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Mitos sobre la vejez

Viernes, 27 de Mayo de 2011
Envejecimiento y vejez

El jefe del Grupo Nacional de Geriatría y Gerontología del Ministerio de Salud Pública, profesor Miguel Valdés Mier, dictó ayer en La Habana una conferencia sobre mitos y realidades basados en creencias erróneas sobre las posibilidades del ser humano en la Tercera Edad, etapa de la vida —dijo— en la cual resulta muy sabio poseer la capacidad que nos permita, al analizar críticamente algunos hechos, ser lo suficientemente maduros para poder reírnos de nosotros mismos.

El científico hizo un recorrido por los nueve mitos que enumeró, y situó en primer lugar uno prevaleciente sobre el suicidio: el que lo anuncia no lo hace. "Falso", indicó. Siempre el suicida emite señales, en ocasiones verbalizándolo, otras veces regalando objetos y propiedades, insistiendo en despedirse de determinadas personas, tratando de formalizar una herencia o cambiando bruscamente de estilo de vida. Por ejemplo, si era muy ahorrativo, hace gastos innecesarios y excesivos.

Citó seguidamente: todos los "viejos" terminan arterioscleróticos. "También falso". La mayoría de las personas que cruzan la curva de los 60 se mantienen lúcidas, con raciocinio, lo que unido a la experiencia acumulada por los años vividos, constituye para la sociedad "un verdadero tesoro".

Otro mito: los ancianos son asexuados, lo que calificó de "totalmente injusto", porque lo que ocurre a veces es que los adultos mayores tienen menos oportunidades de expresar sus necesidades amorosas.

El doctor Valdés Mier descaracterizó asimismo las aseveraciones de que los ancianos son frágiles; son una carga económica; todos se parecen; la mayoría vive en los países desarrollados; no tienen nada que aportar, y que hombres y mujeres envejecen de forma similar.

Al término de la conferencia, impartida en la sesión inaugural del IX seminario internacional sobre longevidad satisfactoria, Granma le preguntó: ¿Qué entiende usted por aprender a envejecer?

Mantener la combatividad y el optimismo —dijo— sin abusar del criterio de que cualquier tiempo pasado fue mejor. Está demostrado, valoró, que el llamado "mal carácter" sostenido y la tendencia a quejarse en forma continuada acorta la vida y que, sin embargo, poseer un buen sentido del humor la alarga.

Fuente: Granma 26/5/2011.
http://granma.co.cu/2011/05/26/nacional/artic07.html