El rol de la familia costarricense en el sistema de atenciĆ³n a la dependencia

Viernes, 15 de Marzo de 2019

Canal: Envejecimiento y vejez

por Julián López. 

Las preguntas que nos hacemos a medida que envejecemos podrían incluir, por ejemplo, ¿quién va a cuidar de nosotros? ¿cómo solventaremos ese cuidado? ¿nos convertiremos en una carga para nuestros seres queridos? ¿deberíamos ahorrarles esa carga y explorar la opción de un hogar de ancianos? Ninguna de estas preguntas es sencilla y las respuestas son especialmente complejas en sociedades en las que la gente tiende a sentirse más alienada. Pero en algunas culturas, donde los vínculos familiares son fuertes, las dinámicas de cuidado son más claras a la hora de enfrentar los desafíos que supone el envejecimiento.

La dependencia en Costa Rica

Análisis preliminares con datos recientes sobre dependencia y cuidados en Costa Rica sugieren que de los mayores a 60 años, el 50% de las personas consultadas tiene al menos una limitación funcional, que se define como la imposibilidad de ejecutar una actividad diaria a nivel físico o mental, por ejemplo, o referirse a problemas visuales o dificultad para comunicarse, entre otras.

También, de los consultados, cerca del 70% padece al menos una enfermedad crónica. Pese a las altas tasas de enfermedades crónicas y dificultades para las tareas diarias, solo un 10% de los adultos mayores consultados que las padece recibe algún apoyo. Aunque esto suena alarmante, algunas limitaciones y enfermedades pueden ser relativamente leves al comienzo.

Entre las situaciones que requieren mayor apoyo se encuentran las actividades de “autocuidado”. Un alto porcentaje de los adultos mayores consultados han sido asistidos en tareas como bañarse o comer.  La “incapacidad para comunicarse” aparece como la segunda limitación más severa. Por último, cerca del 30% del apoyo brindado a este grupo poblacional se concentra en las personas con capacidad física limitada.

Enfrentar los desafíos con afecto

La tarea de proveer cuidado de largo plazo recae principalmente en las mujeres de la familia. Los datos disponibles muestran que el 89% de los cuidadores son miembros de la familia y, de ellos, el 75% son mujeres. Cabe señalar, además, que cerca del 63% de las cuidadoras tiene entre 40 y 69 años. Estas cifras guardan coherencia con los hallazgos de estudios recientes sobre las estructuras familiares en América Latina y el Caribe.

¿Pero a quiénes cuidan? Sobre todo, a las personas que son cabeza del hogar y su pareja y/o a sus padres o suegros. Las personas que son cabeza del hogar reciben de sus hijos o hijastros casi la misma cantidad de apoyo que de sus parejas, alrededor del 45%. Sus parejas, por otro lado, son asistidas principalmente por las propias personas que son cabeza del hogar (70%) y menos por sus hijos (25%). Los padres que han llegado a depender de sus hijos en términos de apoyo financiero y diario reciben de ellos alrededor del 60% de la ayuda y de su pareja el 30%.

Tres dinámicas principales de cuidado de los adultos mayores costarricenses:
1.    La primera, el cuidado mutuo entre parejas: mientras uno de ellos se vuelve más dependiente, el otro atiende las necesidades de ambos.
2.    La segunda dinámica involucra a los hijos, que se vuelven responsables de sus padres y asumen un papel activo en apoyarlos.
3.    Esto puede conducir, a su vez, a una tercera dinámica: los hijos se mudan donde sus padres o se los llevan para cuidarlos ellos mismos o sus parejas.

¿Pero bastará con el afecto?

Las familias costarricenses, como es común en América Latina y el Caribe, tienden a mantenerse juntas, por lo que en muchos hogares hay por lo menos una persona mayor de 60 años. El sistema tradicional de atención a la dependencia consiste de varias relaciones interfamiliares y funciona relativamente bien pues reparte entre múltiples cuidadores la responsabilidad de atender a los adultos mayores en situación de dependencia. Sin embargo, de cara al futuro las tendencias del acelerado envejecimiento global también afectarán a Costa Rica y pueden resultar abrumadoras para un sistema que se apoya casi enteramente en el cuidado familiar. Es importante que los tomadores de decisiones consideren esta circunstancia a medida que nos acercamos al año 2050, para cuando las proyecciones estiman que uno de cada cuatro individuos tendrá más de 60 años a escala global. Se prevé que Costa Rica inicie su transición hacia una sociedad anciana en las próximas décadas, y las dinámicas de atención a la dependencia tendrán que adaptarse a esta nueva realidad. ¿Estarán listas las familias y las instituciones?

Julián López es un estudiante de Política Internacional y Economía con enfoque en portugués en Middlebury College. Fue pasante en la División de Protección Social y Salud del BID en el verano de 2018.

Fuente: Blog Gente Saludable (BID) – 25/02/2019
https://blogs.iadb.org/salud/es/adultos-mayores-en-costa-rica/