Informaciones

Empleo para la tercera edad, un espejismo

Jueves, 30 de Junio de 2005
Envejecimiento y vejez

Publicado en portal de la Asociación Mexicana en Dirección de Recursos Humanos, A.C. . Junio 2005

De acuerdo con el Consejo Nacional de Población (Conapo), se estima que en México, hoy en día, hay cerca de 7.9 millones de adultos mayores, quienes representan 7% del total de la población. ¿Con los programas que ofrece el gobierno se resuelven sus necesidades?

 

México tiene dos problemas en el horizonte cercano: el acelerado envejecimiento demográfico y las bajas pensiones que se ofrecen a este sector de la población. Esto último, aunado a la falta de previsión y ahorro, está provocando que cada vez sean más los adultos mayores que, luego de jubilarse o quedar viudos, buscan oportunidades para sentirse útiles, en el campo laboral.

 

Es así como el envejecimiento se convierte en un problema social que se asocia cada vez más con la pobreza, la enfermedad, la discapacidad y el aislamiento.

 

¿APOYO A LA TERCERA EDAD?

 

En varias ocasiones, los líderes de cúpulas empresariales e industriales han manifestado su interés por que surjan programas especiales de empleo para personas mayores de 60 años y que se involucre a las empresas nacionales en su desarrollo

 

Entre otras buenas intenciones han manifestado la necesidad de modificar la legislación laboral y crear un registro nacional de jubilados para conocer las características, conocimientos y capacidades de quienes desean reintegrarse al mundo laboral.

 

En 15 ó 25 años habrá más personas adultas que jóvenes en el país, por lo que resulta conveniente instrumentar soluciones de largo plazo. El gobierno federal, a través del Instituto Nacional de la Senectud (INSEN) y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol), se han encargado de instrumentar programas que pretenden ofrecer empleo a jubilados en áreas que no demandan esfuerzo físico, como venta directa y atención a clientes.

 

Lo cierto es que las empresas participantes en este tipo de programas son pocas y casi todas ofrecen puestos de niveles operativos y con magras remuneraciones, casi ninguna considera a aquellos jubilados con educación universitaria.

 

DESILUSIONAN OFERTAS DE TRABAJO A ANCIANOS

 

Doña Teresa Estrada tiene 81 años, hace un año que enviudó, se levantó a las seis de la mañana con la esperanza de encontrar trabajo en la 3a. Feria de empleo, autoempleo, capacitación y servicios para las personas adultas mayores de 60 años, que organizan el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (Inapam) y la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol).

 

José Luis García tiene la maestría en Filosofía y Letras por la Universidad Iberoamericana y a sus 68 años le urge un empleo para independizarse de sus hijos, con quienes vive desde que falleció su pareja.

 

Iginio Cedillo tiene 70 años de edad y 17 de ellos los ha sobrevivido sin empleo, pero ahora necesita un trabajo para mantener a su esposa y a su hija que es madre soltera.

 

Todos ellos acudieron a la Feria del Empleo, pero se fueron decepcionados, con la misma incertidumbre con la que despertaron. Sólo había trabajo en el ramo de las ventas, la limpieza o la seguridad privada, con salarios de mil a 2 mil pesos mensuales.

 

El currículum de Elizabeth Ceballos es impecable: ha trabajado en las mejores empresas de su ramo, domina el inglés, e incluso tiene experiencia internacional. Sin embargo, hay algo que no resulta atractivo para la mayoría de los empleadores: tiene 66 años, razón suficiente para ignorar sus capacidades.

 

Los hechos reflejan esta visión: de los 7 millones de mayores de 60 años que viven en el País, sólo el 40% tiene trabajo, y en el caso de las mujeres, es apenas el 20%.

 

"En un restaurante me dijeron que sí necesitan una persona con mi perfil, pero que les conviene más contratar a una jovencita recién salida del colegio porque trabajan mucho y les pagan poco, y yo ya no sé qué hacer. "Nadie me ayuda, hasta pedí trabajo de sirvienta, pero no me quieren porque dicen que sólo contratan a las de menos de 40, estoy desesperada, vivo de la pensión que mi papá le dejó a mi mamá", relata Elizabeth casi al borde del llanto.

 

Para poder acceder a una, los adultos mayores hicieron largas colas, cargando con una mano el bastón y en la otra su currículum y los papeles que respaldan toda una vida de productividad, perdida en su mayoría por la edad o por las enfermedades que ésta trae consigo.

 

A diferencia de Elizabeth, para Margarita Solórzano fue un buen día. Llevaba un año buscando trabajo porque tuvo que dejar el que tenía para cuidar a una de sus hijas, que tiene insuficiencia renal. Y ayer, en el primer stand al que se acercó le ofrecieron lo que buscaba: ser demostradora en un supermercado, en donde le van a pagar 3 mil pesos por ocho horas al día.

 

"Yo me sentía bien mal estando en mi casa, preocupada por el dinero, porque sólo vivía de mi pensión; no sé cuántas enfermedades me inventaba, hasta tomaba té para los nervios; pero ahorita que me dijeron que ya tengo trabajo, hasta le hablé a mi hija para contarle, porque me siento muy contenta", cuenta emocionada.

 

Quizá el más suertudo sea don Guadalupe Murillo, un señor que tiene su propio grupo de música norteña, pero que, por la competencia, tiene la necesidad de buscar otro sustento. Después de recorrer tres pasillos encontró una empresa en la que le ofrecieron trabajo como extra en una película, con el único requisito de saber bailar quebradita , ya que le informaron que habrá un casting.

