Abuso y maltrato en la vejez

Martes, 17 de Febrero de 2004

Canal: Políticas y Derechos

(Publicada por la RLG en Octubre del 2000)

Autores: S. N. Pszemiarower*, N. Pochtar Pszemiarower**, Dra. Susana A. Finkelstein

*Médico Geriatra ** Psicóloga Abogada

Introducción

Basándose en la Declaración de Derechos y Responsabilidades de las Personas de Edad (Federación Internacional de la Vejez, 1991) Naciones Unidas elaboró los Principios de Naciones Unidas a favor de las Personas de Edad. Somos conscientes que estos Documentos tienen más fuerza ética y política que legal, sin embargo su influencia ha ayudado a cambiar la visión en materia de Derechos Humanos y colaboran a instalar un tema impostergable en la sociedad. Algunos conceptos de Organismos Internacionales vinculados con la temática, que fueron vertidos en la década de los ´90, son los que mencionamos a continuación:

Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (P.N.U.D.) I.D.H. 1994.

"Creemos colectivamente que nuestro mundo no puede sobrevivir si sigue siendo rico en una cuarta parte y pobre en sus otras tres cuartas partes, democrático en una mitad y autoritario en la otra, con oasis de desarrollo humano rodeados de desiertos de privación humana. Nos comprometemos a adoptar todas las medidas necesarias, en los planos nacional y mundial, a fin de invertir la actual tendencia al aumento de las disparidades dentro de un mismo país y entre distintos países".

"Prometemos asumir un profundo compromiso en pro de una nueva filosofía social y económica que coloque al ser humano en el centro de nuestras preocupaciones y cree vínculos inquebrantables de solidaridad humana".

CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE POBLACIóN Y DESARROLLO (1994)

En el Programa de Acción se afirma que no debe considerarse el envejecimiento de la población como una carga sino como la oportunidad para que las sociedades reconozcan la valiosa e importante contribución que las personas mayores pueden aportar a la sociedad.

Los objetivos principales en relación con las personas de edad son aumentar su capacidad para valerse por sí mismas, a fin de que puedan vivir en forma independiente el mayor tiempo posible, y mejorar los sistemas de atención de salud y de seguridad económica en la vejez. Al formular las políticas socioeconómicas, los gobiernos deberán prestar atención al número creciente de personas de edad y establecer sistemas de seguridad social que aseguren una mayor equidad y solidaridad intergeneracional e intrageneracional; fomentar la viabilidad de las familias de varias generaciones; prestar apoyo a largo plazo a las personas de edad más débiles; tratar de aumentar la participación de las personas de edad en la sociedad prestando apoyo a su capacidad para valerse por sí mismas, y tratar de que las personas mayores puedan llevar una vida independiente, saludable y productiva en la que aprovechen plenamente sus aptitudes y facultades. Por último, los gobiernos deberán reforzar los sistemas oficiales y no oficiales de apoyo y seguridad y eliminar la discriminación y la violencia contra las personas mayores.

CUMBRE MUNDIAL SOBRE DESARROLLO SOCIAL (1995)

Nos comprometemos a promover la integración social fomentando sociedades estables, seguras y justas, basadas en la promoción y protección de todos los derechos humanos, así como en la no-discriminación, la tolerancia, el respeto de la diversidad, la igualdad de oportunidades, la solidaridad, la seguridad y la participación de todas las personas, incluidos los grupos y personas desfavorecidas y vulnerables.

Las personas de edad pueden ser particularmente vulnerables en todos los países a la exclusión social, la pobreza y la marginación.

