Argentina. Vulneración de los derechos de los adultos mayores

Jueves, 04 de Septiembre de 2008

Canal: Recortes de prensa

(168 Horas – INFOCÍVICA - lunes 1 de septiembre de 2008) En momentos en que se discute una reforma previsional para garantizarles haberes más dignos a las personas jubiladas, distintas organizaciones no gubernamentales que trabajan con adultos mayores advierten sobre la vulneración de los derechos de este enorme sector de la sociedad. El abandono por parte tanto del Estado como de sus familiares, sumado al poco compromiso empresario, son tres características que destacan las ONG sobre el presente de los viejos en Argentina.

Aunque la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) es una entidad reconocida, pocos saben que tiene una comisión dedicada a los adultos mayores y sus derechos. Nora Pochtar, coordinadora de la misma, dice: “En los 90, vimos un desconocimiento social sobre los derechos de los adultos mayores. Y lo que no se conoce, se viola con más facilidad. Ante esa situación surge la Comisión de Adultos Mayores en la APDH”.

Pochtar reveló que, según encuestas hechas a adultos mayores, un 24 por ciento dijo que se le “falta el respeto”. Ese porcentaje se ve duplicado en los casos de ancianos y ancianas internados en geriátricos, sean estatales o privados. “Ellos llaman ‘falta de respeto’ a lo que son violaciones a sus derechos”, dice Pochtar.

La Fundación Ovo es otra entidad que trabaja con el sector. Su presidenta, la doctora en Psicología Silvia Gelvan de Veinsten, asegura que “los derechos más vulnerados de nuestros ‘viejos’ son el derecho a la salud, a la convivencia intergeneracional, al aprendizaje y a la reorientación ocupacional. Hay una contradicción entre una mayor longevidad de la gente y una sociedad que no está preparada para sostener a los ancianos”.

Por supuesto, la situación económica es clave. Eugenio Semino, Defensor de la Tercera Edad de la ciudad de Buenos Aires, recuerda: “la CGT fija el salario mínimo indispensable en 1240 pesos. Y el 70 por ciento de los jubilados cobra 670 pesos de bolsillo. La situación de la tercera edad es crítica, al no tener haberes medianamente dignos.”

Las jubilaciones bajas impactan en otros derechos. “Al no tener un haber suficiente, hay quienes no pueden comprar los remedios”, afirma Semino. En la Defensoría se encargan de recibir reclamos referidos a trámites jubilatorios y también reciben demandas sobre mala atención de la salud. Sobre este último punto, el defensor de la Tercera Edad señala que la mayoría de los reclamos se basan en la atención de enfermos agudos, prótesis, psicogeriatría e interrupción en la entrega de medicamentos, en especial oncológicos.

Pero los desafíos que deben atravesar los adultos mayores no se reducen al mundo de la salud ni a las jubilaciones que no alcanzan. La familia es un aspecto clave a tener en cuenta. Gelvan de Veinstein explica que “hay familias abandónicas, hay las que ‘viven’ a los ‘viejos’ y las que los asilan. Es imprescindible impulsar una ley pro-respeto a los mayores, para hijos y nietos. Y, por qué no, pensar en un régimen de visitas obligatorias a aquellos que están internados.”

Semino, por su parte, dice: “registramos denuncias por maltrato familiar a ancianos y, si la situación lo amerita, hacemos la denuncia penal o buscamos una mediación. Y no hay que olvidarse de los casos en los que se viola el derecho a la libertad, cuando el anciano es internado en un geriátrico contra su voluntad”. En ese sentido, un trabajo patrocinado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), arrojó que un 30 % de los adultos mayores recluidos en geriátricos de Capital y Gran Buenos Aires fue enviado a esas instituciones sin haber sido consultado. Como hubo varios geriátricos que no aceptaron facilitar el llenado de la encuesta, se puede inferir que el número de ancianos internados en esos establecimientos contra su deseo es mucho mayor.

Gelvan de Veinsten, de Ovo, propone “formar brigadas de jubilados en condiciones, que vigilen lo que les pasa a los otros”. Y, como parte del intento por cambiar la mirada social negativa sobre la vejez, la presidenta de Ovo asegura que “por ley, cada escuela tendría que tener por lo menos un proyecto o actividad con los ‘viejos’ de la zona. Y los mayores podrían, a su vez, enseñar cosas a los chicos”.

Pochtar, de la APDH, pone otro dedo en la llaga. “Muchos viejos no denuncian lo que les pasa, porque saben que existe el prejuicio de que están dementes y que no les van a creer nada de lo que dicen. Por eso, muchos sufren situaciones de maltrato y violencia en silencio”.

Otro tema preocupante es la modalidad de robo a personas mayores, lo que en algunos casos termina con homicidios. Semino cuenta: “Verificamos que se rompió cierto código del delito, que era ‘no pegarle al abuelo’. Antes había algún tipo de identificación positiva con el viejo, que hoy parece haberse perdido. Para el delincuente, el viejo representa alguien débil y, en un sentido, tan pobre como él. Por eso se generan agresiones tan virulentas. Es como romper el espejo que adelanta”.

Gelvan de Veinsten agrega que los planes de responsabilidad social de las empresas no contemplan a este grupo. También al sector privado le cabe la responsabilidad por la situación en la que se encuentran los geriátricos no estatales, muchos de los cuales son locales clandestinos. Semino explica que “el personal de un geriátrico representa el 70% del costo, así que los ajustes se realizan sobre la cantidad y calidad del personal”.

Para mayor información, contactarse con APDH, llamando al 4372-8594 o por email a adultosmayores@apdh-argentina.org.ar; con la Defensoría de la Tercera Edad, al 4338-4900 int. 7575 o con Fundación Ovo, al 4701-6804