Informaciones

Cuba. Problemas de la edad (I)

Jueves, 26 de Enero de 2017
Envejecimiento y vejez

Las actitudes negativas o discriminatorias hacia las personas mayores están muy extendidas y son perjudiciales para su salud física y mental.

«Muchas percepciones y suposiciones comunes acerca de las personas mayores se basan en estereotipos obsoletos» alertó el Informe Mundial sobre el envejecimiento y la salud, del año 2015, publicado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que ponía sobre el debate público un fenómeno como el «edadismo» o también conocido «viejismo» (discriminación por motivos de edad).

Las actitudes negativas o discriminatorias hacia las personas mayores están muy extendidas y son perjudiciales para su salud física y mental, planteó el documento, que invita a reflexionar sobre un aspecto pocas veces tenido en cuenta.

«En tiempos de retos impredecibles para la salud, ya sea a causa del cambio climático, de nuevas enfermedades infecciosas o de la próxima bacteria que se haga resistente a los antibióticos, una tendencia es segura: el envejecimiento de la población se está acelerando en todo el mundo. Por primera vez en la historia, la mayoría de las personas pueden aspirar a vivir hasta más allá de los 60 años. Esto tiene profundas consecuencias para la salud y para los sistemas de salud, su personal y su presupuesto», expresó en el texto la doctora Margaret Chan, Directora General de la OMS.

La respuesta a estos desafíos está precisamente en los cambios «igualmente profundos» en la manera de formular las políticas para las poblaciones que envejecen y de prestarles servicios; pero también en lograr que se comprenda el envejecimiento.

¿Es el «edadismo» un problema real? A esa pregunta para la cual la OMS nos recuerda que en la actualidad hay unos 600 millones de personas en el mundo que tienen 60 años o más; cifra que se duplicará en el 2025 y alcanzará los 2 000 millones en el 2050.

«Este problema tan extendido parte del supuesto de que todos los miembros de un mismo grupo (en este caso, los ancianos) son iguales», sostiene la OMS, al tiempo que alerta que no existe una persona mayor «típica». «La diversidad resultante en las capacidades y las necesidades de salud de las personas mayores no es aleatoria, sino que se basa en hechos ocurridos a lo largo del curso de la vida, que a menudo pueden modificarse. Aunque a la larga la mayoría de las personas mayores experimentarán múltiples problemas de salud, la edad avanzada no implica dependencia».

La discriminación por motivos de edad puede tomar muchas formas, como actitudes prejuiciosas, prácticas discriminatorias o políticas y prácticas institucionales que perpetúan estas creencias estereotipadas.

De acuerdo con los expertos, se dan de forma generalizada en todas las sociedades, y no se limitan a un grupo social o un grupo étnico. Algunas investigaciones indican incluso que tal vez, actualmente, sea una forma más generalizada de discriminación que el sexismo o el racismo. Ello tiene graves consecuencias tanto para las personas mayores como para la sociedad en general, pues «hace que se reduzcan las preguntas que se formulan y la forma en que se conceptualizan los problemas; por tanto, puede ser un gran obstáculo para formular buenas políticas», explica la OMS.

Se trata de actitudes que los ancianos enfrentan a diario. Las vemos en los medios de comunicación, cuando presentan a los ancianos como personas «frágiles» y «dependientes».

Las personas mayores que se ven como una carga para los demás pueden acabar pensando que su vida tiene menos valor y, como consecuencia de ello, son más proclives a la depresión y el aislamiento social. En un estudio realizado recientemente, se observó que el promedio de vida de las personas mayores encuestadas que tenían actitudes negativas con respecto al envejecimiento fue 7,5 años más corto que el de las que tenían actitudes positivas, ejemplifica la OMS.

Es conocido que la discriminación por motivos de edad provoca menores niveles de autonomía, menor productividad y mayor estrés cardiovascular. Algunos de estos prejuicios se basan en el deterioro biológico observable y podrían estar distorsionados por las ideas acerca de trastornos como la demencia, que a veces se consideran erróneamente como expresiones del envejecimiento normal.

Es urgente inculcar a todas las generaciones una nueva manera de entender el envejecimiento, donde es necesario aceptar la amplia diversidad de la experiencia de la edad avanzada, reconocer las inequidades que a menudo subyacen a ella y estar dispuestos a preguntarnos cómo podrían hacerse mejor las cosas.

Se trata de resignificar la vejez y abordarla desde una mirada compleja para descubrir qué es ser «viejo» en la sociedad del presente siglo, un cambio que pasa necesariamente por visualizar esta etapa como una más del ciclo de vida, en la que las personas pueden seguir contribuyendo, desarrollando su potencial y ejerciendo sus derechos, entre los cuales el derecho a decidir sobre sus vidas es esencial.

Esta mirada implica necesariamente dejar de ver a los mayores como frágiles, vulnerables y beneficiarios, para reconocerlos como ciudadanos activos, que contribuyen al crecimiento económico, que producen y consumen bienes y servicios, que realizan tangibles aportes a la familia y a la sociedad, que tienen derechos y responsabilidades. «Si queremos construir sociedades cohesivas, pacíficas, equitativas y seguras, el desarrollo tendrá que tener en cuenta esta transición demográfica y las iniciativas tendrán que aprovechar la contribución que las personas mayores hacen al desarrollo y, al mismo tiempo, garantizar que no se las excluya», subraya el Informe Mundial sobre el envejecimiento y la salud.

Fuente: Granma - 15/01/2017.
http://www.granma.cu/todo-salud/2017-01-15/problemas-de-la-edad-i-15-01-2017-22-01-13