El bienestar de las personas supone también el ejercicio de todos los derechos humanos y las libertades fundamentales, el acceso a una buena educación, a servicios de salud y otros servicios públicos básicos, y el desarrollo de relaciones cordiales dentro de las comunidades. La integración social, es decir, la capacidad de las personas de vivir juntas respetando plenamente la dignidad de cada una de ellas y el bien común, el pluralismo y la diversidad, la eliminación de la violencia, la solidaridad y la capacidad de participar en la vida social, cultural, económica y política, abarca todos los aspectos del desarrollo social. Exige la protección de los más débiles, así como el derecho a disentir, crear e innovar. requiere además un entorno económico sólido y el respeto de las culturas, sobre la base de la libertad y la responsabilidad. Se necesita también la plena participación tanto del Estado como de la sociedad civil.

Asegurar la capacidad y las oportunidades de todas las personas, especialmente de las desfavorecidas o vulnerables de lograr su propio desarrollo económico y social, establecer y mantener organizaciones que representen sus intereses, participar en la planificación y aplicación de las políticas y programas gubernamentales que vayan a afectarlas directamente.

Para fortalecer los lazos familiares y fomentar el papel de la familia en la integración social es preciso, velar por que todas las políticas sociales y económicas respondan a las necesidades de la familia, prestando atención en particular a su capacidad de ocuparse de los niños y los ancianos.

Fundamentación

Los pueblos de la antigüedad, tuvieron actitudes de abandono de ancianos en épocas de sequía o guerras; pero en la mayoría de los casos eran venerados como sujetos mágicos. Es posible que ello ocurriera por ser pocos los individuos que llegaban a una edad avanzada. En esos casos la matanza de los ancianos, correspondía más a un rito religioso que a un propósito destructivo.

En la antigua Grecia, dicen los historiadores, que cuando se tenía la suerte de llegar a una edad avanzada, se celebraba al anciano con una fiesta, y se lo despeñaba, ya que el resto de la vida sería una "enfermedad crónica e incurable", según Hipocrates.

En Roma se le dio características institucionales al respeto por la vejez. El "pater" era respetado en sus facultades de potestad cualquiera fuese su edad. Como culminación política surgió el Senado, que era el Consejo de Ancianos, cuya influencia en el desarrollo del Imperio fue trascendente. Lo mismo podemos decir de lo que los textos bíblicos relatan sobre la vejez en el pueblo Judío. La palabra "Zaken", en hebreo significa vejez, pero también sabio o decano.

Ya en la edad media existían instituciones destinadas a cuidar ancianos y desvalidos. Pero en todas las épocas, no relatando aquí en aras de la brevedad los ejemplos puntuales; la sociedad patriarcal tenía una dicotomía. Por un lado el trato a los ancianos con dominio económico y social, traducido en respeto, veneración y aun subordinación. A tal punto, que los jóvenes ansiaban llegar a esa edad para asumir dignidad; más aun trataban físicamente de parecer mayores, porque el hombre adulto mayor era una garantía de respetabilidad. Pero por otra parte, no nos olvidemos que existía una gran masa de ancianos que eran maltratados, en épocas difíciles por su poca posibilidad de producción y su gran necesidad de cuidados, imposibles de satisfacer en épocas de crisis.

En los últimos cincuenta años cambió la óptica sobre lo valioso o disvalioso de la edad. Se endiosó lo joven, lo bello, lo eficaz en términos productivos modernos. Por lo tanto, surgió una forma de maltrato psicológico (desvalorización) por el sólo transcurso de los años. A ello se sumó que se mantenían en el mundo esa masa de ancianos desvalidos, no patriarcas sino "peso familiar".

En nuestro país con la Constitución de 1949, se aprobaron una serie de normas que contemplaban los "Derechos de la Ancianidad". Modificada la Constitución en 1957, lo único que se consagró fue el derecho a la seguridad social, con jubilaciones o pensiones móviles.

Los derechos, concomitantes con deberes personales y sociales que todos tenemos, no son distintos en una u otra época de la vida. El énfasis en la protección de los Derechos Humanos en las personas viejas persigue la superación de las situaciones de desventaja existentes, más no generar sistemas que perpetúen las discriminaciones y las situaciones de inferioridad.