 

La empresa Enigma Representaciones ofreció empleo a las personas adultas mayores como extras , modelos y edecanes. "No es necesario que sean jóvenes ni tengan buen cuerpo porque en el mercado hay muchos productores que requieren de personas como ustedes", decía la publicidad de la empresa. Ese letrero bastó para que se formara una fila de decenas de mujeres y hombres que, como requisito, posaron frente a una cámara de video para decir su nombre y edad, pero al final se fueron con la clásica promesa: "Nosotros le llamamos".

 

A las 5:30 de la mañana comenzaron a llegar los primeros desempleados a esta feria que se inauguró a las 9:30 de la mañana. Antes de ingresar al salón donde se colocaron las empresas participantes, los organizadores explicaron se ofrecerían cerca de 10 mil vacantes "en los ramos administrativo, comercial y de servicios".

 

Pero ya adentro, el mayor número de ofertas laborales se refería a las ventas de productos de belleza, ropa y lencería. Otros ofrecían puestos de ayudantes de limpieza con todas las prestaciones de ley y en contados casos se trataba de ofertas de empleo como elementos de seguridad privada o en el área de telemarketing. Esto lo confirmó el propio Inapam, al explicar que en esta feria se ofrecerían 6 mil vacantes por comisión y 4 mil plazas con sueldo base.

 

En esta feria participaron entre 87 y 63 empresas como la Asociación de Empresarios de Iztacalco, Grupo Gigante, Seguros Atlas, Banamex y Comercializadora Relox, entre otras. Pero también hubo espacios para el cuidado personal donde de manera gratuita se hacían cortes de cabello, aplicación de tintes o manicure.

 

Doña Teresa Estrada regresó al cuarto que renta por 600 pesos al mes para hacer cuentas otra vez y administrar la pensión de mil 400 pesos mensuales y la ayuda económica que recibe del Gobierno del Distrito Federal, sin la cual "no sé si viviría". José Luis García insistirá en otros lugares "porque quiero sentirme útil y no ser una carga para mis hijos". Iginio Cedillo está preocupado porque abandonó el empleo muy joven a causa de la muerte de una de sus hijas y ahora no recibe ni una pensión. Guadalupe Murillo se fue contento y esperará a que lo llamen para participar en el casting. Es su única esperanza.

 

QUIERO SENTIRME ÚTIL

 

Además del ingreso, indispensable para compensar la ausencia de una pensión, o para poder satisfacer las necesidades propias de su edad, como lo son pagarle al médico o comprar una medicina, los adultos mayores buscan un trabajo para saberse útiles, que aseguran es el principal estigma que la sociedad tiene hacia ellos.

 

Es el caso de Margarito Mejía, quien dice que el dinero no le preocupa tanto porque tiene un ingreso asegurado con su venta de herramientas de segunda mano en un tianguis. Por eso aceptó la propuesta que le hicieron en el club del Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores al que va: fungir de bolero gratuito para todos los asistentes a la feria del empleo.

 

Y eso que nunca había boleado un zapato, pero con tal de estar ocupado, Margarito les dio una boleada gratis a todos los que se lo pidieron. "Lo más importante para mí es tener una actividad, que no se me duerman las piernas por no hacer nada, lo importante es sentirme útil a mis casi 80 años, porque la gente cree que nosotros somos inútiles, pero no es verdad, nosotros tenemos la capacidad de valernos por nosotros mismos".

 

En México hay 6.9 millones de personas mayores de 60 años

(40% de esa población se encuentra ocupada)

 

- 1 millón 656 mil hombres     - 552 mil mujeres

- 4 de cada 5 adultos mayores no cuentan con ingresos por pensiones o jubilaciones

- 2 de cada 3 hogares con un integrante adulto mayor se encuentra en situación de pobreza

- Según la Encuesta Nacional de Discriminación, 2 de cada 10 adultos mayores se sienten rechazados por la sociedad

- 3 de cada 4 piensa que una persona de su edad tiene pocas posibilidades de mejorar

- 40.5% de los mexicanos los considera como el grupo más desprotegido del País

- 60% de los mexicanos no emplearía a un mayor de 60 años, pese a demostrar capacidades.

 

PROPUESTAS

 

•  Creación de un banco de datos con la información de los jubilados que existen en el país, clasificados por la experiencia que han adquirido a lo largo de su vida. Esta herramienta podría ayudar a atender a los adultos que requieran mayor capacitación.

 

•  Las empresas que contraten personal de la tercera edad deben evitar abusos y asignar salarios competitivos, ya que el pago para un adulto en realidad sería mínimo, si se considera la experiencia que recibirá la empresa.

 

•  Modificar la ley laboral para que las empresas que contraten personas de la tercera edad eviten asumir compromisos. Estos, sugieren, deberían regirse por una reglamentación diferente, para aprovechar su experiencia en el sector productivo.

 

Lo cierto es que, mientras son peras o son manzanas, estamos dejando desprotegido a uno de los grupos de población más importantes y, que a la larga traerán más problemas, dado el acelerado crecimiento de la población de la tercera edad. Es tiempo de que dejemos atrás el paradigma de que México es un país de jóvenes.

 

 

FUENTE: CONAPO, COLEGIOS.NET, EL UNIVERSAL, REFORMA

 

 

Publicado en www.ameri.com.mx/apartados/articulos/art150605/empleo3aedad.htm