(2-7-2004) La Dra. Lía Susana Daichmann es la autora de este trabajo que sin duda contribuirá a los interesados en el tema a contar con una clara delimitación analítica y teórico conceptual del mismo. Expresamos nuestros agradecimientos a la Dra. Daichmann por su gentileza de compartir este documento con los visitantes del sitio web de la RLG.
Naturaleza y dimensiones del abuso y maltrato en la vejez
Conocida por siglos y denunciada por la prensa profesional en forma creciente desde de los años setenta, el abuso y maltrato en la vejez sigue siendo la violencia de los años noventa menos reconocida a nivel mundial.
Ya en 1981, investigadores estadounidenses estimaron que el 10 % de su población anciana fue víctima de distintos tipos de maltrato. (U.S. Select Committee on Aging, 1981). Pillemer y Finkelhor, en 1988, estudiaron una población de 2000 ancianos, no institucionalizados, que vivían en el área metropolitana de Boston y encontraron que el 3.2 % habían experimentado algún tipo de abuso desde que habían cumplido los 65 años de edad.
Una investigación posterior, a la cual se le añadieron preguntas sobre abuso financiero, fue realizada en Canadá, (Podnieks E.,1992) y en ésta se vió que el 4% de los ancianos canadienses habían sufrido recientemente una o más formas de maltrato.
El primer estudio para evaluar prevalencia de maltrato en adultos mayores por sus cuidadores en el Reino Unido, fue la de Homer y Guilleard en 1990, basada también en el clásico estudio de los americanos Pillemer y Finkelhor.
Esta investigación mostró que un 45% de los cuidadores admitieron haber cometido algún tipo de maltrato e indicó que diferentes tipos de abuso pueden acaecer por distintas razones.
Otra de sus conclusiones fue que las características del victimizador, en las situaciones de abuso físico, parecieran ser mas importantes que la de la víctima, siendo el consumo de alcohol mayor en los cuidadores abusivos y que una relación abusiva previa puede ser un factor de riesgo.
Desde 1986 hasta 1994 hubo un marcado incremento, alrededor de un 106%, en las denuncias de casos de violencia doméstica en ancianos a lo largo de los E.E.U.U. (National Center of Elder Abuse, 1995.)
Un 21.6 % de estas denuncias llegaron a través de los médicos y otros profesionales de la salud. Sin embargo, porque es todavía un tema demasiado oculto dentro de la sociedad, el maltrato y abuso en la vejez sigue siendo ampliamente subestimado y no denunciado consecuentemente.
Algunos expertos estiman que solo 1 de cada 14 casos de los incidentes domésticos de maltrato en la vejez llega a conocimiento de las autoridades.
La prevalencia e incidencia verdadera todavía no se conoce y lo que está a la vista puede solo representar la punta de un iceberg.
Los intentos para definir adecuadamente negligencia, maltrato y abuso en la vejez fueron siempre difíciles y hasta hace no mucho no había acuerdo sobre una definición standard en Europa o en América del Norte.
La dificultad esencial se hallaba en lo que debería estar incluido o excluido dentro de la definición.
Deliberaciones de algunos expertos en Inglaterra comenzaron a demarcar al abuso y negligencia en tres niveles diferentes: Macro, medio y micro (Bennett, Kingston y Penhale, 1997.
Macro que se refiere a los criterios abusivos a nivel societario: como las pensiones y jubilaciones inadecuadas, dificultad en el acceso a servicios de salud y sociales y el maltrato dentro de las instituciones. Estos elementos estarían incluidos dentro del marco sociológico de las políticas económicas en el envejecimiento (Phillipson, 1992)
El nivel medio se refiere a las conductas y actitudes que afectan al anciano dentro de la comunidad.
Esto incluiría las conductas antisociales, la victimización, el "viejismo" y el facilitar y forzar la gente mayor a vivir "vidas marginales".
El foco hasta no hace tanto tiempo había sido puesto especialmente dentro del nivel micro: o sea los conflictos de la edad madura entre dos actores, en la intimidad, comúnmente en el ámbito doméstico.
Las políticas de vejez alrededor del mundo ponen a la familia de anciano como al centro más importante de cuidado y han tratado exhaustivamente de encontrar formas diferentes que permitan a las personas mayores seguir viviendo bien e independientemente dentro de la unidad familiar y la comunidad.
Desgraciadamente la evidencia ha demostrado en mas de una vez que el “HOGAR” no siempre es el lugar mas “SEGURO” para este grupo etáreo, puede favorecer al aislamiento y en ocasiones, resultar peligroso.