Vivimos en un mundo donde impera la violencia, producto de una crisis integral, política, social y económica que castiga duramente a amplios sectores sociales. Dentro de este contexto, son excluidos del sistema social, un gran número de seres humanos pertenecientes a los sectores más vulnerables de la población: niños, jóvenes, discapacitados, mujeres y ancianos. Estos grupos son los que más sufren violencia social en sus múltiples facetas: las actividades violentas afloran y se descargan sobre los más débiles.

La violencia contra los grupos más vulnerables, tiene que tener su correlato de repulsa social, y la respuesta tiene que estar dada por la sensibilización de las personas que por su profesión o llegada a los diversos sectores comprometidos en el problema, deberán establecer estrategias para la acción.

La víctima vulnerable, es la persona herida que se encuentra imposibilitada de solicitar auxilio debido a su condición física, psíquica y social, niños, discapacitados, enfermos, personas internadas, ancianos, asaltadas en su propio hogar, son algunas de las numerosas víctimas vulnerables, por ello padecen los mayores sufrimientos individuales y familiares.(1)

Deberá ser entonces la Victimología uno de los soportes que atiende a las víctimas. De tal modo se ligan a esta disciplina de hoy la ratificación de los Derechos Humanos para la no-humillación de las personas, la erradicación de los procesos sociales que conducen a la victimización; la prevención de esa victimización y de conductas individuales de tipo victimal y, en todo momento, dar respuestas sociales válidas a las víctimas, bregando por un sistema de justicia que tenga en cuenta las necesidades de la víctima, así como que, instituciones e individuos formen redes solidarias a los efectos de que se cumplan los postulados precedentes. (2)

Para ello resulta indispensable educarnos en el ejercicio y la defensa de los Derechos, entendiendo la condición de vulnerabilidad como algo no absoluto, sino definitivamente superable. Este presupuesto debe guiar el estudio, la atención y la defensa de los derechos humanos.

Refiriéndonos específicamente a la violencia con los Ancianos, podemos mencionar que desde mediados de los años setenta, el abuso y negligencia en el trato con Adultos Mayores, emerge como un problema social privado, que demanda reconocimiento y acción pública para que se le pueda encontrar una solución efectiva; una vez más la educación, cumple un papel trascendental que debería impulsar a un mayor conocimiento del envejecimiento y la vejez, como etapa evolutiva con sus procesos normales y patológicos.

La violencia en el hogar y el maltrato de miembros de la familia menos capaces de defenderse siempre ha existido, pero esta problemática se ha intentado mantener oculta hasta no hace tanto tiempo. La violencia invisible aparece como aceptada en silencio, generando complicidad. Los Derechos Humanos deben ser preservados especialmente cuando los afectados son grupos sociales vulnerables, en estos casos resultan insuficientes declaraciones o programas; son necesarias leyes operativas que obliguen a los estados y a la comunidad.

"Consideramos la discriminación como una forma de violencia que consiste en el trato diferencial hacia una persona o grupo de personas sobre la base de ciertas características accidentales (color de piel, religión, sexo, situación económica, opiniones, edad, etc.), antes que las conductas cumplidas, la función desempeñada, los méritos personales u otras circunstancias similares, surgidas no de la condición humana, sino del obrar humano". "Al respecto podemos decir que los prejuicios -considerados como el estado mental que permite la discriminación - configuran un aspecto muy arraigado de la cultura de ciertas sociedades y, casi siempre, van acompañados de falsas opiniones, que toman la forma de estereotipo. Los prejuicios se transmiten de generación en generación, condicionando desde sus primeros años de vida tanto a quien discrimina como a quien es discriminado (3).

Butler (1975) "Equipara el proceso de estereotipar y discriminar a la gente por ser anciana, con lo que el racismo o sexismo pueden lograr en la discriminación por sexo o color de la piel. Las actitudes de prejuicio y los actos de discriminación por edad pueden hacer que los jóvenes visualicen a las personas de edad avanzada como diferentes a ellos y poco a poco dejen de identificarlas como seres humanos". La descripción y toma de conciencia de los mitos imperantes en la sociedad son una vía fundamental que permite acceder a la comprensión del fenómeno de la Violencia Familiar.

