy Endeudados)", la cual consistían en ayudar a los países que en ella se incluyeran, en el empeño de alcanzar una situación de endeudamiento sostenible a medio plazo. En el fondo, la Iniciativa PPME busca aliviar la carga de la deuda liberando en beneficio del país deudor recursos financieros necesarios para luchar contra la pobreza, mantener los servicios sociales demandados por la población y para sostener el crecimiento de la economía local. En este sentido, se prevé que, en las etapas iniciales de la aplicación de la Iniciativa PPME, el gobierno del país deudor emprenda la elaboración de un documento denominado "Poverty Reduction Strategy Paper (PRSP)" con amplia participación de la sociedad civil, los acreedores bilaterales y los bancos de desarrollo regional. Al analizar varios PRSP elaborados por los gobiernos beneficiarios de la iniciativa PPME, se nota la ausencia de previsiones de inversión dedicadas a la mejora de la situación de las personas mayores. Ante este olvido, el Foro debe sugerir que el alivio de la carga de la deuda externa mediante la Iniciativa PPME, tenga también un foco orientado hacia la situación de las personas mayores de modo que los recursos liberados tengan un porcentaje aceptable a dedicar en la creación de infraestructuras y servicios a favor de las personas mayores.
La tasa Tobin y la parte correspondiente a los mayores
En 1972 se propuso la conveniencia de aplicar un impuesto de entre el 1 y el 2,5 por mil sobre las transacciones en divisas en los mercados financieros internacionales con el fin de reducir la especulación que provoca, en varias ocasiones, la inestabilidad que ha aquejado al sistema financiero internacional desembocando, a veces, en crisis graves. Se quiso ir más allá pidiendo que las cantidades generadas con la aplicación de esta tasa esté dedicada a los proyectos de desarrollo y a la lucha contra la pobreza en el mundo. Es un lugar de afirmar que estas iniciativas no tienen que pasar por alto la situación de las personas mayores.
DOCUMENTO BÁSICO PARA EL ÁREA TEMÁTICA: EL ENVEJECIMIENTO EN LOS PAÍSES EN FASE DE DESARROLLO:
POR LA IGUALDAD DE TRATO Y DE DERECHOS
Para el año 2025, el número de personas mayores residentes en países en desarrollo se habrá duplicado, para sumar más de 850 millones, alcanzando el 12 por ciento de la población en los países en desarrollo. Este porcentaje habrá subido al 20 por ciento en el 2050. Actualmente, las estrategias internacionales para la reducción de pobreza no toman medidas ante este cambio demográfico inminente, y los sistemas gubernamentales y recursos estatales siguen sin cubrir las necesidades básicas y las expectativas de las personas mayores. Los derechos económicos, civiles, sociales y políticos de las personas mayores, enmarcados en la Declaración de Derechos Humanos de 1948 y ratificados en los Principios a favor de las personas mayores (1991), son vulnerados con frecuencia.
La comunidad internacional tiene que tomar medidas, en todos los países del mundo, ante el envejecimiento de la población. Pero los países carentes de recursos, que se enfrentan a la pobreza, a conflictos bélicos, a desastres naturales, y a enfermedades endémicas (incluyendo VIH/SIDA, tuberculosis y malaria), tienen necesidades especiales que precisan soluciones urgentes. El envejecimiento de la población en el mundo desarrollado es el reto más importante de nuestra era, y nuestra reacción a este reto, en los albores del siglo 21, determinará –para bien o mal— el futuro de todas las generaciones, jóvenes y mayores.
LOS TEMAS PRINCIPALES
Hay una revolución demográfica en curso. La tendencia de altas tasas de natalidad y de mortalidad se ha invertido. En 1950, la población mundial de personas de más de 60 años sumaba 200 millones. En el 2025, esta cifra habrá subido a 1,200,000 millones. El envejecimiento de la población es un éxito de este siglo, debido en gran parte a mejoras en la calidad de agua y nutrición. Pero para la mayoría de los ancianos de países pobres, que viven en o están al borde de la pobreza, el futuro augura grandes incertidumbres y una pobreza asegurada.
