"Ser mujeres en un sistema en donde los valores principales son aquellos que legitiman la productividad y el éxito mediante estereotipos centrados en considerar lo bello como algo que se encuentra muy lejos de lo que le pertenece a la vejez, confiere un carácter simbólico especial dentro de la interacción social".
Guerrero y Pineda
Recientemente se ha comenzado visibilizar el tema de la vejez en nuestro país, lo que se debe en mayor medida a los cambios demográficos que se han presentado a consecuencia del control de la natalidad y la mortalidad y que han permitido el incremento del promedio de vida y, por lo tanto, del envejecimiento demográfico y social, en donde el grupo de personas adultas mayores aumenta de manera considerable.
Así, el gobierno mexicano ha mostrado interés en atender las necesidades de adultos mayores, sobre todo de quienes tienen menos recursos económicos; muestra de ello es la creación del Instituto de Geriatría de la Secretaría de Salud y programas sociales como "70 y más" (que otorga una pensión económica a las personas mayores de 70 años) aunado a los descuentos en el cine, teatro y otros, más el transporte público gratuito.
Sin embargo, se ha olvidado que la calidad de vida va de la mano con un derecho internacional: el derecho a una vida libre de violencia, que no sólo está considerado en tratados internacionales y convenciones como la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Convención de Belém do Parà), sino que lo está en leyes, reglamentos y políticas públicas en contra de la violencia y en específico de la violencia de género como lo es la Ley General de Acceso de la Mujeres a una Vida Libre de Violencia. Además, existen instituciones como la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (CONAVIM), que se encarga de crear políticas públicas para contribuir a la prevención y erradicación de la violencia de género.
En este sentido, es de considerar que el envejecimiento se nos ha presentado de manera común como un estado de orden biológico y cronológico significativo en la vida de las personas, donde sus expresiones y signos son descritos por medio de conceptos como el desequilibrio, la deficiencia, la discapacidad y la enfermedad.
Por ello, autoras como Liliana Giraldo (Giraldo, 2012) analizan el maltrato a personas adultas mayores "a partir de una concepción de personas frágiles que necesitan apoyo para realizar las actividades básicas de su vida diaria" y han enmarcado este tipo de maltrato a la violencia doméstica en la que además están presentes: el maltrato infantil y la violencia contra las mujeres en el ámbito conyugal.
Así, se ha creado la hipótesis de que este tema no ha sido tratado con perspectiva de género debido a que se tiende a culpar a la víctima, principalmente por una falta de consenso sobre la definición del concepto género y por investigaciones que abordan "el estrés que sufren quienes proveen los cuidados, es decir, un cuidador formal o informal que, en la mayoría de los casos —para México—, es un familiar" (Giraldo, 2012).
Estás hipótesis no deben ser un pretexto para que los programas sociales y políticas públicas en México sigan enmarcados en la atención de este grupo de edad sólo a través de los apoyos económicos o descuentos, que si bien, son de gran ayuda, no alcanza a darles la vida digna que merecen y a la que tienen derecho.
Además, estadísticas demuestran que existe una mayor presencia de mujeres en el grupo de mayores de sesenta años, de acuerdo con el índice demográfico (Consejo Nacional de Población, s/f) y estudios relacionados: "Tanto en el ámbito rural como en el urbano, son pocas las mujeres que habitan con sus cónyuges, debido a que son viudas o porque la pareja es trabajador migrante" (Guerrero Zavala, 2012). La mayoría de estas mujeres, pese a su edad, se siguen haciendo cargo de las labores domésticas, del cuidado de los nietos y sufren de maltrato por parte de sus familiares, pero se ha tendido a invisibilizar esta situación debido la atribución de que "la violencia y el maltrato en la vida de las mujeres mayores eran percibidos como asuntos de persecución por edad y, por tanto, catalogados como maltrato hacia ancianos" (Giraldo, 2012).
Por ello, el reto para el gobierno mexicano es seguir avanzando en la construcción de políticas públicas dirigidas a adultos mayores, pero sin olvidar que no son únicamente "ancianos" son hombres y mujeres de edad avanzada, con necesidades específicas basadas en su sexo y género y que de estos, son más mujeres que hombres mayores de 70 quienes son víctimas de violencia de género, por lo que además cada una de estas políticas deberá incluir la perspectiva de género.
Por Iris Irene García Morales
Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres
Bibliografía
Consejo Nacional de Población, C. S. (s.f.). México en Cifras. Recuperado el 03 de marzo de 2012, de Indicadores
Demográficos Básicos 1990-2030: http://www.conapo.gob.mx
Fernanda Guerrero Zavala, G. P. (2012). Mujeres envejecidas: experiencias de envejecimiento en México. Debate feminista, 172.
Giraldo, L. (2012). El maltrato a personas adultas mayores: una mirada desde la perspectiva de género. Debate feminista, pp. 153, 154, 155.
Fuente: Instituto Geriatría de México – 8/3/2012.
http://www.geriatria.salud.gob.mx/