Vivimos en un mundo competitivo, donde ser "joven" es un objetivo en sí mismo (con sus atributos: "delgado", "hiperactivo", "eficiente", etc.), fomentado aun más por los medios de comunicación. Es entonces que sobre quien "no cumple" con tal mandato social, pende una forma de maltrato cual es la "amenaza" de excluirlos del sistema. Las personas que por cronología no responden al modelo valorizado, son la representación de aquellos que no se pueden permitir ser, bajo pena de que se cumpla la amenaza.

El trabajo de dilucidar este patrimonio de creencias colectivas (mitos y prejuicios sociales), es primordial para entender cómo operan dentro de uno mismo y de los demás; llegar a descontaminar el pensamiento, las opiniones y los sentimientos de tales mitos, es el paso previo y obligado para aquel que se debe poner en contacto con la problemática de la Violencia en la Vejez.

"El maltrato del anciano es una conducta destructiva que está dirigida a una persona mayor, ocurre en el contexto de una relación que denota confianza y reviste suficiente intensidad y/o frecuencia como para producir efectos nocivos de carácter físico, psicológico, social y/o financiero de innecesario sufrimiento, lesión, dolor, pérdida y/o violación de los derechos humanos y disminución en la calidad de vida para la persona mayor".(4)

La O.P.S. en 1993 y luego la Asamblea Mundial de la O.M.S., la han definido como un problema de Salud Pública y se está convirtiendo en una preocupación cada vez más seria en la Región y en el mundo. La violencia está presente en todo el continente, y en algunos países hay indicios de que se está desarrollando una "cultura de la violencia".

Acerca de la detección y diagnóstico del maltrato con los Ancianos.

Para la detección del maltrato es fundamental tener claro cuales son los factores de riesgo, sin perder de vista que en la mayoría de los casos el anciano, por una parte tratará de encubrir a sus cuidadores (familiares o no), ya que le teme a las represalias; al mismo tiempo que su baja autoestima los hace considerarse "merecedores de malos tratos". El equipo Gerontológico deberá utilizar como uno de los principales factores del diagnóstico de maltrato la sospecha, ya que la experiencia nos indica que entre el relato de la víctima y los síntomas hallados suele no haber coincidencia. Tanto por falta de conciencia como por el desconocimiento de los criterios para la detección y el diagnóstico, sólo se tienen evidencias imprecisas de la situación y esto incide en el subregistro de casos existentes.

Enfatizamos que al tratarse la violencia de un fenómeno social, los distintos emergentes interactúan:

F a m i l i a r

VIOLENCIA

S o c i a l  I n s t i t u c i o n a l

La persona mayor no sólo es miembro de la familia, sino también de la Sociedad, es decir, un ciudadano con una historia productiva, creador de riqueza social y, por lo tanto, con plenos derechos para exigir que la Sociedad, a través del Estado, le devuelva parte de su contribución social en forma de pensiones y jubilaciones suficientes, viviendas adecuadas y servicios sociales que le garanticen una vida digna, autónoma y libre. Actualmente estamos transitando una situación particularmente crítica, donde en muchas familias coexisten la jubilación de los mayores con el desempleo de los más jóvenes (que en muchísimas ocasiones, les proporcionaban ayuda económica), de manera que ambas generaciones, aunque por causas diferentes, sufren la pérdida de autoestima y marginación social, las cuales suelen ser disparadores de violencia familiar.

La victimización social del Anciano comienza por los mitos y prejuicios que la justifican, y terminan con su discriminación. La discriminación contra los Mayores es una experiencia a la que todos podríamos llegar, SALVO que los parámetros sociales sean modificados entre TODOS: las actuales y las futuras víctimas.

