Entrevista con John Scott, investigador del CIDE
Jesús Ramírez Cuevas
Diario La Jornada de México, 22 de Enero 2006.
La pobreza extrema entre los mexicanos de la tercera edad es muy grave pues se les ha relegado de las políticas sociales. El gobierno federal entregará, a partir de este año, pensiones de 250 pesos mensuales a adultos mayores de familias inscritas en el programa Oportunidades. Aunque en televisión el presidente Fox anuncia la medida como si fuera para todos, sólo beneficiará a 733 mil personas mayores de 70 años. A pesar de ello, México seguirá siendo uno de los países de América Latina que menos recursos destina a la gente de la tercera edad. John Scott demuestra que es factible y sostenible eliminar la pobreza en este sector de la población por medio de una pensión universal.
México es uno de los países de América Latina que menos recursos destina a la protección social de los adultos mayores, incluso por debajo de Bolivia. Históricamente, los gobiernos han dejado en el desamparo a las personas de la tercera edad, sobre todo a las más pobres.
Cuando el gobierno del Distrito Federal estableció la pensión para adultos mayores en la capital, muchos criticaron la medida a la que calificaron de "populista". Aunque entonces el presidente Vicente Fox cuestionó al jefe de Gobierno, Andrés Manuel López Obrador, hoy anuncia en televisión ¬justo en año electoral¬ la creación de un programa similar pero de alcances más limitados.
Sin embargo, contrario a lo que cree la mayoría de economistas, empresarios y tecnócratas, "es factible establecer una pensión universal para los adultos mayores que elimine la pobreza en la tercera edad", afirma John Scott, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE) y miembro del Comité Técnico para la Medición de la Pobreza en México de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedeso).
A pesar del triunfalismo presidencial, las nuevas pensiones para adultos mayores que viven en extrema pobreza sólo beneficiarán a poco más de 733 mil personas (y no un millón como presume Fox en su publicidad).
Según cálculos de la Sedesol de 2004, 18 millones de mexicanos no tienen ingresos necesarios para cubrir la canasta básica alimentaria; es decir, perciben menos de 750 pesos mensuales, apenas suficientes para sobrevivir.
El gobierno federal anunció la creación de una pensión para adultos mayores de las familias inscritas en el programa Oportunidades, que otorga a cinco millones de hogares pobres 650 pesos por cada hijo que estudia la primaria.
La Cámara de Diputados aprobó para este año un presupuesto de dos mil 200 millones de pesos para el nuevo Programa de Retiro para Población en Oportunidades, mediante el cual se entregará una pensión de 250 pesos mensuales a adultos mayores de 70 años en total indefensión (el dinero sólo alcanzará para poco más de 733 mil personas).
En el país hay más de tres millones 600 mil personas mayores de 70 años. El nuevo programa atenderá a uno de cada cinco adultos de la tercera edad y a poco más de la tercera parte de los que viven en pobreza extrema patrimonial.
El programa incluye un esquema de ahorro en el que las personas pueden guardar dinero para su vejez a través del Sistema de Ahorro para el Retiro de Oportunidades. Las personas de 40 o más años tendrán derecho a abrir una cuenta individual con contribuciones voluntarias de 20 a 50 pesos al mes, a las que el gobierno federal depositará un peso por cada uno ahorrado.
México da menos recursos que Bolivia a adultos mayores
En entrevista con Masiosare, John Scott Andreta, investigador del Programa de Presupuesto y Gasto Público del CIDE, aborda el desolador panorama que enfrentan los adultos mayores en nuestro país y desmonta los prejuicios existentes de eliminar la pobreza en ese sector mediante una pensión universal.
Llama la atención que el especialista, defensor de los programas oficiales focalizados para combatir la pobreza, abogue por la posibilidad de una pensión universal para la tercera edad.
