““Tenía una casa, un auto, todo lo que necesitaba. Todo se vino abajo cuando empezó la crisis económica”, se lamentó Alegría Campos, viuda de 70 años.
La vida en Venezuela solía ser buena, y hasta “perfecta”, para la Sra. Campos. Sin embargo, debido a que el país sigue enmarañado entre la pobreza y la inestabilidad política, la madre de tres hijos y abuela de cinco tomó la difícil decisión de dejar su hogar en noviembre de 2022.
Vendió su auto y sus pertenencias, y abordó un vehículo compartido que la llevó a Boa Vista, Brasil, donde vive su hermana mayor. El viaje duró dos días.
“Estaba sola, ya que soy viuda y mis hijos ya son independientes”, señaló.
La migración puede ser un desafío para cualquier persona, pero para las personas mayores, la transición transfronteriza puede significar peligros nuevos y muy particulares, como un mayor riesgo de abuso y abandono, según el ACNUR.
Enfrentada a estos obstáculos, puede resultar desalentador establecerse en un nuevo hogar e iniciar una nueva vida. “Adaptarse aquí es difícil”, dice Campos.
Lo que significa mudarse en edad avanzada
Según los datos mundiales más recientes, casi 90 millones de personas fueron desplazadas por la fuerza en 2021, y una abrumadora mayoría eran niños y adultos de 59 años o menos.
No obstante, centrarse este dato demográfico amenaza con borrar la realidad de que más de 5 millones de personas mayores se vieron obligados a huir de sus hogares en 2021, y sus necesidades siguen siendo urgentes. A modo de ejemplo, en los albergues que apoya el UNFPA para refugiados y migrantes venezolanos en Boa Vista y Pacaraima, 290 residentes tienen más de 60 años, y más de uno de cada cuatro de estos padece una afección grave.
El UNFPA está trabajando para apoyar a esta comunidad de personas mayores migrantes y refugiados en Brasil a través de la distribución de kits de dignidad y la facilitación de educación y capacitación sobre temas como la violencia de género y el modo de informar y buscar ayuda en caso de violencia contra mujeres y niñas.
La Sra. Campos escuchó por primera vez sobre el UNFPA en una clase de cultura e idioma portugués impartida por una organización local. El personal del UNFPA compartió información sobre la violencia de género en portugués, aunando la información vital con el aprendizaje de idiomas.
“Fue muy importante aprender sobre la violencia de género y cómo lidiar con ella en Brasil, porque puedo ayudar a otras mujeres”, manifestó la Sra. Campos.
Aprovechar la alegría
A pesar de su nombre, Alegría Campos admite que “hay momentos en que me siento triste”.
Sin embargo, con el apoyo del UNFPA, Alegría está planificando un futuro mejor. Indicó que le gustaría tomar un curso de portugués de un año para mejorar sus conocimientos de la lengua, y ha buscado atención médica en Brasil para atenderse un problema de los ojos.
Ahora se está preparando para cirugía bajo el sistema de salud pública brasileño, que garantiza el acceso pleno, universal y gratuito a la atención médica. Cada vez que tiene preguntas sobre ese proceso, dijo que sabe que puede contar con el UNFPA para ayudarla a responderlas.
“Sé que la puerta estará abierta para mí”, sonrió.”
FUENTE: unfpa.org - 9/6/2023