Insistimos (e insistiremos) en cuanto a que mitos y prejuicios sociales internalizados tanto en quienes diseñan las políticas sociales para la vejez, como en quienes atienden a las Personas de Edad, conducen a actuar erróneamente, generando algún tipo de violencia consciente o inconscientemente.

Describiremos distintos tipos de maltrato:

MALTRATO ECONÓMICO

La persona mayor no sólo es miembro de la familia, sino también de la Sociedad, es decir, un ciudadano con una historia productiva, creador de riqueza social y, por lo tanto, con plenos derechos para exigir que la Sociedad, a través del Estado, le devuelva parte de su contribución social en forma de pensiones y jubilaciones suficientes, viviendas adecuadas y servicios sociales que le garanticen una vida digna, autónoma y libre. Actualmente estamos transitando una situación particularmente crítica, donde en muchas familias coexisten la jubilación de los mayores, con el desempleo de los más jóvenes (que en muchísimas ocasiones, les proporcionaban ayuda económica), de manera que ambas generaciones, aunque por causas diferentes, sufren la pérdida de autoestima y marginación social, las cuales suelen ser generadoras de violencia familiar.

Por una mera cuestión cronológica los ancianos son a veces desapoderados de la administración de sus bienes, por sus parientes más jóvenes, instaurando una tutela que ninguna norma prevé. Están impedidos de solicitar y/o ser avales de un crédito, basados en normas escritas o no, en establecimientos bancarios. Se los exime de votar, incitando una apatía política que conlleva a no considerar el peso electoral de ese sector y, por lo tanto, considerarlo la variable de ajuste en la economía nacional.

Respecto del usufructo vitalicio (cuando los viejos donan a sus hijos en vida todos sus bienes), si usufructuar (significa tomar los frutos de algo), de lo que se trata es que el disfrute de alguien no implique una pérdida o despojo para el anciano. Señalamos la gravedad que puede llegar a significar la venta o el disponer por parte de miembros de la familia de la vivienda u otros bienes del Anciano, sin consultarlo. Esta situación de decidir por él y no con él, produce un deterioro grave en su Calidad de Vida, e incuestionablemente se convierte en abuso y maltrato, ya que se trata de un comportamiento intencional.

El flagelo de la violencia no es privativo de una clase social por sobre otra, así como tampoco lo es el nivel socio-económico. Subrayamos esta cuestión porque existe el mito: más pobre = más violento, y otros "atributos" por el sólo hecho de ser pobre; es más, en el tema específico de Ancianidad, suele ocurrir que quienes más tienen suelen oponerse al nuevo matrimonio de su padre o madre viuda, no respetando los sentimientos de éstos, y la mayor cantidad de solicitudes de "insanías mentales" se da en las capas económicamente más altas. Señalamos la gravedad que puede llegar a significar la venta o el disponer por parte de miembros de la familia de la vivienda u otros bienes del Anciano, sin consultarlo.

Una de las manifestaciones más crueles del maltrato económico son los haberes jubilatorios tan escasos, que impiden a los Mayores llevar una vida independiente y digna.

La jubilación compulsiva, y especialmente la de nuestro País que no refleja la necesidad económica de los jubilados, los coloca en un nivel de desplazamiento social, de hábitos de consumo, y aun de posibilidades de sobrevivencia, convirtiéndose en un ingrediente más al maltrato social.

VIOLENCIA ESTRUCTURAL:

En la configuración arquitectónica de la mayoría de las casas donde viven Mayores, no se tiene previsto la adaptación, ni la seguridad que posibilite la autonomía de vida.

Asimismo ante el creciente desplazamiento poblacional de las áreas rurales a las altamente urbanizadas, es imprescindible adaptar las ciudades para que sus ancianos puedan acceder sin impedimentos donde necesiten concurrir.

