La preocupación permanente de la Iglesia por la atención de las personas mayores se ha expresado, entre otras cosas, en la creación de los antiguos Asilos de Ancianos, que eran administrados, en su mayoría, por miembros de la Iglesia. Gracias a la iniciativa de diferentes congregaciones religiosas actualmente se cuenta con un importante número de Hogares, Casas de Acogida, de Reposo, Centros Abiertos y Centros para el cuidado de ancianos postrados.
Sólo en Santiago, existen 356 establecimientos de Larga Estadía de A.M., de los cuales 306 están acreditados por los Servicios de Salud; cerca de un 46% de ellos son de origen religioso, principalmente católicos.
El trabajo de la Iglesia en este aspecto ha ido evolucionando hacia actividades no sólo de carácter asistencial, sino también de corte promocional, que consideran al adulto mayor como un ser integral y activo. Su preocupación final es el fortalecimiento de sus organizaciones, incentivar el protagonismo de las personas mayores y promover la integración social y la participación real. En el aspecto personal se propone fomentar el bienestar físico, mental y espiritual, así como la adopción de estilos de vida más saludables.
La Iglesia no se ha mantenido ajena a la discusión del tema en los últimos años y se ha mostrado abierta al trabajo con los A.M., en el sentido de dedicar espacios especiales. Asimismo, ha puesto en marcha algunas acciones que incorporan profesionales y jóvenes en tareas de apoyo a esta pastoral. Se ha preocupado también de abrir espacios de participación y diálogo entre éstos y con los Adultos Mayores.
Organismos de la iglesia, como Caritas Chile, capacitan personas que aportan en forma voluntaria y desinteresada al cuidado de ancianos enfermos y al desarrollo de actividades de las organizaciones sociales constituidas por los mayores. Mantiene en forma habitual procesos de capacitación para la actualización de sus conocimientos y el mejoramiento del trato hacia las personas mayores, así como la búsqueda de formas más democráticas de intervención en las organizaciones.
En la tarea del fortalecimiento de las organizaciones sociales y reivindicativas de los A.M., la Iglesia Católica ha abordado el tema mediante el concurso de las Vicarías Zonales, de Pastoral Social, de los Trabajadores y de la Familia, manteniendo la mirada desde sus diferentes ámbitos de acción.
- La Vicaría de la Familia se preocupa de los ancianos en el seno de sus grupos familiares y de la relación de las familias con sus miembros mayores.
- La Vicaría de Pastoral Social, en coordinación con las Vicarías Zonales, apoyan y acompañan a 417 clubes que funcionan en la Arquidiócesis de Santiago. Cada Vicaría Zonal tiene una persona encargada del programa, responsable de la ejecución de la planificación zonal de actividades.
Los clubes son organizaciones comunitarias que se preocupan específicamente de defender los derechos de los A.M. dentro de la comunidad, promoviendo acciones y programas en beneficio de sus asociados. En ellos las personas mayores buscan la satisfacción de sus necesidades afectivas, de formación, gregarias, de recreación, de trascendencia, entre otras. Estas organizaciones están conformadas por personas mayores de 60 años, principalmente mujeres, cada club tiene alrededor de 30 a 35 asociados.
En los clubes se desarrolla una importante actividad en las áreas de recreación, autocuidado en salud, desarrollo personal, desarrollo organizacional, talleres de tipo educativo, culturales y productivos, apoyadas técnicamente por las Encargadas del programa en cada Zona y por personas voluntarias que acompañan a los grupos.
- La Vicaría de pastoral de los Trabajadores se relaciona con los dirigentes de las organizaciones más representativas de las luchas de los jubilados y pensionados por el respeto de sus derechos y el mejoramiento de sus condiciones de vida.
La coordinación nacional de las actividades de la Iglesia dirigidas hacia los A.M. organizados en "clubes" está a cargo de la Comisión de Acción Social (D.A.S.), de la Conferencia Episcopal, que, además cumple un rol de orientación y apoyo a cada diócesis, mediante un Consejo nacional formado por 5 representantes de 5 Instituciones: Conferencia Episcopal, Caritas Chile, Obispado de Rancagua, Obispado de Melipilla y Vicaría de pastoral Social del Arzobispado de Santiago.