El nuevo coronavirus impuso una pausa a nuestras rutinas. No obstante, no pocos lograron responder con fórmulas de resiliencia que les hicieron variar creativamente sus días y crecer con esta experiencia.
Ejemplo de ello es una familia del Programa de Personas Mayores de Cáritas que multiplicó la magia de su jardín cuando el confinamiento le obligó a permanecer en su hogar, ubicado en la comunidad “El Jamal”, cerca de la parroquia “Santa Eulalia”, de Baracoa.
Magalis Barroso Scott, Responsable de este microemprendimiento, tuvo que trasladar sus plantaciones hasta la casa de sus padres en pos de mantenerse y cuidarse juntos en un solo sitio.
"Cerré mi casa y vine con mis padres, pero no podía dejar mis planticas abandonadas, así que poco a poco y con ayuda de varias personas reubiqué el jardín en esta vivienda, nuestro nuevo hogar. Entre los tres empezamos a organizar el patio y cada día le fuimos dando vida al jardín".
Tras la decisión de la hija, Nilka Scott Jiménez y Edi Barroso Alano se sumaron al proyecto.
Edy: "Yo organicé el patio de manera que pudieran situarse las maticas adecuadamente. Preparo “cacharritas” donde Magalis pueda sembrar otras plantas y no dejo de aprovechar el espacio para cultivar mis calabazas, plátanos, lo que se pueda. Gracias a eso, pasamos mejor esta pandemia, mija"- me dice este octogenario que complace los sueños de su familia.
Con una voz y mirada que combinan en dulzura, Nilka expresa:
"Lo mío es regar las plantas a diario y observarlas. Yo no puedo verlas secas, ni maltratadas por el sol. A veces estoy en la cocina y mi hija me llama para que vea las flores que nacen. Es bonito pasar el tiempo entre ellas".
Dar una ojeada a este jardín produce incontables dichas. Sus macetas evocan la canción y melodía de Teresita Fernández: "En una palangana vieja sembré violetas para ti...". Guarecidas en zapatos viejos, cocos, troncos de árboles, envases plásticos de golosinas, y cualquier objeto reciclable, las plantas presumen su belleza y regalan un perfume único, florido.
Al empeño común de este trío de personas mayores se unió la primavera con su toque místico, el mejor regalo cuando reinaban miedos, carencias, preocupaciones y desconcierto.
Magalis: "En este jardín tenemos Suculentas (cactus), Helechos, Begonias, Platiserios y otras especies que son muy demandadas por amantes de plantas, aunque las personas buscan mucho los cactus, por eso los cultivamos en gran cantidad y variedad. Yo agradezco a Cáritas la oportunidad y confianza en este microemprendimiento, que me ofrece mucho, tanto preparación en esta labor de jardinería como en el sostén de mi casa y la cooperación con otros servicios de la iglesia. Y ahora me satisface más porque mantiene activa y contenta a mi familia".
Por último, Magalis confiesa que, aunque cuida y ama todas las plantas, prefiere las suculentas. Dice que de ellas aprendió en este tiempo de pandemia su capacidad de adaptación y fortaleza, y de cómo se puede florecer a pesar de las dificultades.
Equipo de Comunicación de Cáritas Guantánamo-Baracoa
Julio de 2020.