Los planificadores urbanos y los decididores políticos no pueden dejar de tener en cuenta que un porcentaje elevado de habitantes son Adultos Mayores; sin embargo los semáforos no están regulados tomando en cuenta esta problemática, y a diario, podemos observar el pánico de nuestros viejos cuando deben cruzar alguna avenida. Otro grave problema son los medios de transporte colectivo, que no sólo presentan la dificultad del ascenso y descenso, sino los agravios de que son objeto por estas dificultades, y al igual que en edificios, mercados, consultorios médicos, clínicas, oficinas que estando ubicadas en pisos superiores y no posean ascensores, constituyen verdaderas barreras arquitectónicas que dificultan su movilidad, también puertas giratorias, desniveles, etc. incluyendo el hacinamiento en la vivienda familiar o institucional.

No tomar conciencia de estas realidades, implica generar situaciones que devienen, al limitar su campo social, en otra forma de maltrato.

MALTRATO FÍSICO

Si bien las escasas estadísticas no reflejan la realidad en su totalidad, se manifiesta en forma de golpes y todo tipo de maltrato corporal. Estas situaciones se incrementan cuando las víctimas son:

· personas obesas;

· Que permanecen mucho tiempo en cama, (incluye falta de habilidad para asearlo).

· Dementizadas;

· Enfermedades crónicas incapacitantes de origen físico o mental,

· Hipoacúsicas o con algún otro tipo de discapacidad,

· Incontinentes.

generando a veces en el cuidador, abuso y maltrato.

Otras formas son:

· Situaciones de abandono,

· Desnutrición,

· Descuido de la salud, que se puede expresar como submedicación o sobremedicación,

malas condiciones de habitabilidad, medio ambiente de riesgo, cuyos indicadores son, falta de luz, ventilación defectuosa, inexistencia de servicios higiénicos sanitarios, calefacción, confinándolo en lugares sanitariamente inadmisibles.

· Familias en las cuales a través de las distintas generaciones, la violencia corporal es aceptada como práctica cultural que no se cuestiona y tal vez fue considerada siempre como la forma normal de las interacciones personales y de la resolución de conflictos.

MALTRATO PSICOLÓGICO

Hay una ajuricidad manifiesta en los hechos cotidianos que "curiosamente" pasan desapercibidos.

En casos de convivencia, particularmente familiar, como consecuencia de la modernización, las rápidas transformaciones sociales, al tiempo que el debilitamiento de los roles que tradicionalmente venían cumpliendo las personas viejas, producen cambios en las relaciones, originando tensiones en la convivencia familiar que generan algún tipo de violencia contra los Viejos (6).

Cuando los Mayores se convierten en dependientes económicos, físicos y emocionales de sus hijos, muchas veces se invierten los roles, el tener que dejar el rol de adulto independiente para ocupar el rol de adulto dependiente, los coloca en una situación de riesgo. Si se trata de una familia con características violentas, el Anciano es víctima de las mismas conductas autoritarias y humillantes que reciben los niños. Por otro lado, como todo ser considerado "débil", puede convertirse en el "chivo expiatorio" de todas las tensiones y conflictos de la familia. A veces la violencia es el medio de comunicación para "controlar" y "manejar" a la persona anciana. El no escuchar o prestar poca atención a la necesidad de comunicarse por parte del Adulto Mayor, lleva a una disminución de la interacción social.

Se manifiesta también en forma de insultos, agravios que de una u otra manera, subestiman al anciano. Pero cualquiera sea la causa del maltrato psicológico, sabemos que puede generar en él problemas tan serios como depresión y aislamiento, llegando en algunos casos extremos hasta el suicidio.

Como Agentes de Salud, debemos entender que los malos tratos no constituyen un problema insoluble. Cuantas veces se podrían evitar situaciones de abuso y maltrato si, por ejemplo, cada uno de los miembros del Equipo de Salud, antes de tomar una decisión que ponga más en riesgo al Anciano, pudiera bajar sus niveles de omnipotencia, los cuales hereda desde una formación universitaria que no los ha capacitado para estos nuevos enfoques, evitándole sufrimientos innecesarios que implican un deterioro de su Salud Integral (nos estamos refiriendo a reiteradas internaciones en unidades de cuidados intensivos, estudios sofisticados que impliquen traslados y movilizaciones poco conducentes). Obviamente si el criterio profesional evaluado interdisciplinariamente no deja espacio para otra alternativa, amerita que se compense con la prestación de una atención que evite al viejo mayores sufrimientos.

