A cinco años de haberse impuesto el 15 de junio como el “Día de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez”, los especialistas coinciden en que si bien hay una mayor visibilidad de la problemática, es necesario educar a la sociedad para “desnaturalizar” las situaciones de violencia hacia los mayores.
Natalia Concina - Telam
“Tratarlos como a niños, omitir sus necesidades personales, pasar por alto sus requerimientos, insultarlos, ridiculizarlos e incluso decidir por ellos sus destinos son algunas de las formas de maltrato más comunes a las que los adultos mayores están expuestos”, explicó a Télam el psicogerontólogo Ricardo Iacub.
Titular de la cátedra “Psicología de la Tercera Edad y Vejez” en la Facultad de Psicología de la UBA, Iacub señaló que “el alemán Johan Galtung establece que existe una violencia cultural que refiere a los aspectos de la cultura que aportan legitimidad a estas diversas formas de violencia”.
“El viejismo da cuenta de los prejuicios y estereotipos que se manifiestan en relación a la vejez y que de maneras diversas dan lugar a la discriminación, malos tratos o abuso”, sostuvo.
Para la gerontóloga Lía Daichman, “sin una toma de conciencia no habrá posibilidad de que se logren cambios socio-estructurales.
La educación es todavía considerada como el método más auspicioso y esperanzado de inversión para prevenir el maltrato en la vejez”.
La especialista, quien fue durante nueve años presidenta de la Red Internacional para la Prevención del Abuso en Personas Mayores (INPEA), afirmó que a la cabeza de este proceso tienen que ponerse los profesionales y funcionarios aunque se trata de un “trabajo que involucra a toda la sociedad”.
"La violencia a los mayores suele pasar desapercibida ya que en gran medida parece que nos fuimos acostumbrando a que no se les reconozca el lugar que deben tener y cumplir en esta sociedad” opinó, por su parte, la directora nacional de Políticas Públicas de Adultos Mayores, Mónica Roqué.
Es que según la funcionaria existe una serie de creencias erróneas y estereotipadas que suelen considerar a todos los mayores como enfermos, menos capaces, con poca memoria, con nada de sexualidad, lo que significa que terminan reduciendo sus posibilidades de desarrollo y expansión personal.
Pese a este panorama, el tema del maltrato y abuso a los adultos está más visibilizado y "existe una mayor conciencia por parte de la gente mayor no sólo en Argentina, sino en todo el mundo”, señaló Daichman, quien afirmó que “esto fue favorecido a partir la instauración en 2006 del ‘Día de la Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez’ que hoy se celebra en casi todo el mundo”.
Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud e INPEA definen al abuso en la vejez como “la acción única o repetida, o falta de la respuesta adecuada que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza, y la cual produzca daño o angustia a una persona anciana”.
No se trata sólo de violencia física, ya que hay otras más invisibles como la psicológica o emocional, la financiera, la sexual y la negligencia, que se define como “el rechazo o fracaso de cumplimentar cualquier parte de las obligaciones o responsabilidades por quien cuida al adulto mayor”.
Según un estudio realizado en Argentina entre 2007 y 2009 por la dirección que preside Roqué, el 36% de un grupo de adultos encuestados manifestó haber vivido alguna situación de maltrato.
“El más frecuente es el psicológico (37%) siguiéndole en segundo lugar el físico (15,5%)”, describió Roqué en base a los resultados de la consulta realizada a 1.064 personas de diferentes partes del país.
Otro dato que arrojó el estudio es que el 40,5% expresó que el maltrato provenía de un familiar, número que coincide con los valores internacionales donde los principales victimarios son los hijos a los que le siguen en segundo término las parejas, según un estudio de la National Committee for the Prevention of Elder Abuse, USA, 1995.
“Esto no es casual porque la familia, y en especial los hijos, son los principales cuidadores de los adultos mayores y lo que aquí se ve es que cuanto mayor es el nivel de dependencia mayor es la violencia”, explicó Iacub.
Sobre este asunto, Daichman señaló que existen factores que influyen sobre los victimarios y que tienen que ver con “la falta de apoyo de otros familiares en el cuidado, sumado a una mala relación de las parejas u otros miembros de la familia con el adulto lo que da como resultado una responsabilidad absoluta y solitaria”.
Iacub remarcó que “si bien estos factores no justifican el maltrato, es necesario acompañar y contener a los familiares que cuidan de los adultos porque cualquier persona que se encuentra sobrecargada se puede volver violenta”.
“La prevención debe ser la máxima de las intervenciones, evitando que el cuidador se sobrecargue y se agote, o antes de que asuma un rol que rechaza, o para el cual no ha sido preparado”, coincidió Daichman, quien destacó: “Deberíamos entender de una vez por todas, la artesanía que significa el verdadero cuidado de las personas mayores”.
En este sentido, Roqué explicó que entre los muchos programas con los que cuenta su dirección, existe el “Programa Nacional de Cuidadores Domiciliarios”, que apunta a formar profesionales capaces de trabajar con el adulto en pos de fomentar su autonomía y mejorar su calidad de vida.
“Es fundamental que la temática del maltrato y abuso a los mayores esté en los medios de comunicación no sólo para sensibilizar a la sociedad, sino para que los propios mayores puedan reconocer e identificar cuándo están siendo víctimas”, concluyó Iacub.
Fuente: Telam 12/6/2011.
http://www.telam.com.ar/vernota.php?tipo=N&idPub=225366&id=427809&dis=1&sec=1