Christel Wasiek
Asesora de la RLG
Trabajando en el área "Adultos Mayores"uno se acostumbra a analizar e interpretar los acontecimientos en el mundo con una óptica gerontológica. Este enfoque sirve también para una reflexión sobre la situación que viven los adultos mayores en catástrofes, que afectan cada día más a la poblacion en todos los continentes.
Los desastres en América Latina y el Caribe tienen sus propias características como son los efectos de "El Niño", de los huracanes, los terremotos y las inundaciones. Actualmente nos sentimos solidarios con los pueblos de Perú y Nicaragua. El 15 de agosto de este año Perú sufrió un terremoto en la región Pisco e Ica, que todavía fue más fuerte que el ocurrido en junio del año 2001 en el sur del país, y en Nicaragua el huracán "Félix" dejó en los primeros días de septiembre muertos y heridos, y muchas personas quedaron sin casa y perdieron sus bienes.
En los medios de comunicación normalmente no se registran informaciones sobre los efectos de un desastre en el grupo de los adultos mayores, por más que ellos pertenecen a los grupos más vulnerables en situación de emergencia. Los adultos mayores son invisibles, pero se sabe por estudios y la propia experiencia que los adultos mayores por ej. en un terremoto, son proporcionalmente más afectados que otros grupos poblacionales. Hay más victimas adultos mayores entre los heridos y muertos, pues por su fragilidad física y a veces por discapacidad no logran salir rápidamente de su habitación y llegar a la calle, que ofrece más seguridad. Como en su mayoría son pobres y sin ingresos, su habitación o su casa es construída sin considerar una protección contra terremotos, por lo que en un sismo es más dañada. En situación de emergencia los mayores viven las consecuencias de la falta de una política habitacional adecuada en regiones de sismos, independientemente si tienen familia o no.
También en la etapa post-terremoto los adultos mayores sufren mucho, por tener menos fuerzas y menos recursos para superar los daños. De los planes de emergencia en general no son excluídos pero tampoco considerados como uno de los grupos más vulnerables y pocas veces se toma en cuenta sus necesidades específicas en los aspectos nutricionales, higiénicos o de vivienda. Como adultos mayores y pobres sin ingresos estables no tienen además acceso a créditos para reparar o re-construir su habitación por lo que dependen de programas de ayuda humanitaria.
Después del terremoto en junio del año 2001 en el Sur de Perú tuve oportunidad de acompañar el programa de rehabilitación a favor de los adultos mayores, promovido por las Cáritas Diocesanas de la región y la Cáritas del Perú y apoyado por la Cáritas Alemana, y aprendí mucho sobre la especial vulnerabilidad de los mayores en situación de emergencia. Para saber dónde estaban los adultos mayores afectados por el sismo y cuáles fueron sus necesidades, las Cáritas Diocesanas realizaron encuestas cuyos resultados sirvieron como base del programa de rehabilitación. Se descubrió que aparte de las necesidades materiales existían necesidades psico-sociales que requerían otro tipo de atención, por lo que nació en las Diócesis un programa amplio pro adulto mayor, incluyendo a la población adulta mayor y realizado en red con otras organizaciones del sitio.
Nos enteramos que la Cáritas del Perú en el actual programa de apoyo a la población afectada por el último sismo toma en consideración la situación de los adultos mayores. Para el futuro queda el desafío de incluir a los adultos mayores en actividades de preparación para saber actuar en catástrofes, evitando o disminuyendo así en lo posible daños y para incluirlos en la implementación de proyectos humanitarios con visión de desarrollo.
6 de septiembre de 2007.