La epidemia silenciosa. ¿El alcoholismo es una problemática de los mayores?

Martes, 26 de Febrero de 2008

Canal: Envejecimiento y vejez

Autor: Ricardo Iacub
Diario La Cita
Diciembre 2007.
Disponible en:
http://www.ricardoiacub.com.ar

EL abuso de alcohol en adultos mayores es más habitual de lo que solemos considerar y una de sus principales características son los importantísimos problemas de salud que provoca. Lamentablemente esta sociedad suele manejarse por prejuicios, focalizando este problema entre los jóvenes y no observando a los mayores. Como consecuencia, los servicios de salud no detectan o subdiagnostican esta adicción, o más aun, cuando intentan hacerlo lo hacen con los criterios propuestos para los más jóvenes.

Fácilmente podemos creer que un joven puede consumir alcohol y como sociedad nos preocupamos, tratamos de encontrar soluciones y enfrentar la temática. Sin embargo nos cuesta ver a las personas mayores que consumen, y cuando lo hacemos, solemos tener más rechazo, particularmente si son mujeres. Quizás por el prejuicio de pensar al adulto mayor como un abuelito, desconociendo otros aspectos de su vida. Es importante que como sociedad podamos reconocer el problema, saber las consecuencias que produce y, fundamentalmente, estar al tanto de las soluciones de las que disponemos.

Aun cuando es cierto que la proporción de alcohólicos disminuye a medida que avanza la edad, ya sea porque lamentablemente no muchos llegan, o porque algunos, frente a las tremendas consecuencias físicas, van abandonando, existen más alcohólicos de los que solemos suponer entre los mayores.

Se considera que existen dos tipos de bebedores entre los adultos mayores: aquellos que han consumido siempre, lo cuales suelen ser varones; y el otro grupo de personas que comienza a beber después de los 65 años, que suelen ser mujeres viudas.

El abuso de alcohol en personas mayores genera una amplia gama de problemas físicos, psicológicos, sociales y cognitivos, mayor que en otras edades.

Las consecuencias físicas son particularmente dañinas y se produce una especial sensibilidad cuando se lo mezcla con la ingesta de medicamentos.

Los grandes bebedores tienen mayor tendencia a estar enfermos y a sentirse más enfermos, razón que los lleva a actitudes hipocondríacas, es decir a pensarse en peor estado de salud del que realmente tienen, y por ello consultar más a los médicos.

Los síntomas depresivos pueden ser comunes, siente menos satisfacción con la vida, tienen menos amistades y relaciones con otras personas. El consumo genera hábitos de ocultamiento, los cuales suelen terminar con la vida social y familiar de una persona.

Los trastornos cognitivos suelen ser frecuentes, evidenciándose en la memoria o la capacidad de concentración, así como en los alcohólicos de larga data puede ser común que en su vejez tengan una demencia producida por el consumo.

En los últimos años se ha hablado mucho de los beneficios a nivel de la salud que promueve el alcohol, aunque resulta necesario aclarar que siempre se hace referencia a una ingesta leve a moderada, la que está asociada con una reducción en el riesgo de enfermedad cardiaca coronaria, accidentes cerebrovasculares y demencias. Obviamente estos beneficios no son válidos para personas con una historia de abuso en el consumo.

Es importante saber que, como en cualquier edad, modificar los hábitos puede beneficiar considerablemente la salud y el disfrute de la vida. Existen tratamientos médicos y psicológicos eficaces, pero es importante que todos nosotros comencemos a abrir los ojos ante esta epidemia silenciosa que aísla, enferma y degrada la vida de los adultos mayores.


Basado en:

Conolly Brian Lawlor O'Connell Henry (2003): "Alcohol use disorders in elderly people—redefining an age old problem in old age" BMJ. 2003 September 20; 327(7416): 664–667.

Schaie Warner y Willis, Sh.(2003) Psicología de la Edad Adulta y la Vejez Pearson Prentice Hall 5ta edición Madrid