Informaciones

Editorial N° 122 de Marzo de 2010

Lunes, 08 de Marzo de 2010
Editoriales RLG

Reconstruir con perspectiva de sociedades para todas las edades y proteger los derechos humanos

El pasado 27 de febrero la naturaleza se encargó de poner, nuevamente, en nuestra agenda de preocupaciones la situación de las personas adultas mayores, en casos de emergencia. Aquel día sábado, un fuerte terremoto, seguido por un tsunami, afectó un vasto territorio y población de Chile, provocando pérdidas de vidas humanas, viviendas, infraestructura vial y fuentes de trabajo. La magnitud de la catástrofe es de muy altas proporciones y, aunque Chile, por su geografía, es un país expuesto a terremotos, maremotos y erupciones volcánicas, no estuvimos lo suficientemente preparados para mitigar sus impactos sobre la población. Dos minutos bastaron para poner luz sobre nuestras desigualdades e inequidades sociales, nuestras pobrezas y riquezas humanas, nuestras fortalezas y debilidades institucionales, para evidenciar la necesidad de proteger y asegurar derechos humanos y trato digno en todas las edades y en toda circunstancia.

Comparativamente con otros países, Chile cuenta con una mayor capacidad para hacer frente a este tipo de emergencias y disminuir el número de víctimas que implican. Tal capacidad reside, entre otros muchos factores, en la posibilidad de transmitir, de una generación a otra, enseñanzas sobre formas de comportamiento durante eventos naturales catastróficos. Numerosos testimonios dan cuenta de que muchas vidas se salvaron gracias al conocimiento compartido por las personas viejas con respecto al actuar de la naturaleza en estos casos y a las maneras de buscar resguardo.

Sin embargo, las personas adultas mayores han sido uno de los grupos de edad más afectados por esta catástrofe. Alrededor de un 40% de las primeras víctimas fatales identificadas, de las cuales se informa su edad, corresponden a personas mayores de 60 años y se presume que un porcentaje significativo de viviendas de dichas personas, ha resultado seriamente dañada. Simultáneamente con esta cruda realidad, un alto número de personas mayores de 60 años se encuentra prestando servicios voluntarios en organizaciones de ayuda humanitaria, como Pastorales de Adulto Mayor, a la vez que Asociaciones y Uniones Comunales de Personas Adultas Mayores organizan campañas para ir en ayuda directa de otras personas viejas más afectadas por esta catástrofe nacional.

Como nunca antes, el terremoto y el tsunami que afectaron esta vez a nuestro país, dejan en evidencia que no existe mejor forma de prevención que el desarrollo con equidad social y la construcción de un hábitat en armonía con la naturaleza que permita reducir la vulnerabilidad de las personas ante situaciones de emergencias. Siendo Chile uno de los países más envejecidos de América Latina, resulta fundamental enfocar la reconstrucción en la perspectiva de sociedades para todas las edades.

Como coordinadora de la Red Latinoamericana de Gerontología y en nombre de la misma, agradezco sinceramente los numerosos mensajes de solidaridad recibidos.

Ximena Romero
Coordinadora RLG
8 de marzo de 2010.