Informaciones

Editorial Nº 107 de Diciembre 2008

Martes, 02 de Diciembre de 2008
Editoriales RLG

Vejeces: múltiples personificaciones para nuevas formas de vivir la vejez

Tal vez uno de los mayores peligros en los cuales se puede incurrir al diseñar políticas y programas cuyos destinatarios son personas viejas, es partir de la idea de que éstas constituyen  un colectivo uniforme, con similares necesidades y anhelos.  Probablemente no exista un grupo etario, más heterogéneo que la actual generación de personas adultas mayores.  De ahí que el término vejeces  resulte más apropiado para dar del carácter singularmente complejo que representa vivir la vejez en los tiempos actuales.

Unas décadas atrás, cuando el envejecimiento aún discurría por caminos silenciosos, bastaba pensar a las personas viejas conforme a dos personificaciones sociales principales: la de jubilado/a o pensionado/a, y la de abuelo/a.   Lo cierto es que hoy estas categorías resultan ser muy limitadas para dar cuenta de las múltiples personificaciones que emergen de la constitución de un contingente de personas cada vez más numeroso que comienza, aunque lenta pero sostenidamente, a manifestar su disconformidad con el aprisionamiento de roles que hasta ahora la sociedad les ha conferido.

Conocer las características que asumen aquellas diferencias, es crucial para encaminar acciones que puedan llegar a tener una resonancia social que permita maximizar oportunidades para avanzar en la inclusión social de las personas adultas mayores; condición imprescindible para que nuestras sociedades puedan favorecerse plenamente de los beneficios que el envejecimiento puede reportar a su desarrollo y convivencia social.  Pero aquel reconocimiento no se puede realizar sin la participación de quienes son protagonistas de las mismas, en este caso, las personas adultas mayores.

La inclusión y participación social de las personas mayores debiera recorrer entonces las dimensiones y ritmos que les son propios, constituyéndose nuestra  actuación en facilitadores de esos procesos.

Cuando nuestra actuación, sea desde el ámbito de las ONG como estatal, asume más el carácter de “intervención” que de catalizador de capacidades y oportunidades, se tiende a actuar en forma normativa haciendo desaparecer en forma burocrática las diferencias a las cuales se ve como un problema y no como fuente de capacidades transformadoras.  Aquello coarta el derecho de las personas mayores a decidir por si mismas sus utopías de vejez que desean vivir y las acciones que están dispuestas a realizar para hacer aquello realidad.

Reconocer y respetar las diferencias, permitiría dejar aflorar las múltiples personificaciones que residen en las vejeces de las personas viejas, facilitando el desarrollo y consolidación de procesos de cambios más profundos que reclama el creciente envejecimiento que viven nuestros países.

 

Ximena Romero – Coordinadora de la RLG

Christel Wasiek – Asesora de la RLG

 

1 de Diciembre de 2008.