Un ritmo de cambio sin precedentes. Jamás se ha visto un aumento tan rápido, amplio, y generalizado en el número de personas mayores. Por primera vez en la historia, la mayoría de las personas de todos los países que llegan a la edad adulta tienen una expectativa de vida de más de 50 años. Esto es un cambio demográfico anunciado, y podemos hacer planes para enfrentarnos con ello. A diferencia de otros cambios sociales y económicos, se puede estimar con un alto grado de fiabilidad el número de personas mayores que habrá en el futuro. Ya han nacido todas las personas que cumplirán más de 65 años durante la primera mitad del siglo 21. Si no queremos que la vejez sea sinónima de pobreza endémica, hay que reconducir las políticas y recursos actuales para dar apoyo a las personas mayores --ahora.
La mayoría de las personas mayores viven en países en desarrollo. El hecho de que la esperanza de vida sea menor en los países en desarrollo no significa que no vivan en ellos personas mayores. Quienes superan las enfermedades de infancia –incluso en los países más pobres—tienen buenas posibilidades de alcanzar la vejez. Dentro de 25 años el número de ancianos de los países en desarrollo habrá alcanzado 850 millones --más del doble de la cifra actual-- para formar el 12% de la población mundial. En el 2020, la proporción de la población mayor de 65 años en países como Argentina, Cuba, Sri Lanka y Tailandia superará a la de los Estados Unidos. Hoy, el 61% de la población mundial mayor de 60 años vive en países en desarrollo. En 2025 esta cifra habrá subido al 70%.
Los problemas de la pobreza se multiplican con el envejecimiento. En los países en desarrollo, el envejecimiento es frecuentemente sinónimo de mala nutrición, mala salud, desempleo, infravivienda, abandono, abusos y aislamiento. En una vida de pobreza y privaciones, no cabe el concepto (ni la posibilidad) de ´ahorrar para el día de mañana´. En la vejez, muchas personas pasan a perciben sólo una fracción de unos ya exiguos ingresos, y los bienes materiales que han acumulado suelen ser de muy poco valor. Los ancianos que forman parte de poblaciones desplazadas y desarraigadas se encuentran incluso más aislados y vulnerables que la media. En muchos casos, no conservan los documentos que les permitiría acceder a ayudas a las que tienen derecho, en otros carecen de documentación personal, y como indocumentados, no existen para la administración.
El envejecimiento es un tema de la mujer. Las mujeres gozan de mayor esperanza de vida en casi todos los países, ricos y pobres. Sólo en Asia hay más de 144 millones de mujeres mayores –más que en todos los países desarrollados juntos-- cifra que habrá subido a 355 millones en el año 2025. En la África subsahariana se estima que el número actual de mujeres mayores (15 millones) aumentará hasta los 33 millones para el 2025. Las mujeres mayores suelen ser viudas. En 1990, China censó a 21,5 millones de viudas, más que en toda Europa. Las mujeres mayores desplazadas por conflictos bélicos tienen más posibilidades de perder a sus maridos durante el servicio militar, o debido a la vulneración de derechos humanos dirigida a los hombres mayores.
Son mucho más vulnerables en situaciones de conflicto y de desastre. En estas situaciones, que obligan a familias y a comunidades enteras a huir, los mecanismos protectores del día a día desaparecen, y el nivel de riesgo de las personas mayores se dispara. Como refugiados, los ancianos no son un grupo prioritario para las agencias que se ocupan de los refugiados y de servicios humanitarios. Muchos presentan complicados cuadros de salud, o padecen enfermedades crónicas, que no son atendidos en los campos de refugiados, centros colectivos, o familias de acogida. Los programas de rehabilitación y de reconstrucción pocas veces tienen en cuenta el deseo de los mayores de ser independientes, o de poder ayudar a su familia y a la sociedad. Ante un desplazamiento inevitable, muchas familias dejan a sus ancianos atrás, bien para proteger la propiedad abandonada, bien porque no soportarían el ritmo de la huida o porque no quieren marcharse. Pero hay muy pocas organizaciones de ayuda que se ocupan de los ´ancianos abandonados´. Y si éstos pertenecen a una minoría étnica, el riesgo físico que corren es incluso mayor.
