Reseña del XVII Seminario Anual de Antropología del Envejecimiento y Vejez. La situación ocupacional, sus condiciones alimentarias y el apoyo de sus redes sociales

Lunes, 05 de Diciembre de 2022

Canal: Actividades y eventos gerontológicos

Felipe R. Vázquez Palacios

Este seminario se llevó a cabo los días 19 y 20 de octubre del 2022, participaron expertos de las áreas de ciencias sociales y la salud, también integrantes de instancias gubernamentales y representantes de la sociedad civil, así como personas mayores. Se tuvieron dos conversatorios que giraron en torno a preguntas detonadoras que se hicieron a los participantes; dichos cuestionamientos abordaban la condición laboral y alimentaria, así como la situación en cuanto a las redes sociales de las Personas Adultas Mayores. El objetivo fue averiguar cómo estos aspectos pueden mejorar a través de la generación de alternativas. 

El primer conversatorio giró en torno a dos preguntas fundamentales: ¿Qué situaciones viven las personas mayores en lo laboral, en lo alimentario y en sus redes sociales? y ¿Cuál es la situación que en la actualidad prevalece en la población adulta mayor de Veracruz con relación a los tópicos señalados?

La primera intervención partió de entender a la alimentación como un proceso social complejo que está conectado con una gran diversidad de componentes que determinan e inciden en la existencia de un perfil nutricional para la persona mayor. Estos perfiles específicos nutricionales implican procesos biológicos, los cuales mantienen una relación con los cambios morfológicos que se corresponden con el avance del tiempo. Según el Banco Mundial, en México existían en 2011, aproximadamente 23 millones de personas en situación de pobreza alimentaria, para el 2018 esta cifra aumentó a 32. 2 millones de persona, estos números tan altos están relacionados con el alza de los precios en la canasta básica, el aumento de la tasa de desempleo, el crecimiento de los trabajos informales poco remunerados, la cancelación de programas basados en transferencias monetarias, la insuficiencia de los apoyos, la presente crisis de la rentabilidad del campo, las transformaciones demográficas y el propio sistema alimenticio. Toda esta situación puede resumirse en dos grandes problemáticas: la alimentaria y la nutricional: la primera tiene que ver con la forma en que se acceden a los alimentos, pues en nuestro sistema económico estos se consiguen por medio de la compra, lo cual los vuelve un bien que no es accesible para todos; la segunda se encuentra relacionada con los patrones de consumo, es decir son todos aquellos alimentos que las personas ingieren en su día a día, los cuales, en muchos de los casos suelen ser poco saludables o con altas cargas calóricas.

Después de los señalamientos anteriores, los panelistas hicieron referencia a la concepción ontológica de la vejez, señalando que aquello que alguna vez fue denominado edad de oro pasó a ser la edad de la desgracia, pues se considera que este sector de la población no genera ningún tipo de aporte a la economía y simboliza una carga para la sociedad y una amenaza para la subsistencia social. Se planteó que la imagen negativa de la vejez terminaría perjudicando su integración a la bolsa de trabajo e incrementando el empleo informal en donde los trabajos, además de ser poco remunerados, presentan una diferencia de ingresos con relación al género. 

Obviamente no podía faltar el que se tocara lo referente a las pensiones, en un país donde más del 80% carece de esta prestación, aclarando que las pensiones en la mayoría de los casos, cuando existen, son muy desiguales. Esta situación es uno de los factores que ha permitido el aumento de los problemas nutricionales, ya que sin estos recursos las personas mayores no tienen posibilidad de acceder a los alimentos primarios que son necesarios para un envejecimiento saludable. 

Se mencionó que las personas mayores se encuentran en diferentes niveles de salud, siendo las más afectadas aquellas que se encuentran en situación de rezago social, pues son estas las que presentan mayores problemas de discapacidad, además de no contar con el acceso a medios que los ayuden a tratar dicha situación. En el conversatorio se presentaron varias situaciones problemáticas por las que pasan las personas mayores principalmente en el estado de Veracruz, por ejemplo, se mencionó que aproximadamente el 15% de la población de mayores del estado es considerada como no productiva; que gran parte de esta población sufre de algún tipo de discriminación o violencia por parte de familiares o compañeros de trabajo, que existe una marcada diferencia en el proceso de envejecimiento entre las personas de contextos urbanos con respecto a los de contexto rural, que hay un aumento del estrés en personas mayores, que aproximadamente el 45% de esta población mayor veracruzana no recibe algún tipo de apoyo que le permita un acceso optimo a los servicios de salud o a los alimentos básicos para un envejecimiento saludable. 

