El Nuevo Herald
1/4/2008
Llegaron a Estados Unidos con la idea de labrarse un futuro mejor y lo consiguieron. Pero ahora son cada vez más los inmigrantes latinoamericanos en edad cercana al retiro que están optando por regresar a su país de origen para sacar mejor provecho a sus cheques del Seguro Social, pensiones privadas y ahorros de toda una vida.
La migración del retorno, el fenómeno "salmón'', la jubilación global....
Como quiera que se le conozca, uno de cada 10 latinos, entre los 40 y 74 años de edad, piensa seriamente volver a la tierra que los vio nacer o a otro lugar en la región americana que ofrezca facilidades a los pensionados en el campo de la salud, vivienda y alimentación, según una investigación reciente de la AARP (Asociación de Personas Retiradas de Estados Unidos), una entidad no lucrativa que estudia el comportamiento, las necesidades y las opciones de aquéllos en la segunda mitad de la vida.
Actualmente unos 5.3 millones de hispanos reciben pagos del Seguro Social. De esta cifra, los hispanos naturalizados en Estados Unidos que cobran sus cheques de jubilación en Latinoamérica a través de depósitos en el sistema bancario suman más de 86,000.
En general, las estadísticas de la Oficina del Seguro Social muestran que la cantidad de pensionados con asignaciones y cheques de jubilación en el extranjero aumentaron a paso veloz. Hace seis años eran alrededor de 188,000; hoy superan largamente los 280,000 beneficiarios.
"Durante los últimos 36 meses estuve madurando la idea de jubilarme en el extranjero, y he decidido volver a Quito a mitad de este año. Allá es posible mantener el nivel de vida al que uno está acostumbrado, incluyendo la cobertura de medicinas'', dijo Mario Oña, un pensionado ecuatoriano que trabajó como administrador industrial durante más de dos décadas entre Chicago y la Florida.
"Cuando lo comparas con Estados Unidos, es definitivo'', agregó el hombre, de 63 años, refiriéndose a las ventajas comparativas y al poder adquisitivo más alto de su asignación de retiro en ciertos países de Latinoamérica, como Nicaragua, México, Panamá, Ecuador, y Costa Rica.
En medio de una situación económica turbulenta y voces que anuncian la llegada de una recesión, la gran mayoría de los hispanos de la tercera edad muestran interés por el costo de vida en las Américas, y sus beneficios financieros y de salud, que en promedio acaso puedan llegar hasta ser un 50 por ciento más económico.
"Es interesante el hecho de que otras naciones resulten siendo más atractivas para los jubilados y, que al mismo tiempo, los estados ‘bandera' que eran vistos por los jubilados como una suerte de paraísos ahora pierdan brillo, como la Florida y el sur de California, donde el costo de la vida ha subido muchísimo'', afirmó Omar Lizardo, un profesor asociado del Departamento de Sociología en la Universidad de Notre Dame.
La AARP calcula que en la próxima década 3 de cada 10 latinos que viven en Estados Unidos serán parte de un flujo migratorio en sentido contrario; es decir, optarán por la jubilación en Latinoamérica.
"La idea del fenómeno del ‘salmón' se está analizando con mucho interés. En el caso de los latinos, el movimiento revela que uno nunca deja de pertenecer a su país; esa red y capital social favorecen la vuelta a casa'', argumentó la demógrafa de la Universidad Internacional de la Florida (FIU) María Aysa, haciendo referencia al pez que vuelve a donde nació para desovar y morir.
Para Aysa, la globalización también ha dado impulso a la migración del retorno.
"El retorno migratorio hace más sentido ahora, y vamos a seguir observándolo porque hay signos de un bajón de la actividad económica'', aseveró Jorge Salazar Carrillo, un economista de del sur de la Florida y profesor de FIU. "Es indiscutible porque los mismos anglos lo hacen [jubilarse en el extranjero]. En países con monedas que no se han recuperado, los pensionados nortamericanos hacen frente a gastos más bajos. El nivel de vida es confortable porque es menos costoso'', explicó Salazar.
Los expertos coinciden en que la definición de la jubilación está cambiando drásticamente en el siglo XXI para añadirle un sentido práctico y de audacia antes desconocido.
Este es el caso de la peruana Teresa Amigo, quien tras haber vivido más de 20 años en el sur de la Florida decidió invertir en el mercado de bienes raíces de Lima un buen porcentaje del dinero que ganó en la venta de su casa en Palmetto Bay.
"Ha sido una inversión que va a garantizar un retiro más cómodo. Además, allá [en Perú] tienes la facilidad de contratar atención de salud personalizada, que es uno de los puntos más delicados cuando hablas del retiro. En Estados Unidos no sería tan fácil'', dijo Amigo, de 56 años.
La decisión de emigrar es una mezcla de aventura, ansiedad de ir al encuentro de las raíces y sentir el calor del entorno familiar. Los jubilados exploran el terreno, pero vuelven si ven que no camina el proyecto.
"Estamos viviendo más años, por eso surge la pregunta acerca de cómo hacer que el dinero nos alcance'', puntualizó Gabriela Goddard, una estudiosa del tema de la jubilación global y editora de la revista AARP Segunda Juventud.
"La mayoría ha pasado gran parte de sus años laborables en Estados Unidos, pero así y todo se reinventan para irse a vivir a otro lado'', añadió Goddard.