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La depresión está infradiagnosticada en el anciano

Jueves, 10 de Julio de 2008
Envejecimiento y vejez

José Mª Jiménez

Este geriatra cordobés ha coordinado un libro que da cuenta del impacto de este trastorno del ánimo en el mayor y la escasa atención que se le concede

El Mundo  (España)

5 julio 2008.

 

José Mª Jiménez Páez (Córdoba, 1968) se le dispara la lengua cuando se le pregunta por la depresión. Y no es que él la padezca. El motivo es su «pasión» por el tema. Acaba de empaparse a fondo en este campo como coordinador del volumen Depresión en el anciano. ¿Otra epidemia del siglo XXI?, una obra editada por la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, que analiza de forma integral el impacto de este trastorno del estado de ánimo sobre la salud y la calidad de vida de los más veteranos. «Es una de las patologías más prevalentes en este grupo de edad, pero también de las menos diagnosticadas y tratadas», se lamenta, antes de justificar el subtítulo del volumen: «La Organización Mundial de la Salud anunció hace años que la epidemia del siglo XXI no iban a ser las enfermedades cardiovasculares sino lo trastornos mentales, con la depresión a la cabeza. Ya se está viendo que es así. La depresión, la ansiedad y la demencia alcanzan cotas altísimas en los mayores».

 

Pregunta.- Dicen que cumplir años deprime. Y según las estadísticas va a resultar verdad...

Respuesta.- El envejecimiento no se asocia a la depresión en sí. Son otras muchas cosas las que pueden desencadenarla. Pero lo que sí es cierto es que es muy frecuente entre los mayores. A nivel global la sufren un 10%, pero la prevalencia crece hasta el 20% en los centros de atención primaria, al 30% entre los pacientes ingresados en el hospital y oscila entre el 30% y 50% en las residencias de ancianos.

 

P.- ¿Y si no es la edad, cuál es la causa de este declive anímico?

R.- Hay muchas circunstancias que puede desencadenarlo. Las más habituales son las patologías que afectan a este grupo de población, como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), la insuficiencia cardiaca o la cardiopatía isquémica. También es frecuente tras un ictus o una fractura de cadera y en afectados por la demencia y el Parkinson. La inmovilización a causa de un ingreso hospitalario, la pérdida de un ser querido o el dolor persistente, sea oncológico o de otra índole, pueden igualmente inducir un trastorno depresivo, por eso hay que estar atento a todas estas situaciones.

 

P.- ¿Por qué no se diagnostica en la medida debida la depresión en los abuelos?

R.- Porque en un alto número de casos el envejecimiento se asocia a la tristeza y al aislamiento. Esta visión negativa de la vejez se conoce como ageísmo. Y esto es totalmente falso.

 

P.- Porque se puede envejecer feliz...

R.- Claro, con un buen apoyo sociofamiliar, un buen control de los síntomas asociados a las dolencias de la edad, de los fármacos que tome el mayor y un adecuado seguimiento médico.

 

P.- ¿Qué ocurre si no se trata de forma incipiente?

R.- Si no se diagnostica y no se instaura una terapia de forma precoz, un trastorno que empieza siendo menor puede acabar haciéndose crónico y existe mayor riesgo de perder la funcionalidad, es decir, de volverse dependiente, ser más proclive al suicidio, al aislamiento social y a usar más los servicios sanitarios. Además, las recaídas son más

 

P.- ¿Y por qué se trata menos la depresión de los mayores que la de, por ejemplo, los jóvenes?

R.- A veces el mayor no explica de forma clara los síntomas que permiten sospecharla y a esas edades pueden no presentarse los típicos en gente más joven.

 

P.- ¿A qué signos de alerta hay que prestar atención?

R.- Pérdida de apetito, insomnio... En ocasiones van mucho a la consulta médica para contar síntomas gastrointestinales o quejándose de distintas dolencias... Hay que indagar para ver si detrás puede haber una depresión.

 

P.- ¿Se puede uno proteger para no sucumbir a la depresión con los años?

R.- Hay que hacer una vida diaria lo más activa posible y sentirse útil en todo momento. Por su parte, la familia y los profesionales sanitarios deberían hacer un seguimiento continuado del estado del mayor y estar alerta ante cualquier cambio.

 

P.- ¿Funciona la terapia en los ancianos?

R.- Hay que precisar que la mayoría de los casos, casi el 60%, no corresponde a una depresión mayor. Se trata de trastornos adaptativos que son tratables con los fármacos antidepresivos de tercera generación. Con un diagnóstico y un tratamiento precoz, el porcentaje de éxito es del 80% o 90%.

 

P.- ¿Y la psicoterapia?

R.- Es una opción estupenda, pero no podemos ofertarla al mayor porque no hay recursos.