De acuerdo con datos oficiales, sólo dos de cada 10 mexicanos mayores de 65 años tienen acceso a una pensión. "La pobreza en la tercera edad en México es un problema muy urgente, es una población vulnerable a la que se ha marginado de las políticas sociales".
La extrema pobreza entre los adultos mayores en México "es excepcionalmente alta en relación con América Latina. La pobreza es 70% superior en ese sector que en el resto de la población, por encima de países pobres como Bolivia, Guatemala, El Salvador o Costa Rica. En Brasil, donde el gobierno aplica una pensión básica de cobertura amplia en el sector rural, la tasa de pobreza en la tercera edad es menor en 25% a la tasa nacional", afirma Scott.
Acerca del nuevo programa federal para adultos mayores, el investigador del CIDE señala: "La crítica o la desilusión que tendría con ese programa no es tanto su operación, sino que debe verse como un punto de partida bastante modesto. Los recursos son muy limitados para el nivel de problema. Se ofrecen 250 pesos mensuales, una tercera parte de la línea de pobreza alimentaria, lo que no garantiza la superación de pobreza extrema en la tercera edad; se necesitaría por lo menos el triple", explica.
"El programa se dirige a las familias beneficiadas por el programa Oportunidades pero hay mucha gente con fuertes problemas de ingreso que no está en ese padrón" (de hecho excluye a unos siete millones de pobres extremos), precisa John Scott.
"Oportunidades es el mejor mecanismo del que dispone el gobierno federal para dirigir recursos en forma eficiente a la población pobre, pero se debe complementar para que lleguen recursos a quienes no están en el programa. Una proporción significativa de la población en pobreza extrema no está en el programa por errores de focalización o porque vive en localidades donde no existen escuelas ni centros de salud. Además, el programa fue diseñado para incentivar la inversión en capital humano en la parte inicial del ciclo de vida, su sesgo es ayudar a familias con niños y jóvenes".
El programa "quizá no sea el mejor mecanismo para identificar a personas de la tercera edad. Deben ampliarse la cobertura y los recursos aprobados si queremos eliminar la pobreza extrema en ese sector poblacional", añade el investigador.
Es viable una pensión universal para adultos mayores
Es posible eliminar la pobreza en la tercera edad en las condiciones actuales del país, asegura John Scott.
"Los sistemas vigentes de seguridad social en México han fracasado como instrumentos de protección social de la tercera edad, su cobertura no alcanza a la población de menores recursos y los ingresos por pensiones contribuyen a aumentar, no a reducir, la desigualdad", sostiene el académico en su ensayo ¿Sería factible eliminar la pobreza en la tercera edad en el ámbito nacional por medio de una pensión básica universal?
El investigador del CIDE es partidario de una reforma del actual sistema de pensiones "que no son viables financieramente, además de que su cobertura es limitada a derechohabientes de ingreso medios y altos".
Para extender la protección social a la población en condiciones de pobreza extrema y eliminar la indigencia en la tercera edad, "es necesario implementar una pensión no contributiva, por un monto cercano a la línea de pobreza alimentaria (750 pesos mensuales). Una pensión básica universal sería fiscalmente sostenible para el próximo medio siglo bajo una trayectoria razonable de crecimiento económico y permitiría eliminar la pobreza en la tercera edad sin las distorsiones y los errores que implicaría una pensión focalizada", escribe el especialista.
En la entrevista Scott matiza: "La focalización de los programas de combate a la pobreza tiene mucho sentido porque logran dirigir los recursos directamente a los más pobres, con menos recursos se logra un mayor impacto".
Sin embargo, advierte: "en el caso específico de la pensión para adultos de la tercera edad, el análisis que yo hago sugiere que tiene ciertas ventajas la universalización porque se ahorran los gastos de la focalización, no desincentiva el ahorro ni el empleo. Contrario a lo que se piensa, fiscalmente resulta menos costoso de lo que se cree".
