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OPS. Las Américas: una población creciente, urbana, que está envejeciendo

Domingo, 15 de Febrero de 2004
Seguimiento Plan de Acción Internacional sobre el Envejecimiento

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), aun a pesar del descenso de las tasas de crecimiento de la población en casi todos los países, al comienzo del siglo XXI la población de la Región está en aumento y es actualmente urbana en un 76%. La población está asimismo envejeciendo y presenta un perfil de morbilidad y mortalidad que muestra la coexistencia de enfermedades transmisibles y no transmisibles.

Estos y otros datos se presentan en el informe principal de salud que hoy publica la OPS, La salud en las Américas, edición de 2002. En esta nueva edición se insiste, por primera vez, en determinar y reducir las inequidades de salud, así como en desglosar por sexo los datos demográficos e incorporar la perspectiva de género en todos los análisis.

En los veinte últimos años, la población de las Américas ha crecido en 200 millones de personas, llegando a 850 millones en el año 2000. La tasa anual de crecimiento es variable: 1,3% el conjunto de la población;1,7% la población urbana; más de 2% los mayores de 65 años, y entre 3% y5% los mayores de 85 años de edad, el grupo de más rápido crecimiento.

El envejecimiento del conjunto de la población coincide con el aumento de las enfermedades y las discapacidades crónicas y degenerativas, que afectan con mayor frecuencia a las mujeres.

Como resultado de estos cambios demográficos, se han producido asimismo cambios en las características de la morbilidad en el continente. Coexisten actualmente dos modalidades de mortalidad: una es característica de las condiciones de vida de sociedades pobres(enfermedades transmisibles infecciosas y parasitarias), y la otra, de sociedades más desarrolladas (enfermedades no transmisibles crónicas y degenerativas), combinadas con la elevada mortalidad debida a accidentes y violencia. La "polarización epidemiológica" resultante amplifica la persistencia de brechas significativas de salud entre diferentes grupos sociales y zonas geográficas dentro de los países.

Con el aumento de la esperanza de vida en la población de la Región, las enfermedades cardiovasculares y las neoplasias malignas se han hecho más manifiestas. Hoy en día, más de dos tercios de todas las defunciones notificadas se deben a enfermedades crónicas y a causas externas. El aumento de la incidencia de neoplasias y trastornos endocrinos, como la diabetes mellitus de tipo II, y el peso relativo todavía considerable de las enfermedades cardiovasculares en el perfil de mortalidad, son características epidemiológicas importantes de la población de la Región. Las tendencias de mortalidad por estas causas también se asocian con un aumento de factores de riesgo tales como la urbanización no planificada; el consumo de tabaco entre los jóvenes y las mujeres; la falta de ejercicio físico; la violencia; el estrés, la depresión y otros problemas de salud mental, así como otros modos de vida y comportamientos no saludables.

La urbanización conlleva sus propios problemas de salud. Por ejemplo, la tasa de aumento de la esperanza de vida al nacer está disminuyendo en algunos países, debido al aumento de accidentes automovilísticos y a la violencia, más frecuentes en entornos urbanos. Como resultado, las lesiones y las discapacidades han ido cobrando mayor importancia durante los dos últimos decenios. Estos y otros riesgos para la salud han contribuido a aumentar la conciencia en todos los países americanos con respecto a la importancia de las actividades de promoción de la salud y de prevención de enfermedades como importantes estrategias de salud pública para estimular la creación de comunidades sanas, la adopción de comportamientos saludables y la reorientación de los servicios de salud.

En sentido amplio, la situación sanitaria regional puede percibirse como un reflejo de la repercusión conjunta de cambios significativos en los perfiles demográfico y epidemiológico. La situación sanitaria general en la Región de las Américas ha mejorado de forma sostenida durante los últimos decenios. Está claro que esta mejora no ha sido uniforme para todos los países ni todos los grupos sociales de un mismo país. Sigue persistiendo la diferencia de salud entre ricos y pobres, así como entre las sociedades más y menos equitativas en cuanto a la distribución de sus ingresos, pese a las mejoras generales que se observan.

19 de octubre de 2002 (OPS)