Ante este escenario, algunos panelistas empezaron a plantear algunas propuestas como: Garantizar patrones de autonomía en personas mayores para acceder a sus alimentos; generar una cartografía diseñada para la mercantilización de las actividades diarias, crear una infraestructura amigable para todas las personas, entender que los alimentos determinan la salud y que el bien es para toda la humanidad y no solo para las personas mayores. Se hizo hincapié en la necesidad de pensar en proyectos sostenibles basados en la producción de alimentos sin transgénicos, hacer que los gobiernos se enfoquen en las zonas rurales, pues son estos espacios en donde se encuentran las situaciones más precarias en términos de acceso a la salud. Del mismo modo, se abordó la importancia de crear instituciones públicas en donde se pueda generar una atención multidisciplinaria para las personas mayores en situaciones vulnerables y cortar las cadenas alimentarias de acceso a los alimentos.

Para el segundo conversatorio los panelistas se centraron en la respuesta a dos preguntas: ¿Qué podemos hacer para afrontar saludablemente las situaciones señaladas en el primer conversatorio? y ¿Qué tendrían que realizar concretamente las personas mayores, las organizaciones sociales, las instituciones y la academia para garantizar los derechos de esta población, con relación a lo ocupacional, la alimentación y las redes sociales?

Las respuestas giraron desde tres niveles: en lo político, en lo institucional preferentemente en el servicio de salud y en los servicios de asistencia social y por último, a nivel personal. En lo político se argumentó que es necesario que se continúen con los programas actuales que apoyan a la población mayor, pero también que estos mismos aumenten su rango de alcance, además, que el apoyo que da el gobierno federal a las personas mayores, solo se dé a las personas que ganan menos de 10 salarios mínimos. Que las instituciones gubernamentales no solo mejoren su eficiencia y participación, sino también que generen capacitaciones a las personas mayores en el consumo adecuado de alimentos que les ayude a llevar un envejecimiento más saludable, trabajando todo esto desde lo interdisciplinar, lo multidisciplinar y lo transdisciplinar para implementar una educación popular basada en el diálogo y superar los escenarios exclusivos y excluyentes, mismos que han sido colocados por nuestra sociedad.

En el nivel institucional se habló de los servicios de la salud, se mencionó la necesidad de un cambio en la perspectiva de los servidores de la salud en cuanto a lo forma en que conciben a las personas mayores, pues tienen que reconocer que estos últimos son sujetos de cambios, y no solo recipientes. También se mencionó de la importancia de cambiar la forma en que se conciben a los servicios de salud, pues estos espacios han sido ligados dentro de la memoria colectiva de las personas mayores como un lugar en donde solo se atienden las enfermedades, cuando la realidad es que son espacios en donde se tratan los padecimientos. Se resaltó la necesidad de rescatar la importancia de la salud mental de las personas mayores; rescatar las experiencias, conocimientos y saberes que poseen los adultos mayores, a través de talleres de aprendizaje y el mejoramiento en la administración de los recursos dirigidos a los adultos mayores.

En el nivel el personal, los panelistas aclararon que es totalmente necesario que la población adulta mayor también sea participe en el cambio y mejoramiento de su envejecimiento, por lo cual, deben de ser conscientes de los accesos médicos a los cuales tienen derecho; tienen que generar una autonomía en el tratamiento de su padecimiento; deben de romper con el esquema del sistema alimentario y entender que el envejecimiento no es un proceso homogéneo, sino muy diverso;  reconstruir el tejido social familiar, vecinal y comunal;  mantenerse activos, no solo en el sentido de las actividades físicas, sino más bien, en lo relacionado a su utilidad como sujetos sociales. Incentivar la idea de que el jubilarse debe ser entendido como un beneficio, más no como un símbolo de abandono de la utilidad o productividad de la persona mayor.

Después de todo lo anterior mencionado, el seminario concluyó con un diálogo abierto, donde académicos, profesionales de instancias gubernamentales y representantes de la sociedad civil, así como personas mayores reconocieron que, aunque hay logros y avances, hay muchos de los problemas que siguen latentes. 

Para cualquiera que esté interesado en ampliar sobre estos temas puede revisar las siguientes ligas: 

Primer seminario:

https://fb.watch/girKhR_GPI/

Segundo seminario: 

https://fb.watch/girLtOQ9m6/