John Scott analiza cuatro estrategias posibles para eliminar la pobreza en la tercera edad "que podrían ser complementarias": reformar los sistemas de seguridad social vigentes, ampliando su cobertura en un sistema único; crear programas para la superación de la pobreza dirigidos a la población de la tercera edad (o incluirla en los ya existentes); una pensión básica dirigida; y una pensión básica universal.
La primera opción implicaría una ampliación de la cobertura de los sistemas de seguridad vigentes, reduciendo las tasas de reposición y/o trasladando parte del financiamiento hacia impuestos generales, sobre todo al consumo que no afectan el mercado laboral.
Los programas para la superación de la pobreza y la pensión básica focalizada, aunque parecen equivalentes ¬recursos dirigidos a los adultos mayores pobres¬, se distinguen porque, en una, los recursos contra la pobreza dependerían de las prioridades del gobierno en turno; la otra representa un derecho garantizado por una ley de seguridad social.
Actualmente existe el Programa de Atención a Adultos Mayores en Zonas Rurales, surgido en 2003 como resultado del Acuerdo Nacional para el Campo. En 2005 se le destinaron cinco mil 912 millones de pesos. También está el nuevo programa para adultos mayores de Oportunidades.
"La transferencia focalizada tradicional, donde los beneficiarios dejan de ser elegibles en cuanto cruzan la línea de pobreza, desincentiva el trabajo, el ahorro privado y la participación de los sistemas contributivos de seguridad social. Aumentan los errores de exclusión de Oportunidades, que no llega a las poblaciones más pequeñas donde posiblemente se encuentren los adultos más vulnerables. Pero ese programa sería el mejor punto de partida para iniciar pensiones dirigidas", dice.
En el caso de la pensión universal, señala Scott, "sus virtudes son múltiples", incluso reconocidas en el ámbito internacional (Banco Mundial). "Garantiza la cobertura prácticamente total de la población pobre y es la única estrategia que garantiza la eliminación de la pobreza extrema en la tercera edad si cuenta con un presupuesto suficiente. Además, una pensión universal no afectaría los incentivos laborales, de ahorro privado o de incorporarse a sistemas público contributivos de seguridad social, al no condicionarse el ingreso de los beneficiarios. Finalmente, una pensión universal prácticamente eliminaría los altos costos administrativos, al no suponer procesos de identificación y seguimiento".
Las pensiones universales son comunes en los países industrializados (Holanda, Dinamarca, Noruega, Nueva Zelanda, Canadá, Australia), pero los países en desarrollo han optado por pensiones focalizadas, salvo excepciones como Bolivia, Mauritos, Namibia o Samoa.
Scott desmiente la percepción "falaz" de que una pensión universal es injusta e ineficaz como instrumento redistributivo independiente del ingreso y riqueza de las personas.
"Aunque sea sorprendente para muchos, la pensión universal es viable financieramente para México", asevera Scott. Para demostrarlo, toma como base los 668 pesos de la pensión para adultos mayores que se dan en el DF. Si hay 3.6 millones de mexicanos mayores de 70 años (cifras de Conapo), el costo de la pensión universal alcanzaría los 28 mil 471 millones de pesos, 0.35% del PIB. Si como se proyecta, en el año 2050 hay 20 millones de adultos mayores, con un crecimiento anual de 3% en el país, el costo de las pensiones universales será apenas de 0.5% del PIB.
"Dada la estructura progresiva del sistema de impuestos vigente, la pensión obtenida por la población más rica regresaría a las arcas públicas. Este segmento de población contribuiría, de hecho, con tres cuartas partes del costo fiscal del programa", explica.
La pensión universal podría eliminar la pobreza en la tercera edad y es fiscalmente sostenible para el próximo medio siglo.
Como señala John Scott, "urge un debate nacional sobre el tema sin prejuicios". En tanto, es curioso que muchos de los que califican esta propuesta como "populista" o "injusta", no necesiten de una pensión para sobrevivir.
http://www.jornada.unam.mx/2006/01/22/mas-cuevas.html