En los años 70 se realizaron esfuerzos intensos de promoción de anticonceptivos, bajo el supuesto que menos gente podría tener mejor calidad de vida.
Paradójicamente, ahora que la fecundidad ha bajado a niveles proyectados en aquella época, también se augura una catástrofe inminente. Cabe entonces preguntarse qué ha pasado y qué puede pasar con la calidad de vida y la pobreza.
El aumento de la longevidad que hemos experimentado es una señal clara de avances en el desarrollo socioeconómico de la población latinoamericana y caribeña. No obstante, existe una percepción muy diseminada de que se trata de un proceso que pone en peligro precisamente esos mismos frutos del desarrollo. No son pocos los que han pronosticado que la caída de la fecundidad y del tamaño de la familia, el aumento de la tasa de dependencia demográfica, la mayor prevalencia de las enfermedades en la vejez y el contexto de pobreza en el cual de dan estos cambios, aseguran un desenlace apocalíptico.
En este contexto cobra una importancia extraordinaria que comencemos a pensar seriamente y ponernos de acuerdo: viejos y jóvenes en un Nuevo Contrato Social Intergeneracional acorde con esta nueva etapa del desarrollo que estamos viviendo. Un pacto entre generaciones definiendo un equilibrio más justo entre los derechos y los deberes ciudadanos de todos: niños, jóvenes, adultos maduros y mayores.
En la práctica estas intenciones se traducirían en compromisos consensuados a ser asumidos progresivamente por todos los integrantes de la familia, las comunidades y la sociedad, de aportar esfuerzos muy concretos.
Entre ellos:
Asegurar el conocimiento, aprecio y trato justo de la vejez y las personas mayores, asó como de sus aportes a la sociedad como valores culturales.
Mejorar la seguridad económica de las personas mayores y de los jóvenes y la productividad de su actividad laboral:
- Eliminando discriminación por edad en políticas y prácticas de empleo.
- Incentivando la jubilación más tardía.
- Abriendo el acceso de adultos mayores al crédito y la asistencia técnica para la creación de micro y pequeñas empresas intergeneracionales.
Mejorar la salud y la capacidad funcional de las personas mayores:
- Promoviendo su actividad física y mental, con miras a prevenir y postergar enfermedades y discapacidades.
- Mejorando la calidad de la atención con modelos nuevos que viabilicen envejecer en casa.
- Mejorando la atención institucional de las personas dependientes internadas que no tengan otras opciones.
Estas son algunas de las acciones que nos pueden llevar a un bienestar compartido por todos. Es decir a un envejecimiento exitoso que comience al nacer.