Con el título “Lo femenino y lo masculino en el proceso de envejecimiento” se desarrolló la comisión Género y Familia del VII Taller Internacional “Mujeres del siglo XXI”, que sesionó el pasado miércoles en el Museo de la Armería, ubicado en el Centro Histórico de la capital cubana.
Un pormenorizado análisis de la problemática que enfrentan las personas de la tercera edad en Cuba, ocupó el contenido del trabajo que presentara al evento la profesora de la Universidad de la Habana Teresa Orosa Fraíz, destacada estudiosa del tema de género desde la mirada del adulto mayor, en la Casa de Altos Estudios.
Entre los principales aspectos abordados se destaca el hecho de que el agrupamiento de personas de la tercera edad en los conocidos Círculos de Abuelos o en la Universidad del Adulto Mayor, es fundamentalmente femenino. Mayoritariamente los hombres se pierden esas convocatorias.
También invitó a naturalizar los vocablos vieja y viejo y abandonar el temor a que se juzgue como un tratamiento peyorativo a algo que es una etapa de la vida.
Se analizó también el rol de cuidadora, de una larga trayectoria femenina, y que se refuerza cuando los deberes sociales disminuyen a partir de la jubilación.
Otro asunto abordado es el referido a la aceptación de la viudez más asimilado por la mujer, y que hoy los estudiosos la denominan con el término de “viuda descansada”.
Resulta innegable que aun, y a pesar de lo que se ha avanzado, todo este proceso está signado por un marcado estereotipo de género, por lo cual la vejez femenina es más agotada y se impone la función de cuidadora como elemental, ya sea de nietos o del propio esposo.
Sin embargo, con la marca de patrones tradicionales y aun cuando el discurso todavía no se corresponde con la realidad, los cambios son cada vez más evidentes.
Esta generación de mayores es un laboratorio, en ella se observan otros referentes, por ello se ha dado en llamar “la generación de mayores de nuevo tipo”. Esas transformaciones tienen mucho que ver con el haber vivenciado hechos de carácter históricos y sociales –léase las Guerras Mundiales, la propia Revolución cubana, el desarrollo tecnológico…
A lo interno de la familia ha mermado la gerontocracia, se ha legalizado más la democracia familiar. A los mayores cubanos el cuidado del nieto les queda pequeño y tienen mucho más que transmitir.
La sociedad está llamada a diseñar espacios para continuar el desarrollo de sus saberes, como es el caso de la Universidad del Adulto Mayor; colorearles mejor el diálogo intergeneracional, no solo en la familia, sino a nivel de la comunidad.
Una reflexión muy interesante fue la referida a que sería válido realizar un estudio acerca de quiénes son las personas que se recontratan más de acuerdo con la nueva Ley de Seguridad Social, si hombres o mujeres, y al mismo tiempo evaluar la actitud de quienes deben aceptar a los jubilados/as en sus nuevos empleos.
La conclusión es que nuestros actuales viejos y viejas son de una generación que fue protagonista y eso no se puede arrebatar con el paso de los años.
Fuente: Revista Mujeres N° 438. (Cuba) Del 21 al 27 de mayo de 2009.