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Editorial N° 136 de Mayo 2011

Viernes, 13 de Mayo de 2011
Editoriales RLG

Respetar como derecho el deseo de vivir la vejez en el propio hogar y comunidad

Promover el envejecimiento en la comunidad en la cual se ha vivido constituye uno de los objetivos planteados por el Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento (Madrid, 2002). Dicho objetivo se relaciona con el deseo frecuentemente declarado por las personas adultas mayores de poder continuar viviendo en su propio hogar y en su contexto social habitual hasta el final de sus días.

Lo que las personas adultas mayores manifiestan como un deseo, constituye esencialmente un derecho que la sociedad debería respetar y garantizar por medio de políticas y medidas concretas que tomen en cuenta la dinámica del envejecimiento de la propia población adulta mayor que revela un más rápido crecimiento entre las personas de más de 75 años. Asimismo implica asumir que en América Latina, si bien la mayor parte de las personas adultas mayores viven en hogares multigeneracionales, las familias ya no están en condiciones de sostener por si solas el cuidado que estas puedan requerir, realidad que tenderá a continuar profundizándose en la medida en que las mujeres –quienes tradicionalmente han desempeñado labores de cuidadoras- incrementen su incorporación al mundo del trabajo remunerado y a la vida pública.

Asegurar el derecho a permanecer en el propio hogar y en la comunidad en que se ha vivido requiere asumir con urgencia el diseño, la organización y la implementación de servicios de apoyo y de cuidados a domicilio. Y es preciso tener en cuenta que las necesidades de apoyo y de cuidado son tan diversas como diversas son las condiciones y situación de las personas adultas mayores: desde aquellas centradas principalmente en acompañamiento y que pueden ser resueltas en gran parte con apoyo de voluntariado, pasando por las de servicios de apoyo a domicilio para efectuar compras diarias, preparar los alimentos, limpiar la casa, etc., hasta las de cuidados permanentes y más profesionalizados que son posibles de proporcionar dentro del propio hogar.

Se trata, en suma, de que el Estado y sus instituciones asuman en nuestros países la responsabilidad que les compete de diseñar y lograr que se hagan realidad políticas y programas que tengan en cuenta la gran heterogeneidad que, a nivel individual , caracteriza, tanto el proceso de envejecimiento, como la condición de la vejez. Sólo así se podrá concurrir, en forma oportuna y adecuada, con los apoyos necesarios que garanticen el derecho a vivir la vejez en forma digna y satisfactoria. De esa manera el deseo de envejecer y vivir la vejez en casa y dentro de la comunidad en la cual se ha vivido, podría ser efectivamente ejercido como un derecho.

Ximena Romero – Coordinadora de la RLG
Christel Wasiek – Asesora de la RLG

Mayo de 2011.