Informaciones

El Paraguay tiene una chance histórica de saltar al desarrollo

Martes, 18 de Abril de 2006
Recortes de prensa


ITACOM-Noticias
04.04.2006

Paraguay, tal vez más que ningún otro país latinoamericano, está ante una posibilidad histórica de convertirse en un país desarrollado en las próximas décadas, por increíble que les parezca a muchos. Esto es debido a que está entrando en una etapa única e irrepetible que los especialistas conocen como "dividendo" o "bono" demográfico. En esta serie iremos explicando en qué consiste, pero, a la vez, advirtiendo que esta oportunidad puede ser fácil y trágicamente desaprovechada.

Hay un período particular en la evolución demográfica de los países en que, por efecto a largo plazo de la reducción de las tasas de natalidad y mortalidad, hay muchas más personas que producen que personas que solo consumen. A este fenómeno se lo denomina "dividendo demográfico", ocurre una sola vez, dura cuatro o cinco décadas y es particularmente favorable para el alto crecimiento económico. De hecho, fue en esta etapa cuando la mayoría de los países industrializados logró el desarrollo a lo largo de los siglos 19 y 20, y acaso sea el factor más importante para explicar el rápido crecimiento de los países asiáticos en años recientes, incluida muy especialmente la República Popular China.

El Paraguay está entrando en su período de dividendo demográfico en este preciso momento, y lo está haciendo después que la mayoría de los países de la región, que por lo general ya han perdido gran parte de su oportunidad debido, entre otras causas, a la crisis de la deuda en los años ochenta y a los descalabros hiperinflacionarios posteriores, que requirieron fuertes e inevitables medidas de ajuste.

La población paraguaya tenía hasta no hace mucho la típica forma de pirámide de muchos países en desarrollo, es decir, un gran número de niños en la base y, de ahí hacia arriba, una importante cantidad de adolescentes, bastantes jóvenes, menos adultos y muy pocos ancianos en la cumbre.

Eso está cambiando rápidamente. Como se observa en los cuadros que publicamos en esta página, la pirámide tiende a convertirse en una especie de botella, con proporcionalmente menos niños pequeños o en su primera adolescencia, una alta y creciente cantidad de jóvenes y adultos, y un porcentaje mayor que antes, pero todavía reducido, de personas de edad y ancianos.

La consecuencia es que la población en edad de trabajar (de 15 a 64 años) comienza a ser proporcionalmente mucho mayor que la población típicamente pasiva, compuesta por niños (0 a 14 años) y personas mayores de 65 años.

Según los datos corregidos y proyectados de la Dirección General de Estadística, Encuestas y Censo, en 1950 el 47 por ciento de la población paraguaya tenía menos de 15 años y el 1,69 por ciento, más de 65. Es decir, solamente la mitad de los habitantes estaba en edad de trabajar y mantener a la otra mitad.

Esta relación se mantuvo con variaciones poco significativas hasta la década del noventa, cuando comenzó a cambiar progresivamente. Para el año 2000, ya el 57 de la población estaba en edad de trabajar y, según las proyecciones, en 2010 se habrá pasado la barrera del 60 por ciento.

Significa que en ese momento ya habrá aproximadamente dos personas productivas por cada persona dependiente, y la tendencia continuará acentuándose hasta la década del 2050, para comenzar luego a revertirse, por el paulatino envejecimiento de la población.

Este es un momento histórico único e irrepetible, que presenta a nuestro país la posibilidad de dar un gran salto en materia de crecimiento económico y desarrollo. Pero para ello es preciso poner en práctica políticas apropiadas para aprovechar el potencial de esa fuerza de trabajo disponible. De lo contrario, todo esto quedará en la nada.

Para empezar, hay que tener en cuenta que las naciones desarrolladas están en un proceso exactamente inverso, con muy bajas tasas de fecundidad y altos porcentajes de población retirada del mercado laboral, debido a lo cual cada vez habrá mayor demanda de la mano de obra excedente en países como el nuestro, que migrará buscando en Europa o Estados Unidos las oportunidades que no encuentra en su propia tierra.

Es fácil comprobar a simple vista que esto último ya está ocurriendo. Basta escuchar testimonios y observar las largas filas de personas jóvenes, fuertes, emprendedoras que buscan un pasaporte para emigrar a España o a cualquier otro destino donde labrarse un futuro mejor para sí y sus familias.

La migración es una de las grandes variables a considerar. Otras son el modelo económico, la generación de empleo, la reforma laboral, la calificación de los recursos humanos.

Fuente: Diario ABC color