Si no se establece una política adecuada, la tendencia será a tener una población mayor con fuertes índices de discapacidad.

Los riesgos de ser adulto mayor

Viernes, 02 de Septiembre de 2005

Canal: Recortes de prensa


Dra. Juan Silva, Directora del Instituto Nacional de Geriatría
Diario Financiero, Santiago Chile 11 de julio de 2005


Chile es hoy una sociedad en transición demográfica avanzada. Este proceso es el resultado de dos fenómenos: el aumento de las expectativas de vida y la baja en la tasa de fecundidad, lo que hace que los mayores de 60 años tengan cada vez más peso en el total de la población. Tal es así, que los índices demográficos de este sector para 2002 alcanzaron 11,4% del total poblacional.

Logrado ya el proceso de alargar la vida, corresponde ahora pensar en la calidad de los años ganados. ¿Cómo viven hoy día los adultos mayores y cómo viviremos mañana estos años de adultez mayor?

Hay dos conceptos que permitirán acercarnos a una mejor calidad de vida en la vejez: independencia y autonomía. Por ellos se entiende la capacidad de desempeñar funciones de la vida diaria con poca o ninguna ayuda y la habilidad de controlar, afrontar y tomar decisiones, personales acerca de cómo vivir, respectivamente. ¿Cómo logramos que esos años se desarrollen dentro de la mayor independencia y autonomía posible?

La respuesta a esta interrogante, sin duda, debe provenir de la planificación de la salud. El Estado, a través del Ministerio de Salud (Minsal), es quien tiene la responsabilidad de definir políticas en esta materia. Sin embargo, el cuidado del bienestar físico y mental no es sólo responsabilidad de este sector, sino que también compete a todo el Estado, los organismos académicos, los medios de comunicación, las personas y la sociedad en su conjunto.

Es fundamental que la mantención de la funcionalidad de los adultos mayores esté en el núcleo central de las políticas de salud. Para la sociedad y para el propio individuo es vital valerse por sí mismo en materia de requerimientos personales, es decir, ser independiente. Sin embargo, dadas las características propias del envejecimiento, los adultos mayores son quienes presentan enfermedades crónicas degenerativas. Estas, a su vez, pueden complicarse y llevarlos a un estado de invalidez y dependencia. De hecho, del total de discapacitados del país, los adultos mayores constituyen el 43,3%. De aquí que si no se establece una política social y de salud adecuada para este sector, la tendencia será a tener una población mayor con fuertes índices de discapacidad. ¿Es eso lo que queremos para nuestra vejez?

El envejecimiento de la población y de los individuos implica una demanda específica y propia de este grupo etáreo respecto a su salud. Así, para efectuar una planificación frente a los cuidados del mantenimiento físico y mental, es necesario buscar un indicador del estado de salud más representativo de este grupo que, entre otros, incluya índices tradicionales como morbilidad, a los 80 años los adultos mayores  pueden presentar hasta tres enfermedades crónicas.

Es por ello que si no se actúa en forma consciente y planificada en materia de prevención, la discapacidad es lo que tendremos al final del camino.

Entre los factores de riesgo para la salud de este segmento de la población, por otra parte, están las condiciones del ambiente, la salud, el estilo de vida y sus actitudes, los factores económicos, la ayuda social y la predisposición de la sociedad hacia los ancianos. La identificación de estos puntos puede facilitar su intervención y mejorar el nivel de vida que este sector ha llevado hasta hoy.

Por otro lado, definir políticas que promuevan el acceso de este grupo a un adecuado uso del tiempo libre y la recreación les ayudará a prevenir problemas de salud cognitivos como pérdida de memoria y posterior desarrollo de demencia.

Por último, asegurar la posibilidad de trabajo para los adultos mayores, implementar lo que se conoce como “preparación para la jubilación y la utilización del tiempo libre”, promover y facilitar su participación en los diferentes organismos de la comunidad y disponer que todos los profesionales que se relacionan con este sector tengan una formación adecuada, son algunas propuestas que contribuirán a solucionar los actuales problemas en esta materia.

Debemos aprender a mirar la adultez mayor como una oportunidad para la sociedad y no como una carga. Esta actitud permitirá desarrollar vínculos sociales que hoy están trizados y que impiden un desarrollo integral de este grupo de la población.