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35 millones de jóvenes afectados por desempleo e informalidad en América Latina

Martes, 19 de Agosto de 2014
Políticas y Derechos

En ocasión del Día Internacional de la juventud la OIT destacó que es urgente adoptar estrategias integradas para hacer frente a esta situación que tiene el potencial de generar desaliento y frustración entre quienes recién entran al mercado laboral.

La crisis del empleo juvenil en América Latina afecta a casi ocho millones de jóvenes que están desempleados y a otros 27 millones que están ocupados pero en condiciones de informalidad, generalmente con bajos ingresos, inestabilidad laboral, sin protección social ni derechos, recordó hoy la OIT al destacar el desafío político de dar respuestas integradas y multidimensionales a este problema.

“Estamos hablando de al menos 35 millones de jóvenes que pueden ser víctimas de desaliento y frustración ante la persistente falta de oportunidades laborales”, dijo la Directora Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, Elizabeth Tinoco, al referirse a este tema con ocasión de la conmemoración del Día Internacional de la Juventud este 12 de agosto.

Destacó la importancia de considerar la forma en que el desempleo y la informalidad afectan la calidad de vida de quienes salen al mercado de trabajo entre los 15 y los 24 años, y contribuyen a generar una sensación de vulnerabilidad y de incertidumbre. Además son un obstáculo a los esfuerzos por superar las situaciones de pobreza y desigualdad.

“La tasa de desempleo urbano de los jóvenes latinoamericanos triplica a la de los adultos. Pero la falta de un trabajo es sólo la punta del iceberg, pues por otra parte seis de cada 10 jóvenes que sí consiguen ingresar al mercado laboral lo hacen en condiciones de informalidad”, explicó la Directora Regional de la OIT.

De acuerdo con los datos más recientes disponibles la tasa regional de desempleo juvenil urbano + rural es de 13,9%.

Tinoco agregó que las dificultades enfrentadas por los jóvenes al ingresar al mercado laboral generan descontento y cuestionamientos al sistema que tienen el potencial de afectar la gobernabilidad.

De acuerdo con estimaciones de OIT en América Latina y el Caribe hay unos 108 millones de jóvenes entre 15 y 24 años, de los cuales un poco más de la mitad, unos 56,1 millones, forman parte de la fuerza laboral, es decir que tienen trabajo o están buscando uno en forma activa.

La OIT ha planteado que el desafío generado por la crisis del empleo juvenil requiere de acciones y políticas específicas y combinadas en el marco de estrategias integrales.

“La generación de más y mejores oportunidades de trabajo requiere de una combinación de medidas, ya que estamos frente a un problema que es multidimensional. En la región hay experiencias que han sido exitosas, es importante aprender de lo avanzado para saber qué es lo que funciona y qué no funciona”, dijo Tinoco.

Los programas de mejoras en la calidad y el acceso a la educación, y aquellos de formación profesional, con considerados básicos para responder de forma más adecuada a las demandas cambiantes del mercado laboral y para permitir que los aspirantes a un puesto de trabajo sean más competitivos al momento de postular.

Los programas de inserción laboral (pasantías, aprendizajes, primer empleo) también son relevantes, así como todos aquellos destinados a favorecer la formalización y el aumento de la cobertura de la seguridad social. Sólo 37% de los jóvenes cotiza al seguro de salud y 29,4% al sistema de pensiones.

La protección de los derechos laborales de los jóvenes y a participar tanto en organizaciones como en las discusiones relacionadas con la búsqueda de respuestas al desafío del empleo juvenil, son considerados como componentes esenciales.

Por otra parte, un aspecto destacable son los programas para apoyar las iniciativas empresariales de los jóvenes y que consideran no sólo el acceso a los recursos necesarios para iniciar un emprendimiento, sino también facilidades para que operen de manera formal.

“No hay soluciones mágicas ni soluciones únicas para esta problema. Es necesario contar con combinaciones de medidas que respondan de la mejor manera posible a la situación de cada país”, dijo el especialista regional en empleo juvenil de la OIT, Guillermo Dema.

Considerar el empleo de los jóvenes como una prioridad nacional implica que los programas de políticas generales, como los marcos y planes nacionales de desarrollo, contengan un conjunto de políticas económicas y sociales coherentes que aborden el empleo juvenil y establezcan objetivos específicos.

Esta prioridad debe hacerse explícita mediante la formulación de metas realistas y la definición de resultados que puedan cuantificarse. También deben asignarse recursos adecuados para llevarla a la práctica.

Fuente: OIT – 12/8/2014.
http://www.ilo.org/americas/sala-de-prensa/WCMS_300002/lang--es/index.htm