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Cáritas Cuba: La diversión no tiene edad

Viernes, 08 de Abril de 2022
Artículos, experiencias, actividades

La diversión no tiene edad y la forma de envejecer de cada persona es diferente. En esta etapa del ciclo vital, cuando ya la mayoría está jubilada y los hijos siguen su camino, muchas personas mayores disminuyen sus relaciones sociales; otras, a pesar de las dificultades y el quehacer diario, optan por encontrar un tiempo para sencillamente pasarla bien, sin que la edad sea un impedimento para lograrlo.

Hilda Valdés Pérez, a sus 80 años, fue la promotora inicial de un espacio de actividades diseñado con la finalidad de promover el envejecimiento activo, fomentar la participación y prevenir el deterioro cognitivo visto como una forma de vivir con calidad, en la Diócesis de Matanzas.

“(...) necesitamos un espacio diferente al que tenemos día a día en las casas, donde muchas estamos solas (...) Jugar es una gran distracción, algo que disfruto desde chica y a mis 80 años sigo disfrutando”, nos comentaba Hilda, desde su comunidad de El Carmen.

Desde el Programa de Personas Mayores (PPM) de Cáritas en Matanzas, se comenzó a apoyar su iniciativa y el desarrollo de los encuentros. Algunas iniciativas de los mismos son: postales alegóricas, manualidades como regalos o premios para los ganadores, aportes para compartir en la merienda, rifas, brindar sus propios juegos, así como invitar a participar a vecinos y amistades.

“(...) Descubrí a los 67 años el Bingo, siempre había jugado Canastas pero ahora estoy súper entretenida y la pasamos bien, felices (...)”, asegura Gisela Oria de la Cruz, vecina y participante de otros espacios convocados por Cáritas.

Para la coordinación del Programa, es un reto. Complacer gustos y llegar a un equilibrio, aprender nuevos juegos, conocer cuáles son los más apropiados. El juego forma parte del aprendizaje e influye en la configuración de la identidad personal. Encuentran las personas mayores en el juego lo que no pudieron alcanzar en otras etapas de la vida y a veces enriquece nuevas experiencias y oportunidades. De ahí el esmero en diseñar, buscar y mostrar una amplia gama que incluya juegos colectivos, actividades plásticas y actividades cognitivas que favorezcan la concentración, la memoria, motive a la conversación e intercambio y active la mente.

“(...) Participar y jugar representa confraternizar con otras personas de diferentes parroquias, activa las neuronas y hace olvidar los problemas. Infunde alegría, optimismo y nos divertimos (...) Además tengo que estar en la viva para jugar con mi nieta Ana Paula, a la que le encanta jugar Parchís. Muchas veces nos hace recordar aptitudes que teníamos olvidadas, como recuperar la motricidad fina al pintar con pinceles, también otros juegos nos activan los reflejos (...)”, resume Cecilia López Silva, de 74 años, de la parroquia san Juan Bautista.

En algunos encuentros, los juegos nuevos necesitan asesoría, al ser desconocidos. El Rummikub, por ejemplo, resultó difícil al jugarlo la primera vez, por ser un juego que necesita del diseño de estrategias. El Jenga causó tensión, por el temor a que se cayeran las fichas, y la sopa de palabras necesitaba estar con formato mayor ante las deficiencias visuales.

Son los primeros pasos de una iniciativa que ya es realidad. Sus beneficios van creciendo, así como los destinatarios, que suman ya 21 y asisten desde La Milagrosa, san Juan Bautista y El Carmen. Es un espacio recomendado y ojalá sea extensivo y contagie en nuevas comunidades.

Sheylah Gallardo Milián
Matanzas, 16 de marzo de 2022