La pobreza, no el declive de la familia, es el mayor enemigo de una vejez independiente La mayoría de los ancianos del mundo viven en sus propias casas, en estrecho contacto con sus familias y comunidades. Estudios científicos han comprobado que las redes de apoyo familiar son tremendamente resistentes. Pero la extrema pobreza y la necesidad de emigrar para conseguir trabajo suponen una carga añadida que merma la capacidad de la familia para cuidar de sus mayores. A medida que baja la tasa de natalidad, y sube la esperanza de vida, menor es el número de hijos para colaborar en el cuidado de unos padres mayores y dependientes. Las familias humildes y pobres acusan especialmente estas circunstancias.
Persisten muchos impedimentos a una vejez saludable. Una mujer de 40 años, tras una vida de malnutrición, múltiples embarazos y duro trabajo físico ya se encuentra en el umbral de la vejez. Muchas de las personas mayores que viven en países en desarrollo padecen enfermedades crónicas, pero sus países no han alcanzado el nivel de desarrollo socioeconómico necesario para poder garantizarles un envejecimiento saludable. Las personas mayores que han sido obligadas a desplazarse o a refugiarse padecen incluso mayores problemas de salud, debido a las interrupciones en su tratamiento, los largos viajes, y las malas condiciones de los centros colectivos e improvisados campamentos.
VIH/SIDA. Una pesada carga para las personas mayores. El cincuenta por ciento de los huérfanos del SIDA –7,8 millones sólo en África subsahariana—están a cargo de personas mayores. El SIDA supone problemas personales, sociales y económicos para las personas mayores. Deben enfrentarse con el estigma social, la pérdida de familiares, gastos funerarios y el gasto añadido de hacerse cargo de los huérfanos, sumado a la pérdida de los ingresos de los hijos. Y también pueden contagiarse, pero en muchos casos, debido a su ignorancia de la enfermedad, no reciben tratamiento. Existen pocos datos sobre el VIH y las personas mayores, ya que actualmente, sólo se recogen datos sobre personas de hasta 49 años de edad.
La mayoría de los ancianos de países en desarrollo siguen trabajando en la vejez. El cincuenta por ciento de todas las personas mayores sigue trabajando en la vejez en actividades no remuneradas, como el cuidado de niños, pequeño comercio y labores agrícolas a pequeña escala, ninguna de las cuales queda reflejada en las estadísticas oficiales. Si existen sistemas de pago de pensiones, no llegan a quienes han invertido una vida de trabajo en el sector informal. Y cuando los conflictos armados o desastres naturales destruyen sus fuentes de ingresos, es raro el caso en el que reciban ayuda económica para reestablecerse.
La vejez impide la realización de los derechos humanos. La Declaración de Derechos Humanos de la onU ha cumplido cincuenta años, y aún persisten muchas barreras para que las personas mayores puedan disfrutar de sus derechos. La vejez les impide disfrutar plenamente de los servicios y apoyo a los que tienen derecho, por motivos unas veces obvias, y otros, ocultos. Los Principios a favor de las Personas Mayores, adoptados en 1991, no se han desarrollado, ni se han llegado a enmarcar en un a carta de derechos vinculante, y de obligado cumplimiento para todos los Estados. Faltan sistemas y estructuras para identificar, proteger y asegurar los derechos humanos fundamentales de las personas mayores en situaciones de emergencia.
La gente mayor supone un recurso social insustituible. El importante papel que las personas mayores desempeñan ante sus familias y comunidades pasa desapercibido para la mayoría de los políticos, quienes emplean calificaciones generales y fáciles, como ´pasivos´ o ´desamparados´, en referencias pasajeras -- sin valorar la realidad de estas vidas. A la gente mayor, se les considera una carga social y económica, pero no es así. Facilitar su plena participación en la vida familiar y comunitaria es una buena inversión social. La gente mayor aporta una valiosa experiencia, además de habilidades y conocimientos, todos ellos imprescindibles en la reconstrucción de la vida familiar y comunitaria tras situaciones de emergencia.
