Aprende a vivir

Jueves, 10 de Enero de 2008

Canal: Recortes de prensa

La Nueva España
9.1.2008.

CARMEN PÉREZ NOVO Hace unos días -y en relación a unas declaraciones de Woody Allen en las que decía que la vida es algo trágico, brutal y sin sentido y que, a medida que se envejece, las cosas empeoran y se vuelven más deprimentes-, un par de amigos, ya cincuentones, se declaraban completamente de acuerdo con el optimista director de cine americano.

La verdad es que lo tienen bastante complicado las personas que piensan así, en nuestro entorno, en donde la esperanza de vida ronda ya los 80 años. Y, por si fuera poco, la cifra va en aumento. Por eso, ¿no les parece muy triste y aburrido recorrer ese largo trayecto con ideas tan negativas? Porque es cierto que, a medida que pasan los años, casi sin percibirlo, se experimenta un cierto debilitamiento de la vitalidad y la curiosidad. Y algunas personas, en un intento desesperado para aliviar la angustia que les produce ese decaimiento, eliminan las arrugas del cuerpo y la grasa sobrante, con un sinfín de intervenciones de cirugía estética; otras se lían la manta a la cabeza con una pareja quince o veinte años más joven, y una gran mayoría cede a la tentación del ensimismamiento y la costumbre.

¡Cómo nos complicamos la vida los humanos! Casi todos deseamos vivir muchos años. Pero eternamente jóvenes. Y eso es imposible. Porque el envejecimiento, aunque es un proceso fisiológico, va acompañado de incapacidades y decaimientos. De hecho, la hipótesis actual lo concibe como un deterioro paulatino por acumulación de daños moleculares en células y tejidos, que favorecen las enfermedades y la muerte. Y si queremos tener una estancia más o menos agradable en este «universo caótico y violento» -son palabras del alegre pensador Woody Allen-, según un estudio publicado en el «American Journal of Psychiatry», debemos consumir alcohol de forma moderada, dejar el tabaco, hacer ejercicio físico, mantener un peso adecuado, alcanzar un buen nivel de estudios, tener pareja estable, y adoptar una actitud positiva ante los problemas. ¿Que esto sí que les parece triste y aburrido? Pues todavía hay más, porque, según Felipe Sierra, del National Institute of Aging (NIA), de EE UU, es de suma importancia no dejar de sonreír y tomarse las cosas sin demasiada seriedad.

O sea que, resumiendo, señoras y señores, la vida es, más o menos, como una partida de póquer. Podemos empezar con mejores o peores cartas, pero luego todo depende, indudablemente, del azar, pero también de cómo administremos esos naipes. Y por la cuenta que nos tiene, si queremos disfrutar de esta vida que nos ha tocado en suerte, tenemos que aprender a manejarlos, porque, guste o no, la triunfal historia de la longevidad no ha hecho más que empezar.