“La reciente noticia del hallazgo de una persona mayor fallecida en la comuna de Independencia, cuyo deceso ocurre hace más de un año sin que nadie lo advirtiera, reabre el debate sobre la soledad no deseada y el abandono social en la vejez. Para el académico Dr. Patricio Torres, especialista en envejecimiento saludable y docente de la carrera de Terapia Ocupacional de la Universidad Santo Tomás sede Temuco, este tipo de situaciones obliga a preguntarnos si “será algo a lo que tendremos que acostumbrarnos o si simplemente son situaciones aisladas”.
A su juicio, los casos recientes se suman a la amplia evidencia internacional que alimenta la preocupación por una “indiferencia frente a los desafíos del envejecimiento”, una realidad que demanda cambiar la mirada hacia una postura más activa frente a los fenómenos asociados a la nueva longevidad.
El especialista, que además es secretario ejecutivo de la Red Iberoamericana de Envejecimiento Activo y Saludable RIES-Gaudium, señala que vivimos más años, pero no necesariamente preparados para ello. “Resulta importante reforzar los vínculos cercanos que se dan al interior de la familia y los grupos, pero también por medio de los encuentros que generan municipios y organizaciones como el sistema de salud, en orden a estar vinculados significativamente entre las personas mayores”, advierte. De lo contrario, “aumenta la vulnerabilidad en todos los aspectos, incluida la salud, y también la posibilidad de hechos como el que conmociona recientemente a la opinión pública: una persona mayor fallecida y encontrada un año después sin que nadie lo notara”.
Las cifras del Censo 2024 refuerzan esta preocupación. El porcentaje de personas de 65 años o más alcanza el 14%, más del doble de lo registrado en 1992 (6,6%) y muy por encima de los datos de 2002 y 2017 (8,1% y 11,4% respectivamente). En paralelo, la población de 14 años o menos disminuye a 17,7%, una caída significativa en comparación con el 29,4% de 1992. Con este escenario, el Índice de Envejecimiento indica que por cada 100 personas de 14 años o menos hay 79 mayores de 65, lo que refleja un cambio profundo en la estructura demográfica del país.
En la región de La Araucanía el fenómeno es aún más marcado: Gorbea encabeza la lista con 127 adultos mayores por cada 100 menores de 14 años, seguida por comunas como Cunco, Teodoro Schmidt y Curacautín. Para los expertos, estos datos reafirman la urgencia de fortalecer las políticas de bienestar social.
El Dr. Torres señala que estos hechos son motivo de profunda reflexión en el seno familiar y comunitario, pues no se trata de algo nuevo o desconocido, sino de una realidad que “no vemos pero que está presente en nuestro entorno”, y frente a la cual existe una “postura contemplativa que nos lleva a relativizarla, sin advertir que caminamos hacia ella inexorablemente si no hacemos un cambio importante hoy”. En esa línea, insiste en que es urgente generar mayor vinculación desde los sistemas de protección social que dispone el Estado.
El académico también subraya que investigaciones recientes realizadas junto al Dr. Martín Hernández Osses muestran un aumento significativo del edadismo en el país. “Atribuimos prejuiciosamente características que caricaturizan a las personas mayores como si fueran sujetos desechables y de poco valor social, sin reconocer el capital humano y experiencial que han consolidado a través de los años”, explica. Esta tendencia, afirma, se instala progresivamente desde hace varios años y parece estar en concordancia con la indiferencia frente a la mayor longevidad del país, evidenciada por los datos del último Censo.
Torres añade que es necesario observar más de cerca a las personas mayores que viven solas, fortalecer los grupos sociales de apoyo y aprovechar las innovaciones informáticas disponibles, como aplicaciones móviles que permiten monitorear comportamientos atípicos y activar alertas tempranas desde el sistema de protección social. Estas herramientas, señala, marcan la diferencia en la detección de riesgos y en la prevención de situaciones de aislamiento extremo.
En conclusión, el especialista recalca que Chile enfrenta un desafío que nace de una nueva longevidad y que requiere transformaciones profundas. “Necesitamos una nueva mirada, pero sobre todo una renovada conducta donde invirtamos más tiempo para estar cerca de las personas mayores”, sostiene. A su juicio, es fundamental fomentar la vinculación social mucho antes de llegar a los 65 años, pues todos los estudios muestran que con el tiempo aumenta la soledad no deseada y, con ello, la vulnerabilidad en el último tercio de la vida.
FUENTE: enlinea.santotomas.cl - 14/11/25