¿QUÉ HAY QUE HACER?
Asignar a las personas mayores una proporción justa de los recursos nacionales e internacionales.
- Tomar medidas para reducir la pobreza de la gente mayor. Dichas medidas deben aprovechar la experiencia de la gente mayor, fomentar sus contribuciones y servir sus necesidades.
- Trabajar con quienes establecen las políticas para fijar objetivos de desarrollo que reconozcan las aportaciones de los mayores a la sociedad a la vez que efectúan un seguimiento en temas claves como la reducción de pobreza, estado de salud y ayudas a mejorar sus ingresos.
Apoyar a las personas mayores en su papel de cuidadores
- Presionar para conseguir la implantación de estrategias nacionales e internacionales que cambien actitudes sociales y cubran las necesidades básicas de la gente mayor.
Reconocer los derechos humanos de la gente mayor y los beneficios que puede aportar el envejecimiento para el desarrollo humano.
- Tomar acción contra la discriminación por la edad, especialmente la discriminación hacia las mujeres.
- Educar a los mayores respecto de sus derechos, animándoles a presionar a las autoridades nacionales e internacionales a implantar cambios que beneficien a los mayores.
- Garantizar una protección social adecuada e ingresos mínimos asegurados en la vejez.
Disponibilidad de programas de formación y educación sobre créditos a las personas mayores de 50 años
- Mejorar la seguridad económica de las personas mayores a través de proyectos generadores de ingresos; la cesión de créditos; actividades agrícolas y del campo; alfabetización e formación jurídica.
Subvencionar los gastos sanitarios de las personas mayores
- Prestar servicios sanitarios y sociales; atención primaria; formación en cómo cuidar a las personas mayores; cuidado de mayores en el domicilio y centros de día; residencias; ayudar con necesidades básicas como vivienda y agua.
Erradicar la violencia contra la gente mayor
- Emprender investigaciones y desarrollar trabajos prácticos y políticas en áreas que afectan a las personas mayores: nutrición, VIH/SIDA, violencia y abusos.
Incluir y consultar a las personas mayores en la planificación y puesta en práctica de ayuda humanitaria prestada en situaciones de emergencia y en la reconstrucción y rehabilitación después de crisis humanitarias y desastres naturales.
- Responder a la acusada vulnerabilidad de los ancianos en casos de conflictos bélicos y desastres naturales; procurar mejorar su resistencia y recuperación; enfatizar la importancia del papel de los mayores en situaciones de emergencia y de reconstrucción.
Asegurar que los que hacen las políticas escuchan a los mayores y que las acciones tomadas responden a sus consejos.
- Ayudar a fortalecer las estructuras, sistemas y formatos de trabajo en los foros y asociaciones de personas mayores y en organizaciones de esta índole.
- Fomentar la creación de redes locales que favorezcan la calidad y el nivel de cooperación.
- Difundir conocimientos, compartir aprendizajes, y elevar el nivel de comprensión general hacia los mayores, el envejecimiento e intereses afines.
Establecer normas y prácticas internacionales para las políticas públicas sobre el envejecimiento.
- Presionar para conseguir la participación directa de los mayores en la planificación e implantación de iniciativas de investigación y de políticas que les afecten.
- Hacer campaña para conseguir la aprobación de los Principios de las Naciones Unidas a favor de las Personas Mayores como acuerdo vinculante (que cubre la Independencia, Participación, Cuidados, Realización Personal y la Dignidad)
DOCUMENTO BÁSICO PARA EL ÁREA TEMÁTICA: LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS MAYORES EN RELACION CON LA SALUD
I. MARCO DE REFERENCIA
La Declaración Internacional de los Derechos Humanos, no incluye ninguna disposición específica con respecto a las personas mayores. De hecho, cuando los artículos 2. de la Declaración de los Derechos Humanos, del pacto Internacional sobre derechos Económicos, Sociales y Culturales, y del Pacto sobre Derechos Civiles y Políticos, señalan ejemplos de causa de discriminación, no mencionan la edad.