La propuesta está orientada a que los profesionales identifiquen las prioridades, evitando situaciones que puedan provocar daños irreparables en la salud física y mental de los pacientes. Para lograr un acercamiento que permita acceder a la problemática y ayudar a las víctimas en su recuperación se torna imprescindible por parte del equipo de atención: escuchar, atender y comprender sus relatos.

ABUSO SEXUAL

Si como venimos exponiendo, "ponerle voz al silencio", con relación a la violencia y el maltrato en sus diversas manifestaciones, resulta aun costoso para una sociedad que muchas veces se comporta como sí "aquí no-pasa nada", es de imaginar cuanto más difícil se torna cuando se debe abordar la problemática de abuso sexual, porque aun hoy en día todo lo relacionado con sexualidad y genitalidad sigue teñido por tabúes y prejuicios.

Los movimientos feministas jugaron un papel decisivo al llamar la atención sobre la violencia específicamente dirigida contra la mujer (violación, abusos sexuales, malos tratos, etc.). Se elaboraron así programas de asistencia y se habilitaron centros para las víctimas de estos delitos, que no siempre son denunciados. Por otro lado, estas iniciativas atrajeron la atención sobre el grave problema de los niños maltratados. (7) Otra cuestión es cuando hablamos de Ancianas, ya que por lo general no denuncian y por tratarse de personas de edad, particularmente sobre el sexo, ellas mismas tienen internalizados muchos prejuicios que arrastran desde su niñez y se puede ejemplificar así:

Mito: Sólo las jóvenes atractivas y provocativas son violadas.

Realidad: Todas las mujeres pueden ser víctimas de un asalto sexual.

No existen "salvoconductos" de edad, raza, religión, clase social, profesión, nivel educacional, etc. Al asumir la vigencia de este mito, la gente tiende a disculpar el comportamiento de los violadores y a culpar a las mujeres que son atacadas.(8).

La Sociedad, los que lo rodean, exigen que adecue sus conductas al "rol" o "imagen social" que se tiene de los Mayores, sin importar lo que las personas quieren ser, y así sufren los "tabúes sociales" más que la carga de los años. Incluimos la desvalorización de la persona abusada como sujeto de derecho a ejercer su sexualidad.

El mito del "viejo verde" o el de la inexistencia de todo apetito sexual, contrasta con la realidad que habla de "una actividad y un interés sexual tan propios de la vejez como de cualquier otra etapa de la vida"

Este tipo de violencia se agrava significativamente para aquellos casos en que los Mayores están institucionalizados. Prejuiciosamente se impide el ejercicio adecuado de la sexualidad por carencia de espacios privados y falta de intimidad, prohibiciones para salir en pareja, enamorarse, mantener relaciones, volver a casarse, etc.

Es imprescindible que la sociedad y la familia tengan una actitud franca, abierta, de aceptación de la sexualidad como un elemento importante en la vida del ser humano, que pueda contribuir al bienestar, a la dicha, a la felicidad de los ancianos, al desarrollo positivo de la personalidad, una actitud libre de prejuicios y tabúes, libre de censura y reservas.

VIOLENCIA INSTITUCIONAL

a) En toda sociedad existen instituciones consideradas autoritarias y otras democráticas, sin embargo, cuando en estas últimas, el Anciano es víctima de maltrato, tanto por parte del personal profesional como administrativo, nos planteamos el interrogante: existe violencia en las instituciones democráticas? Lamentablemente y por la experiencia que deben vivir, cotidianamente, nuestros viejos, la respuesta es afirmativa.

b) Cuando son internados en instituciones geriátricas las situaciones más arriba descritas se agravan, porque no sólo sufren el impacto de la marginación y el desarraigo social, sino que en la mayoría de los casos el personal que los atiende como no ha recibido ningún tipo de capacitación, obra con tantos mitos y estereotipos que al condicionar su accionar a estos, exhibe el maltrato y el abuso como hecho de poder y no de servicio.

