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Por Cristina Canoura
Montevideo, julio (2008).- Uruguay es un país chico, envejecido y de escaso crecimiento vegetativo. Su población casi no aumenta, los nacimientos anuales no llegan a compensar debidamente el número de defunciones y, como si fuera poco, sufre una sangría incontenible de jóvenes que emigran en busca de mejores condiciones de vida.
En el decenio transcurrido desde el último censo de de población, en 1996, hasta 2006, año de la Encuesta Nacional de Hogares Ampliada, por primera vez, la fecundidad atraviesa el mínimo necesario para el reemplazo de la población. Nacen 47.000 niños, mueren 32.000 personas y emigran 12.500 uruguayos y uruguayas por año.
Si bien el descenso de la fecundidad comenzó paulatinamente en 1998, el promedio del número de hijos por mujer se ubicó en 2,08 en 2004. En 2006, la tasa global de fecundidad llegó a 2,04, inferior al valor de 2,1 hijos por mujer, requerido para garantizar el reemplazo poblacional.
En el período 1996-2006 el número de nacimientos se redujo en 19 por ciento. En la actualidad, nacen en Uruguay 47.000 niños. El país cuenta con 3.314.466 habitantes dispersos en una superficie cercana a los 187.000 kilómetros cuadrados.
Estos datos integran el informe "Demografía de una sociedad en transición. La población uruguaya a inicios del siglo XXI," realizado por investigadores del Programa de Población de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de la República, con apoyo del Fondo de Población de las Naciones Unidas, divulgado el martes 15 de julio en Montevideo.
"El descenso de la fecundidad y la natalidad en el Uruguay constituye una tendencia histórica. Sin embargo, este último ajuste genera preocupación en distintos ámbitos sociales y políticos del país. Ello se debe a que la permanencia de estos niveles en el mediano plazo, unido a las tendencias de la emigración, pone en cuestión la viabilidad del país", sostienen las investigadoras Carmen Varela, Raquel Pollero y Ana Fostik.
Ellas son las autoras del capítulo dedicado al análisis de "La fecundidad: evolución y diferenciales en el comportamiento reproductivo".
Destacan que el descenso del índice promedio de partos ocurre en todas las generaciones, aunque los cambios más relevantes se verifican en los grupos más jóvenes, sobre todo en quienes tienen entre 15 y 34 años de edad y, en especial, en las adolescentes de las clases más desfavorecidas y con menor nivel de educación.
En opinión de estas especialistas, Uruguay está atravesando una "segunda transición demográfica", caracterizada por la autonomía individual y la emancipación de la mujer, fenómenos que generan cambios en la familia y en el significado de la maternidad.
En forma concomitante, el porcentaje de matrimonios formales disminuye, aumentan los divorcios y las uniones libres y se eleva la edad del matrimonio. Tal vez debido a este último factor, 11 por ciento de las mujeres llega a los 45 años, ya en el límite de su ciclo vital reproductivo, sin tener hijos.
País de ancianos y de jóvenes que emigran
Desde hace más de 40 años, Uruguay se ha acostumbrado a los flujos migratorios de su población más joven. En la década de los sesenta, la causa que originó la huida de jóvenes al exterior fue netamente económica. Ya a mediados de los setenta, instaurada la dictadura militar, la salida del país tuvo motivos políticos.
Ni el mejoramiento de los indicadores económicos ni la restauración democrática, a fines de 1984, lograron recuperar a la población migrante.
Según la demógrafa Adela Pellegrino, otra de las autoras del estudio, "la emigración se instaló como un componente estructural de la sociedad uruguaya: con la crisis de comienzos del siglo XXI, la población reaccionó con un nuevo flujo emigratorio, con un saldo negativo que se puede estimar en 126.000 personas, alrededor del 3,7 por ciento de la población media total del país en 1996-2006".
Sólo 25 por ciento de los que se fueron retornan al país y apenas 0,3 de las familias de los emigrantes salen de la pobreza gracias a las remesas enviadas por quienes partieron.
En 1996, Uruguay contaba con 3.163.763 habitantes. En 2006, la población ascendía a 3.314.466. Así, agrega Pellegrino, esta nación figura entre las de mayor porcentaje de emigrantes sobre la población total.
Sumado a esta realidad, Uruguay es el país más envejecido de América Latina.
Para 2040, los mayores de 64 años serán más que los menores de 15, con las consiguientes repercusiones en la carga de la seguridad social. Ya en la actualidad, 17,5 por ciento de la población tiene más de 60 años. Por cada 100 personas menores de 15 años, hay 72 adultos mayores de 60.
El envejecimiento afecta principalmente a la población femenina, debido a una mayor esperanza de vida. Según las cifras presentadas en el reciente estudio, en Uruguay existen, a nivel de la población total, 94 hombres por cada 100 mujeres. En edades avanzadas esa cifra baja a 67.
Es la capital, Montevideo, el sitio del país "más feminizado". En la población general existen 89 varones por cada 100 mujeres, pero en la población mayor de 65 años, por cada 100 de ellas hay 58 hombres.
"Estamos en situación de emergencia demográfica", reconoció el ex senador Enrique Rubio, actual director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto de la nación, durante la presentación del trabajo "Demografía de una sociedad en transición. La población uruguaya a inicios del siglo XXI".
Ante la contundencia de los datos presentados, Rubio reconoció que las políticas públicas uruguayas fueron "omisas" y que es preciso adoptar medidas con urgencia. En ese sentido, anunció la formación de una Comisión de población, integrada por representantes de diferentes sectores de la vida nacional "con el fin de que se definan políticas de mediano y largo plazo".
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Nota RLG: El libro "Demografía de una sociedad en transición. La población uruguaya a inicios del siglo XXI”, está disponible en la siguiente dirección: http://www.unfpa.org.uy/userfiles/informacion/items/483_pdf.pdf