Físicamente, uno puede ser muy anciano como para tener un bebé o escalar el Monte Kilimanjaro. Pero la frase "Soy demasiado viejo para..." debe usarse con precaución. Con demasiada frecuencia se usa como excusa para ajustarse a los populares estereotipos de cómo deben comportarse las personas mayores. Así, los estereotipos comunes sobre el comportamiento apropiado para la edad, en definitiva, se reflejan en los comentarios de una mujer mayor, "Soy demasiado vieja para salir a bailar", o la viuda que exclama: "Soy demasiado vieja para estar coqueteando como una adolescente".
Según lo ven los investigadores italianos Diego Romaioli y Alberta Contarello, la frase "Soy demasiado viejo para..." es una narrativa tóxica. Si uno la elige para sí puede sofocar sus impulsos, suprimir su imaginación, y evitar que uno se involucre activamente en la vida. En lugar de desafiar y cambiar los estereotipos comunes, uno se convierte en su víctima.
Para explorar estos temas más a fondo, los investigadores entrevistaron a 78 adultos de todas las edades. La mayoría gozaba de buena salud, había completado su escuela secundaria, y era económicamente estable. A cada uno se le preguntó sobre el uso de la frase "Soy demasiado viejo para...". Los investigadores descubrieron que hubo casos en los que la frase funcionó de forma autodestructiva. El participante masculino de más edad dijo que era demasiado viejo para comenzar una carrera. Sin embargo, ahora hay un número creciente de jubilados que están comenzando nuevas carreras, y éstas suelen ser más satisfactorias que aquéllas en las que han participado durante la mayor parte de su vida adulta. También hubo muchos que no usaron la narrativa "demasiado viejo para… ". Este caso aparecía especialmente entre los encuestados que hablaron positivamente de sus vidas. Por ejemplo, un anciano habló con entusiasmo sobre su libertad para hacer lo que deseaba: "A menudo voy a las montañas, asisto a centros, enseño en escuelas que me lo solicitan, y así ¡tengo una gran vida!” Simplemente, no parecía preocupado por las normas de la edad.
Los investigadores se interesaron especialmente en lo que llamaban contranarrativas, es decir, en historias usadas para resistir o frustrar la tendencia a inclinarse ante las normas sociales. Tres de estas contranarrativas deberían ser ampliamente compartidas, razón por la cual las etiquetamos de la siguiente manera:
Determinación: algunos encuestados simplemente estaban decididos a mantener sus modos juveniles. Utilizaron la frase “el poder de la voluntad”, para referirse a sus esfuerzos por mantenerse fuertes, animados y comprometidos sin importar los costos.
Resistencia: Algunos encuestados estaban muy conscientes de los estereotipos y sentían que era su deber luchar contra ellos. Uno debe romper las normas de “actuar según tu edad” simplemente porque son perjudiciales.
Integridad: Otros encuestados sintieron que simplemente tuvieron que actuar como lo hicieron; fueron obligados por el impulso o el deseo de ser como son. Había entre ellos la sensación de que su identidad estaba alineada con esa actividad. "Si no continúo en la carrera, no soy la persona que creo que soy".
Los investigadores advirtieron que su muestra no incluía pobres, participantes sin educación o con una discapacidad severa. Para ellos, la narrativa de ser demasiado viejo puede ser una forma de describir sus condiciones de vida. Si uno está enfermo o tiene problemas para poner comida en la mesa, luchar contra los estereotipos no es una prioridad fundamental.
De: "I'm too old for …” looking into a self-sabotaging rhetoric and its counter narratives in an Italian setting (‘Soy demasiado viejo para...’ : investigando una retórica de autosabotaje y sus contranarrativas en un ámbito italiano)", por Diego Romaioli y Alberta Contarello, Journal of Aging Studies (Diario de estudios sobre el envejecimiento), 2019, 48, 25-32.
Mary y Kenneth Gergen
Boletín del Envejecimiento Positivo Nº 95
enero / febrero / marzo de 2019