Sin embargo, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó los principios en favor de las personas de edad por medio de la resolución 46/91 del 16 de diciembre de 1991, que exhortaba a los gobiernos a que incorporasen estos principios en sus programas nacionales.
Los principios en favor de las personas de edad se refieren a la independencia, la participación, los cuidados, la autorrealización y la dignidad a que estas personas tienen derecho.
Si utilizamos como referencia estos principios y los trabajos que ha venido desarrollando la OMS. respecto al envejecimiento, nos gustaría basar las intervenciones en la promoción e implantación de escenarios que permitan mejorar la condiciones de salud en todo el ciclo vital de las personas y particularmente en la vejez. De manera que estas personas tengan acceso a las condiciones socioeconómicas que les permitan la autosuficiencia en condiciones dignas, así como la posibilidad de permanecer integradas en la sociedad y participar en la formulación de políticas que afecten directamente su bienestar.
Teniendo en cuenta que la población mayor de 60 años está cerca de los 600 millones de personas, de las cuales dos terceras partes viven en países en desarrollo, y que se estima para el 2025 que serán 1.200 millones, se hace prioritario la promoción de sistemas de salud pública que integren a esta población de manera activa considerándola como un recurso para la sociedad, a pesar de que conlleven un incremento en las demandas al sistema de salud pública.
Por lo tanto es urgente considerar los siguientes temas claves:
- Considerar el tema del "envejecimiento activo" como parte de la agenda global y hacer las recomendaciones a los gobiernos.
- Educar a los trabajadores de la salud en el cuidado de las personas de edad.
- Evaluar los efectos del VIH/SIDA en las personas mayores particularmente en África y su habilidad para ser agentes promotores de salud.
- Implantar estrategias que eviten el abuso en todo el mundo de las personas de edad.
I. ANALISIS DE LA SITUACION DESDE LA PERSPECTIVA DE LA SOCIEDAD CIVIL (situación , tendencia y retos).
El envejecimiento es tan solo un cambio que conlleva ventajas sociales, que no puede seguir siendo percibido como una carga para la sociedad. Este cambio de visión debe comprometer a todos los sectores de la sociedad, al sector público y al privado, para que juntos diseñen estrategias de acción en esta nueva perspectiva.
A pesar de que se ha avanzado en los últimos 10 años en este tema, muchos países están lejos de considerar a este grupo vulnerable de población con la atención que se merece. Es un desafío global y se requiere hacer muchos más esfuerzos para enfocar el envejecimiento como parte del ciclo vital de manera inclusiva, buscando estrategias de promoción de la salud, que respetando las particularidades de cada entorno y los factores culturales, coadyuven a un envejecimiento saludable.
Todavía las personas mayores no disfrutan, o disfrutan de forma insuficiente, por ejemplo los derechos al alimento; al alojamiento; al acceso a los servicios de salud; al trabajo; a la educación y a la formación; a la participación en la vida pública y cultural, etc.
SITUACION: La visión sobre la salud en el envejecimiento sigue considerando el problema fragmentariamente. Se diseñan estrategias aisladas de salud pública que no consideran los efectos de la gestación, la infancia, la adolescencia y la vida adulta en la vejez, teniendo como resultado un mayor número de ancianos excluidos de la vida social, siendo hoy uno de los grupos de población a los que más se le vulneran sus derechos.
II. PROPUESTAS Y RECOMENDACIONES DE ACCIÓN PARA LOS GOBIERNOS Y LA SOCIEDAD CIVIL
Se requiere impulsar un cambio efectivo y eficaz en los sistemas de salud pública respecto a este tema. Por tanto, se hace necesario integrar equipos interdisciplinarios que ayuden a gestionar una estrategia compleja que posibilite el "envejecimiento activo". Se deben relacionar y compartir las experiencias exitosas en este tema no solo desde la perspectiva norte - sur, sino incluso sur - sur.
