Cuidar a los nietos por obligaciĆ³n y no por placer, un problema que crece

Viernes, 16 de Enero de 2009

Canal: Recortes de prensa

Los expertos ya hablan del síndrome de la abuelidad no elegida. La tendencia aumenta en los hogares de clase media donde la plata no alcanza para pagar una niñera o guardería. ¿El resultado? Abuelas cansadas y exigidas. Los riesgos.

Por: Graciela Gioberchio
Clarin.com
11/1/2009.

Son abuelas full time. Abuelas sin tiempo libre. Abuelas cansadas y exigidas que tienen miedo de decir que no. Abuelas a las que les gustaría consentir más los caprichos infantiles que ponerles límites. Son "abuelas esclavas" de sus nietos porque tienen que cuidarlos por obligación y no por placer.

Es un fenómeno que crece, sobre todo, en la clase media donde mamá trabaja tantas horas como papá y sin embargo cada vez les cuesta más afrontar los gastos de jardines maternales, niñeras y colegios de doble escolaridad.

Los casos de abuelas de tiempo completo se observan con frecuencia en los consultorios médicos. Los especialistas consultados por Clarín señalan que tres de cada diez mujeres de entre 55 y 68 años se sienten obligadas a cuidar a sus nietos. Y esta "abuelidad" no elegida muestra consecuencias sobre la salud. Cansancio permanente, hipertensión difícil de controlar y malestar anímico -no atribuibles a trastornos orgánicos- son sólo algunos de los síntomas que forman parte de lo que los médicos ya bautizaron como el "síndrome de la abuela esclava".

"Es una esclavitud voluntaria que lleva a una sobrecarga creciente, física y emocional", señala Germán De La Llave, médico especializado en geriatría y gerontología. Y agrega: "La consulta nunca es puntual. Las pacientes llegan por un diagnóstico secundario: migrañas, apatía, cansancio, hipertensión arterial que no se puede controlar. A las abuelas les cuesta decirlo: recién después de 40 minutos de charla lo admiten con mucha tristeza".

La psicóloga Diana Resnicoff explica cómo hay abuelas que llegan a este punto. "Empiezan a cuidar al nieto con mucho gusto, pero con el paso del tiempo sienten que sus vidas giran en torno al chico y no pueden disponer de su tiempo: van postergando cosas, cursos, salidas, clases de gimnasia, consultas médicas. De esta manera, ese rol que al principio fue placentero termina siendo una carga. Y todo lo que no se puede decir con palabras lo dice el cuerpo: fatiga, cansancio, depresión".

Resnicoff agrega que este síndrome aparece en el rol femenino "porque la confianza en el cuidado de los niños se deposita en la mujer, la madre; en cambio el abuelo lo vive más como espectador".

La problemática motivó la publicación de libros. El médico español Alejandro Guijarro Morales es el autor de "El Síndrome de la Abuela Esclava. Pandemia del Siglo XXI". En sus páginas asegura que "la patología es más habitual de lo que se piensa" y que "en general, afecta a mujeres adultas, amas de casa, que durante años estuvieron a gusto con la crianza de sus hijos y nietos hasta que se sienten desbordadas y empiezan a padecer síntomas clínicos".

Para separar la paja del trigo, Laura Bottini, psicóloga y presidenta de la asociación civil Integra Calidad de Vida, sostiene que "una cosa es una colaboración elegida en el cuidado de los nietos y otra, una obligación impuesta. Lo último desdibuja el verdadero vínculo que debe darse entre abuelos y nietos, una relación menos presionada por los límites que impone la crianza de un niño, que es patrimonio de los padres", señala.

Los especialistas consultados por Clarín coinciden en que muchos casos de "abuelas esclavas" se dan con la llegada del primer nieto. En general, sus padres -jóvenes profesionales de entre 25 y 35 años, que suelen hacer cursos y posgrados- prefieren que la abuela cuide al bebé porque tienen miedo y desconfianza que lo haga una niñera o dejarlo en una guardería.

Entran en juego varios escenarios donde priman la culpa y la falta de claridad de los roles. La abuela piensa: 'Cómo decirle que no a este hijo que trabaja tanto, que no tiene otra alternativa, que debe hacerlo para sostener la casa, la familia, la educación de los hijos...'. Es común escuchar a los padres decir: 'No puedo retar a los chicos durante el poco tiempo que estoy con ellos'. Y no es raro que los chicos se abusen de los dobles mensajes que se suelen generar en estas situaciones: 'Le pido permiso a la abuela porque me va a decir que sí'.

"Cuando la relación se vuelve tóxica es necesario revisar todo y buscar espacios de cuidado posibles donde los roles estén bien definidos", alerta Bottini.

"Son los hijos quienes deben tomar conciencia de las consecuencias negativas que todo esto provoca en la salud de sus madres. Deben entender que son abuelas y no cuidadoras. Y algo muy importante: no hay medicamentos ni drogas que solucionen estos casos", advierte De La Llave.

El objetivo, sano para todos, es que la abuela vuelva a ser abuela.