El abuso de los ancianos por las personas que "los cuidan" no es un problema social nuevo.
La naturaleza del maltrato permite que la gente no vea, no escuche y no hable sobre conductas que son totalmente contradictorias a nuestro sistema de valores de compasión, ayuda y apoyo moral.
Definición y tipos de maltrato
A pesar de las dificultades mencionadas previamente, ciertas definiciones sobre maltrato y abuso en la vejez han sido aceptados y hoy en día reconocidas internacionalmente.
Los tipos más comunes de abuso incluidos dentro de las definiciones son: físico, psicológico, financiero, negligencia y self-neglect (autoabandono.
A este listado se le ha agregado el abuso sexual, distinguiéndolo del abuso físico.
Abuso en la vejez: Se define como la acción única o repetida o falta de la respuesta adecuada que ocurre dentro de cualquier relación donde exista una expectativa de confianza, y la cual produzca daño o angustia a una persona anciana. (Action on Elder Abuse, 1995)
Abuso Físico: Se define como el uso de la fuerza física que puede producir una injuria, herida, dolor o discapacidad.
Abuso Psicológico o Emocional: Se define como la acción de infligir pena, dolor o angustia a través de acciones expresas verbales o no verbales.
Abuso Sexual: Se define como el contacto sexual no consentido de cualquier tipo con una persona anciana.
Autoabandono (self-neglect): Se define como la conducta característica de una persona anciana que amenaza su propia salud o seguridad con un rechazo o fracaso de proveerse a sí mismo un cuidado adecuado.
Abandono: Se define como la deserción de una persona anciana por un individuo que ha asumido la responsabilidad de proveer custodia física o cuidado.
Negligencia: Se define como el rechazo o fracaso de cumplimentar cualquier parte de las obligaciones o responsabilidades por parte de la persona hacia el anciano.
Lo que puede observarse en esta definición de abuso, desde 1997 adoptada por INPEA, (International Network for the Prevention of Elder Abuse), son conceptos sobre frecuencia (única o acto repetido); que al abuso (o negligencia) puede presentarse como una falta de la respuesta necesaria, omisión tanto como acción y que existe algún tipo de relación entre las partes, de expectativa o confianza y que el acto resulte en daño o prejuicio para el anciano.
Se intenta incluir dentro de esta definición la importancia de la "percepción" del anciano sobre la relación y también sobre la acción (o ausencia de acción) y si esto produce en la persona angustia o daño.
Intentaré ahora examinar el maltrato en la vejez dentro del contexto del sistema familiar.
Se ha dicho que "la familia" es la institución social más violenta.
Strauss y colaboradores (1980) afirmaron que la violencia es a veces más común que el amor, que la palabra hogar no está siempre asociada a la palabra calor, intimidad, tranquilidad y seguridad.
La organización social de la familia existe dentro de un contexto cultural donde la violencia no solo es aceptada y tolerada sino también a veces estimulada.
Algunos estudios han demostrado que las normas societarias apoyan y legitiman el uso de la violencia dentro de la familia para definir discusiones, como así también para castigar y controlar situaciones.
La privacidad y la intimidad de la familia protege a sus miembros del control de la sociedad.
Los actos de violencia pueden ocurrir en cualquier clase social y económica, en ambos sexos, en todos los niveles educativos y en cualquier etapa del desarrollo familiar.
Características de los actores.
La víctima y el victimario son subsistemas dentro del sistema familia, cuya conexión es la de interrelacionar como sus fuerzas y debilidades personales convergen y contribuyen a situaciones las cuales tienen el potencial de resultar en violencia
La víctima es frecuentemente femenina, de más de 75 años y vive con sus familiares. El perfil es generalmente de una persona pasiva, complaciente, impotente, dependiente y vulnerable. (Pedrick- Cornell y Gelles, 1982)
Estos rasgos unidos a una falta de opciones hacen que a la víctima le cueste escapar de una situación abusiva. Están incapacitados física o emocionalmente para denunciar la situación en la que se encuentran” entrampados”.
Existen muchos factores que inciden: miedo de ser conceptuados como merecedores del abuso, miedo a perder el poco afecto al cual pueden acceder y miedo a la venganza por exponerse a otra situación que pueda ser a peor.
El perfil es en general el de una persona muy sola y aislada con escasas alternativas posibles. Pueden presentar depresión y una baja autoestima reforzados con sentimientos de culpa y vergüenza.
El victimario es frecuentemente un miembro de la familia, generalmente un hijo, responsable de proveer el cuidado.
