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Carta de Lima – 2012. Programa Regional Cáritas a favor de las personas adultas mayores en América Latina y el Caribe

Lunes, 29 de Octubre de 2012
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CARTA DE LIMA - 2012
IX Encuentro del Programa Regional Cáritas “Trabajo social a favor de las personas adultas mayores en América Latina y el Caribe” (PRAM)
Ciudad de Lima 23 al 26 de octubre de 2012.

“Tenemos puesta la esperanza en Dios vivo, que es el Salvador de todos los hombres” 1 Timoteo 4,10b.

En la alegría de habernos reunido como Programa Regional Cáritas a favor de las personas adultas mayores en América Latina y el Caribe – PRAM – hemos compartido y evaluado nuestro caminar. Constatada en la experiencia y validez de nuestras prácticas, queremos consolidar lo que se está construyendo y la urgencia de profundizar en los temas que nos interpelan para responder adecuadamente a las diferentes realidades del envejecimiento de la población adulta mayor. Participamos delegados de Cáritas Chile, Cáritas Cubana, Cáritas del Perú, Fundación para el Bienestar del Adulto Mayor de la Cáritas Arquidiocesana de México, la Red Latinoamericana de Gerontología (RLG), la Asociación Reciclázaro - Cáritas Lapa, Sao Paulo, Pastoral da Pessoa Idosa de la CNBB, Brasil, la Pastoral Social Arquidiocesana de Panamá, Pastoral Social Caritas Boliviana, Cáritas Alemana y la presencia del Padre Francisco Hernández, secretario del SELACC. Ha sido un intercambio de experiencias muy diversas de servicios, promoción humana y desarrollo con miras a una sociedad para todas las edades.

Los informes de organismos internacionales y nacionales especializados sobre el envejecimiento muestran las altas tasas de exclusión y de pobreza que viven las personas adultas mayores en las áreas urbanas y rurales, en las cuales la discriminación es más doliente en el mundo de la mujer y de los pueblos originarios, que atenta contra la dignidad humana y nos hace escuchar el imperioso grito “Dónde está tu hermano”.

Esta situación nos exige a todos como sociedad civil hacernos responsables de los derechos de ciudadanía a partir de nuestros deberes. Es un imperativo ético desde nuestra identidad cristiana construir una solidaridad intergeneracional. El evangelio nos descubre la gratitud frente a las generaciones que nos han antecedido e hicieron posible nuestro presente.

En nuestro encuentro hemos reflexionado sobre las pensiones no-contributivas. En la población de los países de la región de América Latina y el Caribe hay desigualdad en términos de distribución de riqueza, ingreso y acceso a la seguridad social. Las políticas implantadas en las últimas décadas en materia de empleo, trabajo y seguridad social no han mejorado la cobertura a ingresos mínimos por medio de pensiones, ni de salud a las personas adultas mayores en edad de jubilación.

Si bien se han implementado pensiones no contributivas, éstas son insuficientes, inseguras en su continuidad y además hay una importante población adulta mayor en situación de pobreza que aún carece de protección social. Siendo importante promover la participación ciudadana por los derechos de las personas adultas mayores e incidir en políticas y medidas que establezcan pilares para asegurar condiciones de ingresos económicos y salud para la población. Teniendo especial preocupación en las brechas e inequidad en la población con trabajo informal, mujeres, población rural.

Desde nuestra identidad de ciudadanía para una sociedad para todas las edades, es imperativo que los estados nacionales a través de sus gobiernos desarrollen e implementen políticas sociales que mejoren las condiciones de seguridad social para llegar a la pensión universal que contribuya a una vida digna para todas las personas adultas mayores. Desde nuestra inspiración y conducta cristianas que nos exigen la construcción del reino y, la práctica de la doctrina social que nos orienta para construir una sociedad justa y solidaria, nos lleva a promover esta pensión universal para todos.

Viendo la realidad, constatada en los informes y, a través de nuestro caminar para transformar esta realidad, nos exigimos: dar continuidad a nuestro proceso como PRAM. Creemos que es imprescindible consolidar el esfuerzo que se ha estado haciendo: la formación en gerontología social y en metodologías de intervención comunitaria; prácticas en las áreas de cuidado, auto-cuidado, trato digno, cumplimiento pleno de los derechos humanos. Así como responder a necesidades emergentes que nos exigen una formación especializada y con metodologías apropiadas.

JESÚS EL CRISTO, nos exige el compromiso con los más pobres y marginados. Nuestros obispos en Aparecida nos hacen el llamado de una atención especial hacia las personas adultas mayores, cuando nos dicen: Fijemos nuestra mirada en los rostros de los nuevos excluidos: entre los cuales se menciona expresamente a la persona adulta mayor. Por eso, la Iglesia con su pastoral social, debe dar acogida y acompañamiento a estas personas. (Cfr. 402). Hacemos un llamado a que este desafío sea realmente asumido por todas las Cáritas de la Región y por la Iglesia en América Latina y el Caribe.

En el Año de la Fe y desde la nueva evangelización a que nos convoca su Santidad Benedicto XVI, expresamos que en las personas adultas mayores vemos a Cristo que nos interpela a construir, en el testimonio, una sociedad para todas las edades, y que nos exige la denuncia profética de las iniquidades que nos alejan de una humanización según la inspiración del Evangelio, y la vivencia ética de los Estados, en donde la dignidad de la persona humana sea el centro de su quehacer en función del bien común.
 

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