Silvio Aristizábal Giraldo
La Organización de Naciones Unidas (ONU) realiza en la actualidad una serie de consultas con el fin de formular los objetivos del desarrollo más allá del 2015, año en el que termina el plazo para el cumplimiento de las metas establecidas en la Cumbre del Milenio del año 2000.
Teniendo en cuenta que el envejecimiento poblacional es un tema crucial para la humanidad en el presente siglo, y dado que fue omitido en la Declaración del año 2000 -falla reconocida por la ONU en 2005 y en 2010- es necesario promover su inclusión en el nuevo documento como una de las prioridades del desarrollo en todos los países del mundo.
Indudablemente se han logrado avances en las ocho prioridades establecidas en los Objetivos de Desarollo del Milenio (ODM): 1) reducir la pobreza y el hambre, 2) lograr la educación primaria universal, 3) promover la igualdad entre los sexos, 4) reducir la mortalidad infantil, 5) mejorar la salud materna, 6) combatir el VIH/SIDA y otras enfermedades, 7) lograr la sostenibilidad del medio ambiente y 8) fomentar una asociación mundial para el desarrollo.
Sin embargo, como lo reconoce la misma ONU, la situación mundial ha cambiado sustancialmente, puesto que “la crisis financiera ha hecho añicos la fe en el discurso económico preponderante, el poder en las relaciones internacionales se ha tornado más difuso y multipolar, y el cambio climático augura un futuro difícil” (Manual para deliberaciones nacionales, 2012). De ahí la necesidad de un nuevo marco para el desarrollo, evitando caer en los errores cometidos en el proceso anterior en el que, a juicio de las mismas Naciones Unidas, en el diseño y redacción de los ODM predominó un “enfoque a puerta cerrada”.
No voy a ocuparme de la manera como se ha venido desarrollando la consulta y de los grupos organizados para tal fin en representación de los Estados, las instituciones y la sociedad civil. En la red se encuentra abundante información al respecto. Me interesa, más bien, referirme al tema del envejecimiento demográfico e individual que, tal como se dijo antes, no fue considerado en los ODM del 2000.
Resulta paradójico que a pesar de haber reconocido el envejecimiento y la vejez como uno de los hechos sociales más importantes para la historia de la humanidad, el tema no hubiera sido incluido como prioritario en la Cumbre del 2000. Los ODM hacen referencia a la niñez y a la juventud, pero no aluden ni a la vejez, como etapa final de la vida, ni al envejecimiento, como proceso que empieza desde el nacimiento y sucede durante todo el transcurso vital. Es como si para los objetivos del desarrollo solo contaran las fases iniciales de la vida.
El envejecimiento poblacional, junto con el calentamiento global, es considerado uno de los mayores desafíos que deberá enfrentar la humanidad en el siglo XXI. Se estima que para el 2050, por primera vez, en la historia conocida de la humanidad, el número de personas mayores de 60 años sobrepasará a la población infantil, convirtiendo el envejecimiento poblacional en una realidad generalizada y duradera. No solamente habrá más personas viejas, sino que cada vez aumentará el número de personas que viven más años.
La denominada transición demográfica afectará no solo a los países de Europa y Norteamérica, sino también a Africa, Asia, Oceanía y América Latina. Supone pasar de un régimen demográfico con altas e incontroladas tasas de natalidad y de mortalidad a otro en el que, tras el descenso de la mortalidad primero y de la natalidad después, se llega a una cierta estabilidad, con crecimientos próximos a cero. En algunos países el proceso comenzó hace más de 200 años, por lo cual han tenido tiempo para adaptarse a las nuevas circunstancias. En cambio, en otros (los llamados países en desarrollo) el ritmo de envejecimiento de la población está siendo más rápido y debe atenderse de manera simultánea con la búsqueda del desarrollo.
En relación con “El mundo que queremos más allá del 2015″, son once los temas propuestos por Naciones Unidas para la consulta en los diferentes países: 1) Superar desigualdades. 2) Nutrición y seguridad alimentaria. 3) Gobernanza. 4) Crecimiento y empleo. 5) Prevención y resolución de conflictos. 6) Salud. 7) Educación. 8) Sostenibilidad medio-ambiental. 9) Dinámicas de población. 10) Energía. 11) Agua y saneamiento ambiental.
Es de esperarse que para septiembre de 2013, cuando sean promulgados los objetivos de desarrollo para el mundo que queremos más allá de 2015, el envejecimiento y la vejez tengan cabida como asuntos prioritarios para el desarrollo global, subsanando así el ‘error político’, reconocido por Naciones Unidas de no haberlos incluido en los ODM. Pero más allá de un “mea culpa”, lo que se espera es que el mencionado organismo internacional sea consecuente con sus planteamientos referidos a que “… es fundamental tener en cuenta y contemplar tanto las repercusiones sociales y económicas del envejecimiento demográfico como las necesidades de las personas de edad para conseguir los objetivos de desarrollo…”
Las prioridades de desarrollo más allá del 2015 deben tomar en cuenta no solamente las personas viejas de hoy, sino también las de mañana, considerando la perspectiva de la vida entera y las implicaciones económicas, sociales y culturales que el envejecimiento de la población tiene en el desarrollo de los países. Igualmente deben estar orientadas a garantizar la seguridad social y económica de todas las personas en su vejez, y a brindarles oportunidades que les permitan contribuir al bienestar de la sociedad.
Fundación CEPSIGER para el Desarrollo Humano
16 de abril 2013.
http://fundacioncepsiger.org/nuevosite/