Los victimarios padecen también de un grado bajo de autoestima y en general proyectan la culpa de sus acciones sobre terceros como así también sus frustraciones. Poseen frecuentemente temperamentos explosivos e incapacidad para controlar sus impulsos.
Starr, (1980) describió a las personas capaces de ejercer violencia como de personalidad posesiva, con dificultad para comprender y enfrentar situaciones y capaces de externalizar sus culpas.
Una larga historia de dificultades, una compleja relación de demandas y necesidades recíprocas e insatisfechas pueden existir entre víctima y victimario.
En el debate relativo a la dependencia, algunos investigadores han indicado que los victimarios pueden ser muy dependientes de sus víctimas financieramente y posiblemente también con respecto a vivienda (Pillemer, 1986) Sería la dependencia del victimario mas que la de la víctima la que aparece como relevante dentro de las situaciones de maltrato en la vejez.
En términos generales las investigaciones norteamericanas sugieren que el abuso físico y financiero estarían mas relacionados con la dependencia del victimario sobre la víctima y el abuso psicológico y la negligencia estén probablemente mas asociados al estrés del cuidador.
Género de las víctimas.
Tanto hombres como mujeres pueden ser víctimas de maltrato pero la mayoría de las víctimas son mujeres. En los EEUU, el 62% de las denuncias de ancianos maltratados correspondía al sexo femenino (NCEA,1994)
Respecto al género de los victimarios, varios estudios mostraron que aquellas que maltrataban, generalmente eran mujeres, y especialmente familiares.
Análisis posteriores que diferenciaron entre tipos de abuso físico y negligencia demostraron una diferencia significativa con respecto a género; los hombres estaban mucho más involucrados con la violencia física y las mujeres con actos de negligencia. (Miller y Dodder, 1989, Sengstock, 1991)
Raza
Según el informe del NCEA (USA, 1994) el 65% de las víctimas ancianas de violencia doméstica eran de raza blanca mientras que el 21,4% eran negras. Los ancianos de origen hispánico representaban el 9,6% y la proporción de americanos nativos, americanos asiáticos y de las islas del Pacífico fue cada uno menos del 1% (NCEA, USA, 1994.
Vínculo entre víctimas y victimarios
Los hijos adultos son los victimarios mas frecuentes y esta categoría experimentó el máximo incremento de todas las denuncias en USA, del 30% en 1990 al 36,7% en1994.
Los cónyuges ocuparon un segundo lugar en el ranking de los victimarios de ancianos.
La negligencia fue la forma más común de maltrato en el ámbito doméstico y aumentó dramáticamente del 47% en1990 al 58,5%en 1994. El abuso físico que representaba el 20% de los casos en 1990 gradualmente declinó al 15,7%(NCEA, USA, 1994)
Factores de riesgo
Investigadores sobre el tema, en un intento de correlacionar la multiplicidad y complejidad de factores asociados al maltrato en la vejez, se han volcado en la actualidad al modelo ecológico, el cual fue previamente usado para explicar el maltrato infantil, y más recientemente, a la violencia existente dentro de las relaciones íntimas de pareja.
El modelo ecológico es elegido porque puede explicar de alguna forma, las interacciones que pueden crearse a través de sistemas múltiples, como una especie de juego entre los factores individuales, interpersonales, societarios y el contexto social. (Daichman, L. et al., 2001)
¿Qué puede llevar a una persona anciana a estar en situación de riesgo de ser maltratada?
El siguiente listado de factores de riesgo puede servir como alarma sobre una situación en la cual la gente vive y trabaja, es particularmente estresante y en la cual el maltrato puede acontecer.
Factores de Riesgo
comunes al anciano vulnerable y su cuidador
• Historia de violencia en la familia.
• Historia de una mala relación entre ambos.
• Sensación permanente de frustración, enojo y desesperanza.
• Inversión del rol parental.
• Cuidador dependiente económicamente (o de vivienda del anciano)
Factores de Riesgo
en el anciano vulnerable
alteraciones de la conducta/psicológicas
• Cambio de personalidad
• Falta de "insight"
• Agresión física o verbal
• Falta de conciencia social
• Conducta incoherente, demandante o bizarra
• Intolerancia marcada
• "Indefensión aprendida"
• Aislamiento forzado y no-aceptación del cuidado por otro que no sea el "cuidador oficial”
Deprivación Sensorial
Ceguera, sordera, trastornos del habla y comprensión
Déficit cognitivo
Pérdida de la memoria y la concentración.