Es preciso que se incorporen a los planes nacionales de salud pública programas basados en la evidencia que promueven el envejecimiento activo. Para este fin es necesaria apoyar la investigación en las condiciones de salud de las personas adultas mayores e investigaciones de impacto de los programas y servicios.
La promoción de la salud debe de privilegiar acciones que promueven la autonomía de las personas adultas mayores y que prevengan o posterguen las enfermedades y discapacidades relacionadas con la edad: nutrición, actividad física, actividad mental, salud sexual y reproductiva de las mujeres de 50 años y más. Alfabetización y capacitación en temas de salud y el auto cuidado.
Acceso Universal y Equitativo a los Servicios de Asistencia Sanitaria Este acceso supone un refuerzo y prioridad de la asistencia integral socio sanitaria primaria y el establecimiento de programas de salud comunitaria para personas mayores, incluyendo estructura de servicios y personal calificado.
Un aspecto fundamental para la garantía de una atención adecuada es la formación de recursos humanos de la salud.
La formación de profesionales en el sistema sanitario y social en aspectos básicos de geriatría y gerontología supone la necesidad de establecer mecanismos de capacitación continua a profesionales y trabajadores de la salud y reformular las currículas académicas incluyendo en las mismas la temática del envejecimiento y la vejez.
Los programas de capacitación debieran incluir aspectos de promoción, prevención y atención clínica, además de aspectos sociales, jurídicos y de protección de los mayores.
La adecuada atención de las personas mayores solo es posible si se garantiza un continuo de asistencia sanitaria y de cuidados integrales para satisfacer las necesidades de esta población, incluyendo a aquellos con necesidades de cuidados de larga duración, y para ello es preciso conducir los sistemas de salud a su reorganización.
Esta reorganización requiere, a su vez, de:
- Suprimir la discriminación por edad o género en los sistemas de salud de la región mediante normativas y controles.
- Garantizar un máximo de cobertura de atención de salud para todos los adultos mayores.
- Desarrollar alternativas de servicios de atención de largo plazo que apoyen a las familias.
- Establecer y desarrollar servicios de geriatría en hospitales generales y la geriatría de enlace en otras estructuras del sistema de salud. Desarrollar mecanismos de regulación para fijar, implementar, monitorizar y controlar normas de asistencia sanitaria adecuadas para las personas mayores en todos los niveles de atención y establecer estándares mínimos de cuidados. Implementar o mejorar mecanismos de coordinación de los servicios sociales y los servicios de asistencia sanitaria en modelos centrados en las necesidades de las personas mayores, especialmente para aquellos con pérdida de autonomía.
- Desarrollar servicios de asistencia de salud mental que incluyan la prevención, intervención precoz, la provisión de servicios de diagnóstico, tratamiento y la gestión de problemas de salud mental.
- Desarrollar políticas nacionales y locales, legislación, planes y programas, sensibles al género y a la edad, para la prevención, atención y rehabilitación de discapacidades, teniendo en cuenta factores de salud, de medio ambiente y sociales.
- Desarrollar programas basados en la comunidad para educar en las causas de las discapacidades y proporcionar información sobre cómo prevenirlas en el curso de toda la vida.
- Eliminar toda discriminación por edad y hacer más accesibles en cuanto a costes los tratamientos efectivos que reducen todo tipo de discapacidad en personas mayores, tales como extirpación de cataratas y prótesis de cadera.
- Desarrollar políticas que integren soluciones habitacionales (como conjunto de hábitat y servicios) que carezcan de barreras arquitectónicas para personas mayores con discapacidades.
- Hay que reforzar el manejo sobre los cuidados de las enfermedades crónicas y su relación con los estilos de vida. Se debe favorecer la creación de entornos seguros que sean un estímulo para el desarrollo y la conservación de una buena salud tanto física como mental.
- Por último, la sociedad civil debe ayudar e impulsar a los mayores para que participen activamente en el diseño y la gestión de las políticas, favoreciendo su derecho de asociación para que puedan formar movimientos o asociaciones influyentes.