Se torna imprescindible la necesidad de una toma de conciencia sobre la situación de la víctima vulnerable en nuestra Sociedad; los procesos de victimización que sufre, y las respuestas sociales institucionales (9). Una vez que se detectan las dificultades institucionales, la mejor manera para ayudar a las víctimas es el abordaje desde las diversas disciplinas que ofrecerán diferentes respuestas con un objetivo común: mejorar la Calidad de Vida de los Mayores.

"Velar para que las personas mayores reciban un trato digno, tanto en el ámbito familiar como en las residencias, los hospitales y los centros geriátricos, con

pleno respeto a su dignidad, sus creencias, intimidad, etc. independientemente

de la edad, el sexo, la raza o la procedencia étnica, minusvalía o situación económica".

Consejo Económico y Social Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.

 PROPUESTAS

En nuestro País desde enero de 1995, contamos con la ley 24.417 de "Protección contra la Violencia Familiar", que si bien contempla la protección de la Justicia Civil respecto de las víctimas de maltrato, tiene en su misma redacción pautas tanto definitorias como operativas que significan asimismo una violencia, respecto de los Ancianos está impregnada de prejuicios, infantilizándolos.

Es por ello que sería deseable a corto plazo, ya que la legislación de fondo no contempló a este grupo vulnerable, lo hiciera la reglamentación, estableciendo los recursos necesarios y conducentes para la protección y rehabilitación de las víctimas y que en un futuro próximo se dictara una ley que contemple la violencia familiar y social contra los ancianos, partiendo del conocimiento del tema, con el asesoramiento de personas capacitadas y, con principios ideológicos que asimilen en definitiva, a esta violencia con la violación de los Derechos Humanos.

Las diversas modalidades de maltrato que sufren o pueden sufrir los Ancianos son lo suficientemente dramáticas como para que sin postergaciones se tome conciencia de ellas, también hemos detectado y por eso observamos como en el estudio Canadiense (10), que muchas veces se sobredimensiona el tema, sin considerar la angustia que produce en la población de Edad Mayor.

Decidir por el Adulto Mayor y no con él, produce un deterioro grave en su Calidad de Vida, e incuestionablemente se convierte en abuso y maltrato, ya que se trata de un comportamiento intencional. Por ello señalamos que la Violencia en sus diferentes expresiones se produce en todos los sectores sociales, y lo hacemos porque sólo liberados de "falsas creencias" podremos intentar su abordaje.

Proponemos como objetivos la difusión de la existencia de la problemática, más que la difusión no se limite a la narración de hechos de violencia, sino a la construcción de estrategias de Educación, Concientización y Prevención

Prevenir es anticiparse. Disponer de antemano. Ver con anticipación un daño o perjuicio. Advertir. Tener en cuenta las experiencias anteriores para prevenir la aparición o probable aparición de algo ya conocido. La PREVENCIóN está íntimamente relacionada con la PARTICIPACIÓN. El sujeto debe ser el eje central y transformarse así en: Agente de salud, agente defensor de los derechos humanos, agente central del proceso de desarrollo social.

Ante el flagelo de la violencia ejercida con los Mayores; la Sociedad en su conjunto pero especialmente los decididores políticos y los profesionales, deberán prestar más atención a los problemas de las Personas de Edad, elaborando alternativas con el fin de erradicar las causas de la violencia hacia ellos. Tengamos en cuenta que toda mejora para los Mayores de hoy, es una mejora para todos nosotros, que más tarde o más temprano llegaremos a esa etapa de la vida