Problemas físicos.
Alteraciones del sueño
Incontinencia
Discapacidad múltiple.
Factores de Riesgo en el cuidador
• Trabajo agotador sin descanso
• Falta de espacio y tiempo personal
• Sentimiento de aislamiento psico -social
• Sentimiento de ser explotado por otros
• Percepción de necesidades básicas no satisfechas.
• Sentimiento de pérdida por "la persona que fue”
• Falta de apoyo por parte de otros familiares
• Conflicto marital y reacciones adversas de otros familiares hacia el anciano
• Lealtades y responsabilidades divididas (esposo, hijos, etc.)
• Cambio de estilo (involuntario)
• Responsabilidad absoluta del cuidado o incapacidad para recibir ayuda
• Falta de información sobre la enfermedad y su evolución
• Falsas expectativas sobre las capacidades del anciano
• Demanda permanente y excesiva por parte del anciano
• Enfermedad física o mental del cuidador (drogas - alcohol)
En adición a los factores descriptos previamente hay algunos otros factores de riesgo relacionados también a los cuidadores pagos y/o voluntarios
Estos son:
Contexto
• Trabajar solo
• Ambiente inapropiado para el cuidado
• Falta de espacio vital
• Pocas visitas
• Contacto mínimo con el mundo externo
• Inseguridad con respecto al futuro
• Falta de supervisión de la tarea
Factores que contribuyen en la técnica del empleo y práctica
• Mala selección del personal
• Falta o poco entrenamiento
• Apoyo escaso y falta de supervisión
• Remuneración baja y malas condiciones de trabajo
• Subestimación del personal / voluntarios
• Poco personal y/o materiales de trabajo insuficientes
• Falta de una filosofía de trabajo
• Cambios continuos en la tarea o propósito
• Trabajo bajo presión
• Prácticas institucionales que desvalorizan al usuario
• Régimen autoritario o "laissez faire"
Factores individuales que contribuyen
• Falta de interés o de compromiso
• Falta de conocimiento y/o comprensión de la tarea
• Problemas personales
• Incapacidad para relacionarse con el anciano en particular
Factores Societarios
• Lugar desvalorizado que ocupan las mujeres viejas
• Pérdida progresiva y sustancial de los roles domésticos
• Pérdida progresiva de la interdependencia intergeneracional
• Sostenida migración rural hacia las grandes ciudades
• Erosión de las estructuras familiares tradicionales
Factores relacionados al contexto social
• El aislamiento
• Las normas culturales, mitos y prejuicios
• Imágenes negativas de la vejez
Prevención e Intervenciones
La negligencia en el trato con los viejos es en muchas ocasiones no intencional sino la consecuencia de un cuidado bien intencionado pero inadecuado en un dependiente.
Diferentes enfoques podrán ser usados en distintas situaciones de cuidado. La prevención debería ser la máxima de las intervenciones, evitando así que el cuidador se sobrecargue y agote, o antes de que asuma un rol que rechaza o para el cuál no está preparado.
El desarrollo de respuestas apropiadas deberá tener en cuenta las necesidades diferentes entre ancianos que tienen a su vez diferentes niveles de competencia.
Las intervenciones profesionales para modificar las situaciones de abuso y maltrato en la vejez deberán incluir las familias así como los cuidadores formales e informales; para aquellos individuos que no tengan familiares puede darse la necesidad de recomendar un defensor.
Aún después de veinte años y el marcado incremento de compromiso sobre la temática a lo largo y a lo ancho del mundo, las causas y consecuencias del maltrato son todavía un poco inciertas y la efectividad de los tratamientos y esfuerzos en la prevención un poco impredecibles.
La toma de conciencia sobre el problema y las acciones tempranas y planificadas serán seguramente exitosas en limitar el impacto del abuso en la vejez.
La Información es conocimiento, el conocimiento es poder, y el poder permite los cambios.
El trabajo en colaboración dentro del sector público como en el privado será la llave para una política de prevención efectiva a medida que entramos en el tercer milenio.
Será nuestro compromiso como gerontólogos seguir investigando y capacitándonos en este campo durante los próximos años a nivel nacional y regional; aunando esfuerzos con otros grupos internacionales que compartan intereses similares en la creencia que esta labor será un factor determinante para mejorar la calidad de vida de la población de este mundo envejeciente.
BIBLIOGRAFÍA
Dra. Lía Susana Daichman
Arenales 1391 8"B"
(1061) Buenos Aires
Argentina
e-mail: lsdaichman@fibertel.com.ar